SEMIOLOGÍA PSIQUIÁTRICA Y PSICOPATÍA

Psicopatia Dr.Hugo Marietan

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SEMIOLOGÍA PSIQUIÁTRICA Y PSICOPATÍA


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Cartas Comentadas

El
hombre de la moto azul

Un amor no
correspondido

 

Estimado Dr. Marietan:

He leído su página Web sobre psicópatas
y me ha parecido altamente interesante, además me ha servido
para clarificar mucho las ideas sobre una relación rarísima
y muy tormentosa para mí, que acabo de dar por terminada.

Le mando el cuestionario de «¿Estoy con
un psicópata?» para conocer su opinión, si es tan amable, y
por otro lado, para que en caso de comprobarse que esta
persona es un psicópata, que así tengan más datos de cómo
actúan y se comportan.

Espero no haberme extendido demasiado
en las respuestas.

Si no me responde a este correo lo
entenderé, pues supongo que es una persona muy ocupada y que
recibe miles de consultas como la mía cada día.

De momento nada más, reciba un cordial
saludo y sepa que su página web es de gran ayuda para
personas como yo, que somos víctimas, o complementarios, o
como sea el término correcto, de psicópatas en potencia, y
por no saberlo, no lo hemos podido evitar a tiempo. Aunque
nunca es tarde para escapar de sus redes…

En mi caso desde luego, después de leer
su página web, estoy firmemente convencida para alejarme lo
máximo posible.

Sin nada más que añadir, reciba un
cordial saludo,

Mariela



 


CORP:
Cuestionario de Orientación sobre Rasgos Psicopáticos

Hugo Marietán,
2003, 2006 © Derechos Internacionales Reservados


www.marietan.com      Email: marietanweb@gmail.com



Instrucciones para llenar este cuestionario:

De un ejemplo,
o varios, por cada pregunta. Las preguntas contestadas
solamente

SI

o

NO
,
se anularán.

No interprete,
no dé motivos de las conductas, sólo

DESCRIBA
,
cuente lisa y llanamente lo que pasó, la conducta.

Advertencia:
El análisis de este cuestionario sólo se basará en las
respuestas de la persona que la contesta y estará en
correlación con la ideación que tenga el respondedor sobre
la psicopatía del presunto psicópata. Es decir, es un
análisis indirecto ya que no se analiza al presunto
psicópata directamente, sino que se analiza la imagen que
tiene el que responde este cuestionario de los efectos y
conductas del presunto psicópata.

 


Complete datos de la persona que se presume como psicópata
:

Edad: 29.

Estado civil:
Soltero.

Profesión,
estudio o trabajo que realiza: pintor de coches

Lugar de
residencia actual, ciudad y país:  España.

Sexo: Hombre.

Otro dato de
interés: Obsesionado con el motociclismo y con el color azul
oscuro. Tiene 3 motos, las tres azul oscuro: una de 600 cc,
otra de 125 cc y otra de 49 cc. Tiene dos coches color azul
oscuro: En una ocasión, necesitaba comprarse una carpeta
para sus clases de la academia, y no la compró porque no
había ninguna de color azul.

 


Datos de quien contesta el cuestionario (imprescindibles)
:

Edad: 32.

Lugar de
residencia actual, ciudad y país: España.

Profesión,
estudio o trabajo que realiza: Química universitaria.

Sexo: Mujer.

¿Qué relación
tiene o tuvo con esta persona?: Amorosa (por decir algo).

¿Cuánto
duró/dura la relación?: Algo más de un año.

¿Cómo la
conoció?: En un pub de la ciudad.

¿Qué le
atrajo/ atrae de esta persona?: Su mirada y su sonrisa.

¿Qué es lo que
más le hacía/hace sufrir? Su indiferencia hacia mí.

 

A.
Satisfacción de necesidades distintas

A1. Uso
particular de la libertad

¿Piensa que todo es posible?

No estoy
segura. En cierto modo sí. Por ejemplo, le gusta ir a 200 Km/h
en moto por la autovía, sabiendo que el límite es 120 km/h,
que está prohibido y que además es muy peligroso. Dice que
no le importa el peligro.

·        
Impedimentos: ¿Tolera
las frustraciones y los fracasos?

No. Por
ejemplo, cuando hemos hecho apuestas no soporta perderlas. Y
si es necesario, hace trampas para conseguir ganar.

Otro ejemplo:
hace poco él dijo que no quería tener una relación formal
conmigo, de modo que cuando le apetecía verme me llamaba, y
yo solía estar siempre “disponible”. No así al contrario.
Una vez quiso verme, y yo no podía por una serie de
compromisos esa noche, y así se lo dije. No contento, me
llamó 2 veces más y con mensajes al teléfono móvil,
insistiendo. Le dije que de verdad no podía (esa noche tenía
invitados en casa). Estuvo más de 3 semanas reprochándome
que “le rechacé”, y eso que al día siguiente de que él quiso
verme, yo le insistí varias veces en vernos, pero no
respondió ni a mis mensajes. Y así durante 3 semanas. Creo
que era una especie de “castigo” de él para mí.

