SEMIOLOGÍA PSIQUIÁTRICA Y PSICOPATÍA

Psicopatia Dr.Hugo Marietan

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SEMIOLOGÍA PSIQUIÁTRICA Y PSICOPATÍA


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Comentarios sobre «Despojo«

 

1) Estimado
Doctor Marietan:

Me tomo la
libertad de expresarle algunos comentarios acerca de su
libro Despojo.

¿Hasta que punto
es conveniente saber de lo que una persona es capaz de
hacer?, ¿Qué tan conveniente es estar conciente de que a
un ser no le importa en lo mas mínimo despojar
(literalmente) la vida a la gente, sin importarle en lo
mas mínimo, incluso aquella que lo aprecia?

¿No sería mejor
ignorar que existe este increíble egocentrismo para no
decaer en el pesimismo?, ¿no sería más conveniente
desconocer esta información, como un intento de evitar
llegar a vivir atrapado en la angustia ante un futuro
desesperanzador?

¿Será por esto
que los complementarios prefieren actuar así, cerrar los
ojos, como un intento de evitar aceptar que es imposible
un cambio positivo en el comportamiento del ser querido?

Estas preguntas
me las he planteado y le comento que desde mi particular
punto de vista, yo considero que es conveniente conocer y
aceptar la información que existe al respecto.

Información
recabada en base el método científico por lo que considero
es sin duda confiable, mucho más que aquella que se basa
en nuestra intuición o incluso en base a nuestros deseos.
Debemos estar preparados y tener muy bien conceptualizados
cuales son los límites, es decir, hasta que punto el
comportamiento del ser con el que nos relacionamos se debe
tolerar.

De no haber
tenido yo contacto con un psicópata, su primer cuento,
Despojo
, me hubiera parecido el más inverosímil.
Paradójicamente, me parece muy real la forma en que
expresa el comportamiento del complementario.

Puede parecer
inverosímil porque en este momento del cuento, el límite
se ha traspasado desde hace ya algún tiempo, el matrimonio
ha durado 10 años. En este tiempo Clarita
paulatinamente ha ido imponiéndose y ha ido ganando
“privilegios”. En este punto Paulino ha pasado de
la tolerancia racional al sufrimiento abnegado, se ha
acostumbrado a esto y su único consuelo y justificación es
aferrarse a la idea de que Clarita debe madurar, “algún
día ella entenderá y sabrá apreciar su amor incondicional
”.

Doctor, lo
felicito por su libro y por compartir su arte.

Le confieso que
me deprimió un poco pero, considero que se debe entender
que es lo que expresa, más allá del morbo o la crítica a
la que están expuestos este tipo de personajes.

Por ejemplo,
para mi, uno de los principales moralejas es que en cierta
forma, debe ayudar a los complementarios a discernir hasta
que punto pensarán continuar participando en el rol de
víctimas que han decidido adoptar, porque, si después de
leer este tipo de información  continúan justificando lo
injustificable, creo que solo queda tratar de explicarles
algo así como el que no hay peor ciego que el que no
quiere ver.

Pero este tipo
de situaciones, no deja de parecerme un ciclo confuso,
porque si trato de visualizar la perspectiva del
victimario, me encuentro con un dilema, pues desde mi
punto de vista, en el fondo ellos no son culpables por lo
menos de no sentir culpa, y aquí me he empezado a
confundir un poco después de haber leído en un taller de
encuentro matrimonial el siguiente concepto expuesto:
la culpa no existe propiamente como sentimiento, el
sentimiento que le corresponde es el de pena o vergüenza
.

Por último, sé
que usted sabe mejor que nadie la veracidad de su libro,
pero le comento que, al definir las historias de su libro
como cuentos me parece se les adjetiva de una forma
optimista (o irónica quizá). Yo considero que son
historias porque su esencia es real. Con excepción de “La
carga
”, en su libro no se narran historias producto de
la imaginación. Es utópico que estas historias no se den,
basta con leer el periódico el día de hoy para
corroborarlo.

Saludos desde
México
y le agradezco su atención.


Atte: Francisco A.

 

2) Los cuentos que
componen «Despojo» de Marietan evidencian el poder
de sugestión de la narrativa pura y atrapan al lector por
la fuerza de sus argumentos crueles y realistas. Sus
personajes viven intensamente y desnudan sus pasiones más
turbias, pero, al mismo tiempo, revelan aspectos humanos
complejo y muestran el dolor causado por las conflictivas
relaciones interpersonales.

Este es un libro que
contará, sin duda, con la adhesión de muchos lectores
interesados en una narrativa vigorosa y original.