Otra
frustración que creo que no toleró bien fue suspender su
oposición de policía el año pasado. Se entristeció mucho
durante un par de meses o más. Y creo que ahí fue cuando
cambió su actitud hacia mí, “a peor”. Como “si lo pagara
conmigo”.

En general,
durante el año que he estado con él se ha encargado
meticulosamente de que sepa lo mínimo posible sobre él. Por
eso no sé exactamente hasta qué punto le afecta una
frustración. En lo que a mí respecta, no acepta un “no” por
respuesta por mi parte. Si le digo que “no” a algo, en
seguida me amenaza con no verme más y cosas así.

 

A2.
Creación de códigos propios

·        
¿Respeta la ley y las
normas comunes?

En general creo que sí, pero con
excepciones. Por ejemplo, no respeta los límites de
velocidad en la conducción, tanto en coche como en moto, e
incluso presume de haber burlado a la policía de tráfico.

·        
¿Sigue su propia ley
y sus propios códigos?

Claramente Sí. Por ejemplo, es de
educación contestar a llamadas telefónicas, o dar una
explicación si falta a una cita en el último momento.

Su frase típica es: “Yo no tengo
por qué dar explicaciones. Y si te vas a poner en ese plan
me voy”.

Cuando le he acusado de haber
jugado con mis sentimientos y haberse aprovechado de mí,
queriéndome sólo para sexo y embaucándome con historias de
amor, en lugar de reconocer su culpa dijo: Bueno, yo me he
aprovechado de ti y tú de mí, así que los dos estamos igual.

·        
¿Carece de
remordimientos o de culpa?

Sí, totalmente. Por ejemplo, yo le
dije claramente, a las pocas semanas de comenzar nuestra
relación, que no jugara conmigo, que yo quería algo serio o
nada. Que soy una persona sensible, y otra cosa me haría
daño.

Me dio la razón. Yo propuse ser
amigos y tomar café de vez en cuando y dijo: “No puedo tomar
café contigo porque me haría daño”. Dando a entender que
sentía algo por mí. Con esto me “engatusó” y reanudamos la
relación.

Posteriormente me dejó plantada en
muchas ocasiones, incluido Fin de Año. En este caso fue
especialmente grave. Yo le ofrecí que saliéramos cada uno
con nuestros amigos. Pero él se empeñó en que nos viéramos
esa noche. Las dos semanas anteriores a la fiesta se
dedicaba a llamarme y a decirme el traje que se iba a poner,
lo guapo que iba a estar con su corbata nueva, e incluso
esta frase: “Cuando me veas se te van a caer las bragas”.

Y ¿qué hizo? No apareció en toda la
noche de Fin de Año. Le llamé unas 20 veces.

A día de hoy no ha dado una
explicación. Yo le mandé un mensaje al móvil al día
siguiente que ponía: “Por mí te puedes ir a tomar por culo”.

A los dos días me contestó: “Ya me
he ido a tomar por culo, y ¿ahora qué?”, y a partir de ahí
retomamos la relación.

Le he pedido explicaciones de qué
ocurrió en Fin de Año para no cogerme el teléfono y no
vernos, después de haber estado dos semanas antes
provocándome sexualmente, y cada vez que le he preguntado
por esa noche, ha respondido sin inmutarse que si le saco
ese tema se va (amenazas). Y no, no siente ningún cargo de
conciencia por las veces que me ha hecho sufrir dejándome
plantada.

Otras veces ha sido indiferente
conmigo hasta el punto de que yo le he dejado, e incluso le
he escrito cartas explicando el por qué, y el daño que me
hacía que no “se decidiera” conmigo.

Le repetí que no me tomara como un
juego, y que si no me quería me lo dijera claramente (eso
fue en Febrero).

Dijo sencillamente: “Mejor no
volver a vernos”.

Yo: “Vale”. Pero al poco tiempo él
volvía a llamarme y enviarme mensajes con la excusa de ver
cómo estaba yo, y poco a poco me iba liando a una
conversación divertida en la que me proponía volver a
encontrarnos y yo me sorprendía a mí misma diciéndole que
sí. Nuevo encuentro sexual, y después me volvía a abandonar
como a una servilleta usada, sin importarle el daño que me
hacía con eso.

Se lo expliqué muchas veces, el
daño que me hacía eso, pero a él le daba igual. Seguía
volviendo conmigo y dejándome cíclicamente.

Otro caso fue en Septiembre, justo
antes de un examen muy importante para mí, de una oposición
estatal. Sabía que yo me jugaba mi futuro en ese examen, es
más, yo dejé de trabajar (y vivo independiente, no como él
que vive con sus padres), sólo para estudiar.

Una semana antes de mi examen me
dijo que íbamos a formalizar nuestra relación (porque yo le
puse un ultimátum).

Pero estuvo sin llamarme los 4 días
anteriores a mi examen. Y cuando yo quise saber de él, la
callada por respuesta. Él sabe muy bien que yo estaba muy
nerviosa 4 días antes de mi examen, y que si él no respondía
a mis llamadas y mensajes me pondría más nerviosa y eso
perjudicaría el resultado de mi examen (que finalmente
suspendí).

Después de varias llamadas y
mensajes que no contestó, le envié un sms a su teléfono
móvil diciendo que qué pasaba con él (un poco más firme) y
me contestó que yo estoy mal de la cabeza y que él no quiere
estar con una persona así. Y que ya ha soportado bastantes
arrebatos míos.

Yo le contesté que cómo podía
dejarme sin más a 4 días de mi examen, justo una semana
después de decir que íbamos a tomar la relación en serio. Y
me dijo que lo sentía por mi examen, pero que no quería
saber nada de una persona como yo.

Por supuesto todo fue por sms,
porque no cogía el teléfono. Y al rato lo apagó, sin
importarle en absoluto mi estado de nervios a 4 días de mi
examen.

Finalmente suspendí. No pude
repasar conocimientos en esos 4 días anteriores al examen.
Un mes sin hablarnos. Nuestros cumpleaños (en Octubre los
dos, el mío antes), y no me llamó para felicitarme, ni por
supuesto se interesó por el resultado de mi examen.

Finalmente, en las fiestas de la
ciudad (en las que empezó nuestro idilio un año antes), me
entró nostalgia y le envié un mensaje para reconciliarnos.
Ahí él tomó todo el control de la situación y ni siquiera me
preguntó por mi examen. Eso sí, me echó reprimendas durante
varios días por mi comportamiento con él antes del examen.

Ahí, en vez de mantenerme firme con
él, como le echaba tanto de menos, le di la razón en todo
para no discutir con él, e incluso le pedí disculpas por “mi
comportamiento”, cuando era él el que me tenía que haber
pedido las disculpas a mí.

No sé si me he extendido demasiado.
En resumen. Él me dio un disgusto grandísimo a 4 días de un
examen muy importante para mí en el que me jugaba mi
sustento, y no sólo no me pidió disculpas, sino que ni se
interesó por saber si había suspendido, y además exigió que
yo le pidiera disculpas. Y después de eso me dijo que no me
quería, y que toda la relación de un año entre nosotros me
la había inventado yo.

Que entre nosotros nunca había
habido más que amistad, y ninguna relación (falso: incluso
él una vez dijo que me quería, en Enero, y todas las veces
que nos hemos visto hemos tenido relaciones sexuales).

Después de no tener el más mínimo
sentimiento de culpa por todo esto ( y por otras muchas
cosas que me ha hecho que sería muy largo contar aquí), y
después de decir que no sentía nada por mí, otro día me
propuso sexo, pero siempre en plan tonto, como divertido, de
tal forma que no sé cómo pero me sorprendo a mí misma
diciéndole que sí, aun sabiendo el daño que me va a hacer
después.

Y yo le he dicho miles de veces que
no juegue conmigo, que si no me quiere, que no se acueste
conmigo. Él siempre dice vale. Lo siento. Y después vuelve,
interesándome por “cómo estoy”, y al final terminamos en la
cama.

Pero la última vez que me propuso
sexo, después de haber dicho días antes que no sentía nada
por mí, yo dudé, y él lo notó, se rió, y dijo: “Es que me
gusta ponerte al límite”.

Al final tuvimos sexo, y además
totalmente humillante, porque fue anal, a lo que yo siempre
me había negado.

No tuvo ningún cargo de conciencia
de dejarme “a medias”, como ha hecho en TODAS LAS RELACIONES
SEXUALES QUE HEMOS TENIDO, en las que él llega al orgasmo y
punto. Es más, parece disfrutar impidiéndome que yo llegue
al clímax.

En cambio, en nuestros primeros
encuentros él no era así, sino que parecía preocuparse de
que yo disfrutara. Después ya no, y además nuestras
relaciones sexuales se han basado en que él obtuviera
placer.

A mí me encantaba verle disfrutar,
pero después de cada encuentro sexual, yo me sentía
humillada porque a él no le importaba en lo más mínimo mi
disfrute sexual, es más, parecía querer impedirlo.

También por este motivo no sé qué
es lo que me atrae de él, porque ni siquiera es el disfrute
sexual, ya que yo con él nunca llego al orgasmo.

Conclusión de todo esto: le dije
que me hacen daño sus “ahora te quiero-ahora no te quiero”,
le dije que yo quería disfrutar con el sexo también, le he
pedido explicaciones de sus plantones a mis citas, y a él le
da igual todo.

·        
¿Le echa la culpa a
los demás de sus errores?

Sí. Según él,
la culpa de todos los problemas de la relación entre
nosotros es mía, que según él “Tú no estás bien, ve al
psicólogo”. Y añado aquí objetivamente que no es así. Que he
tenido una relación de 7 años y otra de 5 años con novios,
incluso viviendo con ellos. Y sé muy bien que yo no le
estaba pidiendo a él “nada raro”, ni siendo “absorbente” ni
“posesiva”. Es más, la media de vernos era de 1 o 2 veces al
mes, incluso viviendo en la misma ciudad.