Cristina Arnedo,
Licenciada en Letras

 

3)
Despojos
te engancha en cada historia. Tienes una facilidad
increíble, para contar cosas tremendas en pocas palabras y
transmitir el horror del personaje. Ahora que las he
podido leer enteras, me ha gustado mucho más. Son
terribles, son crueles, pero también las hay
esperanzadoras, como
Migraña
.
Me encanta cuando lo pone en la calle, es un final feliz.
Desconcierta
El día que Dios
falló
¿por que lo has llamado así? ¿Que falló?
en esta historia tengo la sensación que la mujer en
realidad se venga de su placer, siente repulsión de si
misma y mata al objeto que se lo produjo. Muero de pena
con el niño (Por
unos centavos menos
)
que corre en busca de una
madre que no lo es. No creas que no me siento
identificada, sin hambre, en otros tiempos, pero la misma
dureza. El rey es Paulino (Despojo).
No sé si es idiota, un pobre hombre, un gilón, como
dirían en Salobreña o una escoria de persona, no lo sé, me
confunde. Si te puedo decir que siento alivio cuando se
mata, no tenía mas salida, hizo lo correcto.

Me gusta la
portada, me encanta la foto que has puesto tuya.

Paloma Diez, España, julio 2007

4) Impresiones sobre
Despojo de Hugo Marietán, por Olga Saíni, agosto 07

Despojo
tiene la virtud de recrear todos los actores que llevamos
dentro y principalmente aquellos tan negados a fuerza de
cultura y represión y los hace jugar-actuar en la escena
de la vida. Muestra lo más intrincado del ser humano, sin
velos. No encubre, no justifica, presenta el drama en 
absoluta desnudez y se apoya en el realismo de los
diálogos perfectos. Frases breves, como todo lo
contundente y las palabras que ocupan el lugar exacto y
que se animan a ser esas palabras y no otras.

No obstante
Marietán sabe aderezar el dolor con gotas de poesía: “El
olor de los oréganos salvajes le dio confianza y siguió
corriendo
”. “El sol a pleno, el camino inmenso”.

Marietán suelta
los miedos, el instinto, las pulsiones, las sombras, y las
pone allí, donde se contrae el límite con la muerte y la
locura, quizá para mostrarnos realmente quiénes somos o
podríamos llegar a ser.

PRESENTACIÓN DE «DESPOJO», en el Taller de Marcelo di
Marco,  16 de agosto 2007.

El
maestro Marcelo di Marco (izquierda), Marietan (centro) y
Daniel De Leo

 

5)
Despojo es un ejemplo de contundente eficacia, una
lección de síntesis. Historias muy coherentes en su
conjunto, donde el denominador común es la fatalidad. El
lector se adentra en un mundo de extremos y tensiones, y
el corazón se le hace cada vez más pesado, como de piedra,
y la angustia se le condensa en la garganta. Pronto tiende
a anhelar que alguna historia lo conduzca hacia un final
piadoso. Pero los personajes nunca alcanzan la salvación,
incapaces de esquivar el destino que ha trazado para ellos
la pluma de Marietan. ¿O se lo trazaron ellos mismos?
En la mayoría de estos cuentos existe un instante, quizás
ilusorio, en el que uno tiene la esperanza de una salida.
Una salida para nada trágica, quiero decir. Hay un punto
de inflexión, disimulado y sutil, que el personaje no ve o
no quiere ver. Y una vez que da el paso hacia adelante no
le queda otra que entregarse a lo que ya no tiene arreglo,
y el lector lo acompaña en sus padecimientos hasta el
final. Un destino que, pareciera, el mismo personaje se ha
buscado, como si en el fondo —pero esto nunca lo vamos a
saber— eligiera el crimen o el suicidio.
“El camino es fatal como la flecha. Pero en las grietas
está Dios, que acecha”. Estos versos de Borges se ajustan
a la coherencia de Despojo. El dios de estas historias no
es otro que el autor, un dios que no interviene demasiado
en los destinos sino que se limita a acechar, concentrado
más que nada en preparar el terreno para la acción, para
lo trágico. Marietan no es responsable; mejor dicho, se
las ingenia para no quedar como responsable de tanta
muerte.
Hay un momento en que lo inevitable se percibe como algo
lejano. Sin embargo, llega. En “Sin resto”, el Porteño
sale a buscar su destino. Y uno comprende, amargamente
pero consciente de que se trata sobre todo de un ejercicio
de estilo, que el final de este cuento es el mejor de los
finales posibles. El Porteño camina hasta el rancho del
enemigo, el Moncho, los dos se escrutan en la noche, una
lechuza cruza el cielo, agorera, y ya no tiene sentido
presenciar el combate, el torpe manejo de los cuchillos,
la sangre en el cuello o la garganta. Marietan, como buen
narrador, se detiene. Y la suspensión del desenlace, el
silencio de esa postal infinita cuyo resultado se
prefigura de antemano, potencia el final.

 


En Despojo hay garra, hay hueso y nervio. Nada de
minuciosidades superfluas ni de meandros. Marietan no cae
en la tentación de sabotear los cuentos con parrafadas
psicológicas.
La estructura de la casa, robusta y con pilares de hierro,
salta a la vista. Marietan arroja adentro un arma y deja
la puerta entreabierta. Ingresan los personajes, pero la
puerta —esa grieta por la que podrían escabullirse— no se
cierra. El viento la mece y los goznes chirrían como si
quisieran recordarles que no todo está perdido. Van
surgiendo los detalles a medida que los habitantes se
desplazan por las habitaciones, sólo lo justo y necesario,
nada de elementos de distracción. A través de la ventana
los curiosos observamos, pasmados y temerosos, cómo las
manos se precipitan sobre la pistola o el cuchillo, y los
pasos de esa gente ya se orientan hacia un punto sin
retorno.