·        
¿Repite errores?

Sí. Por ejemplo repite una y otra
vez las conductas que sabe que me molestan. A veces creo que
lo hace a propósito. Otro error que ha repetido es que el
año pasado se quedó a punto de aprobar su examen. Le faltó,
según él, 2 meses más de estudio. Este año ha tenido mucho
más tiempo y no está estudiando nada porque, según él mismo
dice: “no tiene ganas”.

A3.
Repetición de patrones conductuales

·        
¿Repite de la misma
manera las acciones negativas?

Sí, una y otra
vez. Las mismas. Por lo menos las respecto a mí, que son las
únicas sobre las que puedo opinar. Otra cosa que hace es que
si me ve en un lugar público, se aleja de mí lo más rápido
posible. Saluda por compromiso y se aleja en seguida. Le he
dicho que eso no me gusta. Que si estamos juntos qué menos
que tomarnos algo juntos. Él dice que sí, que por supuesto,
pero luego no lo hace. Además, por cierto, nunca cumple sus
promesas, y hace muchas, incluso aunque no se las pida. Por
ejemplo la de darme una vuelta en su moto, que no le cuesta
nada, y me lo ha prometido unas 15 veces por lo menos.

·        
¿Tiene algún signo
que anticipe sus conductas negativas?

En cierto modo sí. Es decir, si él
no me llama, y le llamo yo, lo más probable es que esté de
mal humor conmigo, y por supuesto no me querrá ver, aunque
yo se lo pida. Si en cambio me llama él, está de buen humor.

Hay ciertos temas de los que no se
puede hablar porque son “tabú”. Por ejemplo, hacerle
preguntas. Según él mismo me ha dicho: “No me hagas
preguntas”. “Si me haces preguntas me voy.” “Si te pones así
me voy”.

Y mis preguntas son del tipo normal
y corriente: “Qué espera de mí, qué espera de nuestra
relación, y por qué se ha comportado de tal o cual forma
conmigo”.

Es decir, si se le hacen preguntas
o se le pone “contra la espada y la pared” reacciona de
forma agresiva. No de forma agresiva física, sino con
amenazas de irse, o directamente se va, o cuelga el
teléfono, o lo que sea.

 

A4.
Necesidad de estímulos intensos

·        
¿Tiene conductas de
riesgo?

Sí, por ejemplo conducir a
muchísima velocidad. Además se está preparando para Policía
(su padre lo es). Yo le he dicho muchas veces si se da
cuenta de lo peligrosa que es esa profesión,  que puede
morir o algo peor, pero dice que no le importa. Que lo que
no puede es quedarse quieto toda la vida pintando en un
taller. Que él necesita movimiento y acción.

También he observado que no le
importa el riesgo de contagio de enfermedades sexuales,
porque siempre he sido yo la que ha insistido en utilizar
los preservativos. De hecho, a él nunca le he visto llevar
uno. Siempre los he suministrado yo.

·        
¿Se aburre con
facilidad?

Sí, se aburre muchísimo. Cuando nos
vemos tenemos que estar haciendo algo, o se va. Básicamente
sexo. No quiere salir conmigo a la calle nunca. Al principio
yo pensaba que era porque no le vieran conmigo. Pero después
me di cuenta de que no, porque a veces le dan ataques de
“simpatía”, y si me encuentra una noche en un pub empieza a
decirle a todos sus amigos: “Mírala, a que es guapa.” Ó “Qué
enamorado me tiene esta chica”. Cuando hemos salido solos a
tomar café juntos, en cuanto se ha terminado el café nos
hemos ido corriendo. Y hemos dado vueltas con el coche a su
antojo, por ejemplo persiguiendo un coche de policía a ver a
dónde iba, cosa que encuentro realmente aburrida, pero a él
parecía fascinarle. Cuando le cuento que estoy sola en casa
estudiando una semana entera sin salir a la calle (vivo
sola) me dice: “¿Y cómo no te vuelves loca? Yo no podría”.
Sí, se aburre con mucha facilidad. Da la sensación de tener
que estar continuamente “entreteniéndole” para que no se
vaya.

·        
¿Tiene proyectos de
vida a largo plazo?

No lo sé, el único proyecto suyo
que conozco, y que le tiene totalmente obsesionado, es el de
ser policía.

De hecho, mientras la gente
“normal” te manda e-mails tipo cadena de cosas bonitas y tal
(que él a veces me los manda también, de vez en cuando, pero
con los destinatarios ocultos), él suele enviar vídeos sobre
la gran labor que realizan los policías y cosas así.

·        
¿Abusa de drogas o
alcohol?

Que yo sepa no. Él dice que no bebe
apenas. Yo nunca lo he visto ebrio. Es una persona
extremadamente preocupada por mantener siempre el control de
todo. Incluso él mismo una vez lo reconoció, que el alcohol
le descontrolaría y eso no lo va a permitir. Otras veces me
ha criticado porque a mí sí me gusta tomar copas con los
amigos.

·        
¿Tiene conductas
perversas en lo sexual?

Sí, por ejemplo el hecho de que
parece disfrutar evitando que yo llegue al orgasmo.

·        
¿Tolera situaciones
de mucha tensión?

No, en absoluto. Cuando ve “mal
rollo a la vista” sale huyendo evitando la situación, “hasta
que ha pasado la tormenta”.

 

B.
Cosificación de otras personas

·        
¿Es egoísta?

Sí, mucho. Sólo piensa en lo
que a él le apetece o quiere en cada momento. No le interesa
lo que quiera o necesite yo. También he observado ese
comportamiento con sus amigos. Parece tenerlos “dominados”.
Cuando ellos quieren por ejemplo quedarse en un pub, y él
no, él dice: “Vámonos”, y todo el grupo se tiene que ir
porque él se va.

·        
¿Se cree superior
a los demás?

Sí. Muchas veces ha dicho, en
plan de broma, “Mira mis músculos” (tiene muy buen cuerpo
porque es esclavo del gimnasio), o “Mira qué listo soy”, por
tal o cual cosa, o “Yo con mis amigos soy el que lleva la
voz” o “Tengo que quitarme a las chicas de encima”.

·        
¿Todos deben
girar a su alrededor según sus deseos?

Sí.  Por ejemplo lo que he
contado más arriba. Cuando él quiere ir a otro pub o irse a
su casa, sus amigos también tienen que hacerlo. Cuando él
quiere verme, yo tengo que “obedecer”. Si yo quiero verle a
él, eso no le importa.

·        
¿Hace lo que
quiere sin importarle las consecuencias?

Sí, por ejemplo conduciendo de
forma temeraria. También haciendo “Jincanas” con la moto
(exhibiciones temerarias en los campeonatos de moticiclismo).

También cuando juega con mis
sentimientos y no le importa que yo me enfade con él
después, o que sufra.

·        
Empatía: ¿Le
importa los sentimientos del otro?

Está claro que los míos NO. Se
ha comprobado durante un año en numerosas ocasiones. Me ha
dejado y ha vuelto conmigo sólo para tema sexual infinidad
de veces. Y yo todas las veces le he dicho que no jugara con
mis sentimientos, que sufro, que tengo ataques de ansiedad y
taquicardias por echarle de menos. Pero a él le daba igual.
Primero me dejaba. Después me veía deprimida y “se
preocupaba” por cómo estoy, y después volvía conmigo otra
vez, y de nuevo a empezar el ciclo.

Por este motivo yo pensaba que
en el fondo él sentía algo por mí, y que no quería
reconocerlo, hasta que en Octubre dijo por fin que no me
quería.

·        
¿Manipula?

Sí, muchísimo. Él sabe las
cosas que me gustan. Un día habíamos quedado para por la
noche. Por la mañana me envió este mensaje al móvil: “¿Qué
prefieres, que te envíe un ramo de flores o que te coma el
coño?”.

Yo le contesté siguiendo la
broma, dije: “Las dos cosas, jaja”.

Y después, esa noche, en el
último momento me dejó plantada y no nos vimos. Y por
supuesto, no hubo ni una cosa ni otra, ni flores ni nada.

Como en Nochevieja, dos semanas
antes diciéndome lo guapísimo que iba a estar para mí, y
después desaparece.

También promete muchas cosas, a
cambio de eso “se me pasa el mal humor con él” por la
jugarreta anterior que me haya hecho, y consigue que esté de
buen humor con él. Pero luego no ha cumplido ninguna de sus
promesas.

·        
¿Seduce?

Sí, véase
el punto anterior.

·        
¿Miente?

Eso no lo
sé. Una vez una amiga mía dice que lo vio en la playa
besándose con otra chica. Pero él lo niega. Mi amiga dice
que no está segura al 100% de que fuera él. Ahora ya no sé
que creer. En lo que sí miente seguro es en las promesas que
hace. No ha cumplido ni una sola de ellas en todo un año. En
el resto de las cosas que me ha contado no lo sé, porque
como no me ha dejado conocerle más ni entrar en su mundo, no
puedo comprobarlo. Y yo tampoco soy una persona de
rebuscarle en su teléfono móvil ni de seguirle por la calle.

·        
¿Actúa para
conseguir lo que quiere?

Sí, por supuesto. Véase el caso
de hacer promesas que nunca cumple, para tenerme
constantemente “engatusada”.

O cuando me dijo en Septiembre
que se iba a plantear una relación en serio conmigo, (fue
después de una etapa en la que yo le negué sexo porque le
dije que me hacía daño), y después se pasa 4 días sin
llamarme y después corta conmigo a la primera de cambio 4
días antes de mi examen.

·        
Coerción: ¿Usa la
agresión física para conseguir sus objetivos?

No.

·        
¿Usa la agresión
psíquica para conseguir sus objetivos?

Sí. Véase el caso de amenazarme
continuamente. Es decir, si no hago lo que él quiere,
amenaza con irse, con no volver a llamarme, cosas así. Él
SABE que eso es lo que más daño me podría hacer a mí,
PERDERLE A ÉL.