 

Daniel De Leo, escritor

 

 

6)  A Despojo, me lo devoré de una. Estoy en verdad,
golpeado, no solo son  despojos ajenos sino que te
despojan y su escritura coherente en contenido y forma es
tan despojada, lacerante, como el filo  del viejo Collins,
como todas las «armas» que parecen un denominador común.
Es incluso curioso como el psiquiatra, que podría caer en
el «psicologismo interpretativo» cede a la mera
contemplación, pero es cierto que sin ese conocimiento de
causa del que no se hace regodeo, no podrías conocer a tus
«criaturas» como las conoces.

Es en verdad una descarnada poesía de
la frase corta, del diálogo mordaz, de la aliteración, de
la variación del punto de vista, de la incertidumbre, del
incluso «engaño» al espectador, todo lo que hacen
cinematográficas estas historias «crueles» (al decir de un
Abelardo Castillo), despiadadas y humanizadas a la vez
como la crudeza de un Quiroga, limpio sin un adjetivo que
sobre, yo diría con orgullo gracias Hugo, me hiciste
sentir como ese niño de ocho años corriendo en busca de
amparo, en un inevitable «eterno retorno» a la impunidad,
apenas con un pedazo de pan casero, algo más tierno,
recién horneado, como escaso consuelo. Así de vació se
queda uno, empezando el nuevo cuento, sin dejar de mirar
para atrás el anterior.

Me duelen las pastillas, la coca y el
sándwich mordisqueado a tirones, el animal y la maza de
despojo, me sorprendió encontrar en un espectacular
thriller, la dramatícula del baño de Sandra y Verónica, de
una tensión y de una carga emocional potentísimas, el
espanto de la mujer asaltada que tiene que huir , echar a
correr como única manera de librarse del miedo, sola ante
la incomprensión , como la venganza, eternizada Orestiada
en «El día que Dios fallo» y las traiciones, el elemento
fantástico de «Ruido» o la «Carga», el juego de tiempo en
«El tajo», la densificación de la muerte en soledad ante
una puerta inalcanzable que estremece «En los últimos
pasos…». El presentido final inevitable de «Itinerario»,
Eneida, vuelta al hogar de una patria prometida que sólo
es puro «desencanto», y como , al mirar, al ponerle cara a
las cosas, sin duda se curan las migrañas…

No sé, me encontré en todos ellos y
se clavaron como puñales, como los estruendos de esas
armas calientes porque han disparado…

La poesía en vos está en el drama
mismo, en una esquina de Talcahuano y Sarmiento, en Yenny,
Abasto, Aroma, Frávega, en un «sapucay que cortó la
noche»…

Tengo mucho por aprender, gracias por
este libro que es una verdadera lección de sinceridad…

Juan José Arhancet,
dramaturgo, maestro de guiones de la ENERC

 

7) Muchas excelentes
obras literarias nunca tienen la difusión y el
reconocimiento que se merecen.
Un claro ejemplo: Despojo, el libro de cuentos de
Hugo Marietan (Editorial Ananké, 2007). Muy bien, no es
precisamente la literatura light que el común de la gente
acostumbra a leer (los que leen, claro). En Despojo
podemos encontrar historias con violaciones, asesinatos y
otros eventos desagradables. También hay relatos de corte
fantástico y hasta un emotivo homenaje a Adolfo García
Grau, a quien algunos recordarán como el eterno actor
secundario en las películas de Olmedo y Porcel. Todos
grandes cuentos, escritos con el estilo indicado:
sencillo, director, por momentos crudo hasta la
exasperación.
Para que se den una idea, el primer cuento, que le da
título al libro, comienza con la siguiente frase:
“El tipo apareció desnudo y con la verga erecta en la
puerta del cuarto”.
Pero el libro no se queda ahí, no señor: lo más
perturbador termina siendo el análisis de la condición
humana que se desprende de cada historia. Pensar que somos
capaces de actos tan atroces, tan bajos, tan
impredecibles… Da pavor la manera en que puede funcionar
la mente de uno.
Por lo tanto, les recomiendo leer Despojo.

Matías Orta, escritor,
21 de enero de 2008


http://elblogdemichifus.blogspot.com/2008/01/ningn-despojo.html

 

 

 

 

 

 


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Sobre el autor

Hugo Marietan

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SEMIOLOGÍA PSIQUIÁTRICA Y PSICOPATÍA

Hugo Marietan

Nacido en Buenos Aires, en 1951

Médico, Facultad de Medicina, Universidad de Bueno Aires, 1981, MN 62757

Médico Psiquiatra, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires, 1986

Formación Docente: Egresado del Curso de Formación Docente Pedagógica en Ciencias de la Salud y Carrera Docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires

Docente Adscripto a la Carrera Docente Facultad de Medicina. de la Universidad de Buenos Aires desde junio de 1991 a la fecha.

Académico Titular de la Academia Internacional de Psicología de Brasil (2002)

Para ver el curriculum completo: https://marietan.com/curriculum/

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