Como se dice por aquí: “Me
tiene tomada la medida”, es decir, conoce que mi punto débil
es perderle a él, y lo explota sin ningún tipo de
miramientos para conseguir siempre lo que quiere de mí.

·        
Parasitismo:
¿Vive del esfuerzo de otro?

Creo que no exactamente. Es
decir, él vive con sus padres, a los 29 años. (Yo me
independicé económicamente de los míos a los 22). Pero ha
estado trabajando mientras (ya no sé si daba dinero en su
casa o no).

Lo que sí he notado es que le
he prestado discos que no me ha devuelto, una vez me pidió
que le recargara el teléfono móvil, porque estaba enfermo, y
nunca me devolvió el dinero (aunque era poco).

Ha cenado en mi casa muchas
veces, pero él nunca me ha invitado a una cena fuera de
casa.

Ha insistido en que le hiciera
regalos, y se los he hecho. Pero él a mí sólo me ha regalado
una cosa, y fue por Navidad.

·        
¿Usa a las
personas?

Sí, definitivamente sí. A mí me
ha utilizado para el “aquí y ahora”. Es muy impulsivo, y
cuando le apetece verme para sexo tiene que ser YA.

A sus amigos creo que también
los utiliza, y a veces creo que sale con unos u otros, en
función de que coincida con los lugares a los que él quiere
ir, etc.

Ya no sé más, porque su vida
privada siempre se ha encargado de ocultármela lo máximo
posible.

Otro ejemplo es que un amigo
suyo que me conoce, una vez que yo llamé por teléfono y
estaba con él, me lo pasó al teléfono y estuvimos hablando
los dos (su amigo y yo). Este amigo suyo me dijo que le
gustaba una amiga mía, y que nos invitaba las dos a cenar a
su casa, y él también claro. Pero en seguida llegó él, le
arrebató el teléfono de la oreja, y ya impidió que se
produjera esa cita.

Justo antes de quitarle el
teléfono a su amigo, el amigo me estuvo preguntando que si
yo sabía algo acerca de su extraño comportamiento (se supone
que es su mejor amigo), y yo le dije que no. Y él me dijo:
“Es que como es tan reservado, nunca sé lo que está pensando
en realidad”, pero en ese momento llegó él (que estaba en el
WC) y su amigo me cambió de tema para que el otro no se
enterase de nuestra conversación, como si tuviera miedo de
su reacción. Literalmente me dijo (el amigo): “Te dejo que
ya viene, vaya que se mosquee, que está poniendo cara de
emparanoiado”.

·        
¿Logra
distorsionar los valores y principios de los demás?

Desde luego que los míos sí. Lo
vi claro cuando en Octubre me disculpé con él, por… ¿por
qué? No lo sé muy bien. Pero él fue el que arruinó mi examen
de la oposición. Él es el que tenía que haberse disculpado
conmigo.

También me hizo dudar
seriamente de mi salud mental, porque en nuestras
discusiones siempre dice: “Tú no estás bien, ve al
psicólogo”.

Gracias a que leí su página web
me ha aclarado muchas cosas y he vuelto a recuperar un poco
el sentido de la realidad.

Por supuesto que mis amistades,
cuando les contaba cosas que me han pasado con él, me decían
que cómo siquiera yo podía plantearme que él llevara razón
en cosas tan básicas como son las normas de educación entre
las personas normales.

Y por supuesto también me
decían que cómo podía yo justificarle a él con frases como:
“Si actúa así será por algo”, etc.

·        
¿Es insensible?

Sí. Es más, presume de ello.
Una vez, delante del mismo amigo que he comentado más
arriba, estuvo diciendo que él tenía el corazón de piedra y
que eso es lo mejor, y que a las mujeres hay que tratarnos
así, porque somos todas unas brujas y malas, y nos lo
merecemos.

Otro detalle, al principio de
nuestra relación fue el siguiente: había una pareja de
amigos míos en mi cumpleaños, que son muy melosos entre
ellos. Y posteriormente, él habló de ellos diciendo “qué
asco, son un pastel, eso no me gusta nada a mí”. Y
efectivamente, conmigo no ha tenido casi detalles de cariño,
ni abrazos, ni siquiera besos en la boca al hacer el amor.

·        
¿Es cruel?

Sí, por ejemplo las últimas
veces que hicimos el amor yo le pedía que él me abrazara y
no lo hacía.

También las veces que le decía
que me dejara, que no me buscara más si no sentía nada por
mí, pero después el volvía provocándome para caer en sus
redes otra vez.

También cuando ha evitado que
yo llegara al orgasmo en casi todas nuestras relaciones
sexuales.

·        
¿Humilla y
desvaloriza?

Le he escuchado criticar a
bastantes conocidos suyos.

A mí en particular me ha
llamado “tonta” un par de veces, una vez que tardé un poco
más de la cuenta en conectar los cables del ordenador a la
televisión para ver una película. Aunque fue un “tonta”
dirigido a las mujeres en general y a su relación con la
tecnología.

Sin embargo, al principio de
nuestra relación, al contrario, él decía que yo era muy
lista, por la carrera que tengo, y porque se me da bastante
bien la informática. Después, poco a poco, estos cumplidos
desaparecieron.

También al principio de la
relación me decía que era muy guapa, y al final nada. Aunque
yo le dijera piropos a él, él no me los devolvía. Y eso,
para una mujer, en cierto modo, es una humillación.

Pero la mayor forma que él
tiene de humillarme creo que es durante las relaciones
sexuales, evitando que yo llegue al orgasmo, e irse
inmediatamente después de tener él el suyo.

Otra forma con la que me
humilló en el mes de Octubre fue después de que dijera que
no me quería. Yo le envié dos mensajes diciendo que no podía
soportar la tristeza y que por favor nos viéramos para tomar
un café.

Ese día lloré 5 horas y media
seguidas, y así se lo dije.

Me costó convencerle, pero al
final vino a recojerme esa tarde y fuimos a tomar un café. Y
durante el café se me saltaban las lágrimas de vez en
cuando, por él, y él se rió de mí por llorar. Ridiculizó mi
sentimiento de pena por haber terminado nuestra relación. Y
riéndose en mi cara dijo: “¿Qué relación?”. Creo que eso fue
una humillación muy grande.

Después de aquello, una semana
después, me volvió a buscar y fue cuando se produjo nuestro
último encuentro sexual, a base de sexo anal.

Esto ya fue el colmo de la
humillación. Yo no pude disimular mi malestar, porque además
era algo que nunca había hecho. En el fondo yo quería
probarlo, y además con él por primera vez. Pero no de
aquella manera. Me sentí utilizada como una prostituta y
encima sin cobrar.

No puede disimular mi mala cara
después del acto (además me dolió), y él se enfadó conmigo
por mi mala cara. Después de aquello ya no tuvimos más
relaciones íntimas.

·        
¿Extraña, echa de
menos?

Creo que no. Por lo menos a mí
no. Porque si me echara de menos no dejaría pasar tanto
tiempo entre un encuentro y otro. Estamos hablando de que
vivimos a 600 metros, y nos vemos una media de una vez al
mes.

·        
¿Crea tensión y
agotamiento en la relación con otras personas?

No lo sé porque no he estado
casi con él con otras personas presentes.

Cuando yo estoy con mi grupo de
amistades, él sale “huyendo”, porque dice que “le da corte”,
y cuando lo veo con sus amigos, desde fuera, parece muy
sociable y encantador.

Es más bien una persona
preocupada sobre todo por “el qué dirán”, así que no me
cuadra mucho que cree tensiones en las salidas con sus
amigos. En la intimidad de su hogar ya no sé qué es lo que
pasará.

·        
¿Crea relaciones
adictivas, dependientes?

Desde luego conmigo SÍ. Lo ha
conseguido. Ha logrado hacer que mi pensamiento dependa sóla
y exclusivamente de él, las 24 horas del día, durante más de
un año.

Y el primer paso para salir de
esa “cárcel” ha sido ahora, al leer su página web sobre los
psicópatas.

·        
¿Desea agregar
algo más?

Sí. Que a mí esto nunca me
había pasado: el tener un enganche tan grande con una
persona que no me da NADA. El echarle de menos y no saber
por qué. El tener una relación tan insatisfactoria, tanto a
nivel emocional como sexual, y seguir necesitando estar a su
lado como si fuera una droga.

Y también el sentir el deseo de
verlo a toda costa y después, al estar con él, tener la
sensación de estar “esperando recibir instrucciones suyas”
para ver cómo tengo que actuar o lo que tenemos que hacer.

El sentir mi personalidad
totalmente anulada por la suya. Es haber perdido la
espontaneidad que siempre me ha caracterizado.

El haber perdido toda mi
libertad.

El haberme quedado 4 fines de
semana seguidos sin salir de fiesta sólo por el miedo de
encontrármelo, o de verlo con otra.

Una anécdota: el enganche es
tan fuerte que una noche que salí con mis amigos lo vi de
lejos entre la gente (él no me vio). Yo me estaba echando
coca-cola en el vaso, y se me salió toda al suelo. Sólo por
verle a lo lejos.

Además, siento un impulso
irrefrenable de acercarme a él entre la multitud cuando lo
veo. Menos mal que ese día en seguida se fue y “no me dio
tiempo a llegar”.

Y bueno, decir que desde hace
un par de semanas me he apuntado con una profesional a un
proceso de coaching, basado en Programación Neurolingüística,
para tratar de olvidarlo para siempre.

Además, le he escrito una carta
(a él) diciéndole que por favor nunca más tenga contacto
conmigo, ni que me llame, ni que me escriba e-mails ni nada,
y que si me ve por la calle o en un bar, que no me salude y
que hagamos como que nunca nos hemos conocido.

Le he dicho que aunque no pueda
comprender mis emociones, que por lo menos entienda desde un
punto de vista racional que quiero alejarme de él y que no
me responda a esa carta.

Eso fue hace un día.  De
momento no he tenido noticias suyas y espero no tenerlas
nunca más.

 

 

Mariela:

Me ha despertado mucha ternura leer tu
mail.

Hasta me he entristecido por lo que te
pasa.

Es una historia triste.

Tú te has enamorado «sanamente» de un
hombre, es más se te ve muy enamorada.

Él, él no te quiere. Así de simple.
Nunca te ha querido. Sí que le has gustado como hembra, y de
vez en cuando. De ahí esas conductas tan faltas de amor. Es
un hombre que te ha querido sólo y específicamente para un
sexo ocasional, de vez en cuando, para matizar su estúpida
vida.

Él, según lo que narras, gusta de
mostrarse (rasgo histérico), por eso se pasa 4 horas en el
gimnasio (como un adolescente), tiene rasgo de líder (el
grupo lo sigue). Es seductor. Manipula. Tiene conductas de
riesgo, pero como las que tendría un adolescente algo
alocado. Nada serio. Es egoísta (es de recibir y no dar,
como en el sexo). Rasgos obsesivos (el color azul). Abusa.
Rasgos de crueldad.

Sin embargo, por lo que dices, aún no
conforma una personalidad psicopática; tal vez porque nos
falte información (esa, que calla el amigo. quizá). No hay
nada «especial» en esta personalidad.

El resto de la historia lo has puesto
tú, al creer que eras «su pareja», «su novia», «su chica», o
algo por el estilo. Tú le has puesto mucho de tus fantasías
a estos encuentros sexuales, los has adornado con tus deseos
de enamorada. Pero, del otro lado, desde el hombre, no hay
nada, solo calentura y de vez en cuando. Cuando tú le hablas
de «nuestra relación», el te lo dice con claridad (y
cruelmente): «¿qué relación?».

Las palabras agradables, los diálogos
simpáticos y humorísticos, son sólo para conseguir un rato
se sexo: herramientas del seductor.

Después del sexo, viene la verdad: el
alejamiento, la espera, el desamor: no te quiere.

Espero que puedas mantenerte alejada de
él, lo más que puedas. Vas a sufrir. Pero, si sigues con él,
con un hombre que no te aprecia, sufrirás durante mucho más
y, lo peor, perderás lastimosamente tu tiempo de juventud,
de encontrar un hombre que pueda formar una familia, darte
hijos, y al que, seguramente no estás viendo, ni le estás
dando una oportunidad, porque permaneces enceguecida por
este hombre que solo te considera una vagina transitoria.

Mereces lo mejor, no te anules.

 


Dr. Hugo Marietan

 

 


Estimado Dr. Marietan:


Le agradezco mucho el interés que se ha tomado en mi caso, y
que me haya respondido tan rápido.


Aun teniendo en cuenta el hecho de que esta persona no sea,
con los datos facilitados por mí, un psicópata, su correo me
ha dado muchos ánimos y alegría para seguir adelante con mi
vida, prescindiendo de personas que, psicópatas o no, están
minando mi calidad de vida y mi alegría.


Me alegro por la familia de esta persona, de que él no sea
así. Pero en cualquier caso, todo esto me ha hecho darme
cuenta que hay personas egoístas e inmaduras por el mundo
que no pestañean a la hora de conseguir ciertos propósitos,
como ha sido mi caso. Y eso es bueno saberlo.


Por otra parte lleva usted toda la razón en que no
desperdicie ni un momento más de mi tiempo con esta persona,
y de hecho ya le envié una carta de despedida y no he vuelto
a tener noticias, lo cual, en sí, ya es una buena noticia.
Es bueno que esta persona haya sido capaz de ponerse en mi
lugar y comprender que ya no hay nada más que buscar.


Una vez más, le agradezco mucho su atención, y le felicito
por la labor que realiza con su página Web, porque, como
mínimo, proporciona información a la gente corriente, al
tiempo que da esperanzas para los que, como yo, hemos estado
sumidos en círculos viciosos de los que no sabíamos cómo
salir. En este caso el mensaje ha sido claro y estoy
totalmente de acuerdo: alejarse de esta persona, y disfrutar
de mi vida con gente que realmente merezca la pena.


Un abrazo y gracias de
nuevo.

Mariela

 

 

 


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Sobre el autor

Hugo Marietan

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SEMIOLOGÍA PSIQUIÁTRICA Y PSICOPATÍA

Hugo Marietan

Nacido en Buenos Aires, en 1951

Médico, Facultad de Medicina, Universidad de Bueno Aires, 1981, MN 62757

Médico Psiquiatra, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires, 1986

Formación Docente: Egresado del Curso de Formación Docente Pedagógica en Ciencias de la Salud y Carrera Docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires

Docente Adscripto a la Carrera Docente Facultad de Medicina. de la Universidad de Buenos Aires desde junio de 1991 a la fecha.

Académico Titular de la Academia Internacional de Psicología de Brasil (2002)

Para ver el curriculum completo: https://marietan.com/curriculum/

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