Reportaje
El Dr. Hugo Marietan y
el estudio del psicópata cotidiano
Por María Laura Quiñones Urquiza
Fuente:
http://www.criminalistica.net/forense/myblog/myblog/dr.-hugo-marietan-y-el-estudio-del-psicopata-cotidiano.html
El Dr. Hugo Marietan es un
prestigioso psiquiatra, escritor e investigador argentino.
Su labor profesional ha transcurrido en los
neuropsiquiátricos más emblemáticos de Buenos Aires:
Tiburcio Borda y Braulio Moyano, además de la práctica
privada. Es docente de la Universidad de Buenos Aires y
dirige la Revista Alcmeon de la Fundación Argentina de
Neuropsiquiatría. Su teoría sobre las psicopatías y la
introducción del complementario como figura diferenciada
de la víctima le han dado notoriedad mundial. Sus libros
y artículos sobre psiquiatría son motivo de consulta para
estudiantes y profesionales.
¿Por qué eligió esta carrera?
La carrera de medicina fue un anhelo
desde la infancia. Por extraño que parezca, tenía la firme
convicción de ser médico desde la escuela primaria.
Realizado ese sueño, elegí psiquiatría como especialidad
por la incógnita que representaba la mente humana y su
influencia sobre las enfermedades corporales. Siendo
estudiante de quinto año de medicina, realicé las
prácticas de psiquiatría en el Hospital Moyano, de
alienadas mujeres, y desde allí quedé prendado de la
psiquiatría. Y hoy, ya pasados tantos años, cada vez amo
más esta especialidad.
¿Cuándo nota usted que la
psicopatía no es una enfermedad si no un modo de ser en
el mundo?
Desde que se comenzó a definir el
tema de la psicopatía como algo diferente de otros
fenómenos mentales, existieron dos tendencias: las que
consideraban que era una enfermedad (como la neurosis y la
psicosis), y los que consideraban que no lo era (como K.
Schneider por ejemplo) y hablaban, entonces, de
anormalidad (en sentido de infrecuente, estadístico). Yo
le he aportado esto de «una manera de ser» porque
considero que no es una enfermedad, sino una variación de
tipo humano, que incluso tiene un rol en la especie.
Entonces, desde esta perspectiva los psicópatas son un
tipo de humano con una manera de ser en el mundo distinta
al resto. Este concepto es muy importante para el
terapeuta, ya que lleva implícito el reconocimiento de «lo
distinto» en el psicópata y, verlo como una mente
«diferente» y, ya veremos, inalcanzable para una mente
común.
¿Qué hace diferente a un psicópata
cotidiano de los otros psicópatas?
El psicópata marcadamente
disfuncional socialmente como los homicidas, violadores,
paidófilos, pirómanos, etc., tienen una impronta
fácilmente detectable una vez descubiertos, que es la
desmesura en la acción disocial. Y repugna, y es
rápidamente señalado y marginado o eliminado del circuito
social. El psicópata cotidiano es muy difícil de detectar,
ya que maneja los códigos comunes muy bien, aun con
maestría y muestra un faz social a veces más que
aceptable, incluso carismático como ciertos líderes
políticos; o bien son talentosos en emprendimientos
empresarios, o científicos, religiosos. Esa faz oculta la
otra, la psicopática, que no la muestra sino a los que él
quiere mostrárselas, es decir a sus complementarios, o a
sus víctimas tangenciales. De tal manera que, cuando se
descubre su fase psicopática, provocan perplejidad y
estupor en la gente que quedó fascinada por su faz clara
que es la que muestra a la sociedad, y ahora,
abruptamente, descubre el lado oscuro. Pero, fuera de
estos casos resonantes, el psicópata cotidiano puede
permanecer en las sombras por muchos años, incluso hasta
su muerte, sin que se enteren de ellos el microcircuito, o
sea el que está fuera de los complementarios y víctimas
tangenciales.
Dada su experiencia en el tema de
los psicópatas ¿cuáles pueden ser rehabilitados y cuales
no?
No hay posibilidad de rehabilitación,
pues nada esta alterado (en sentido patológico), dado que
nos es una enfermedad. Al considerarse una manera de ser,
no hay posibilidad de tratamiento. Pero, muchos de estos
psicópatas encuentran una inserción social al hacer
trabajos sucios o marginales o que repugnan a la mayoría.
Ciertos rasgos como la insensibilidad hacia el otro, le
permiten ser excelentes cirujanos, lo que no quiere decir
que todos los excelentes cirujanos sean psicópatas ¿se
entiende?, o bomberos, o evisceradores, o sepultureros, o
policías o militares comandos, o espías, o torturadores,
éstos desde luego con otro nombre: interrogadores
especiales o cualquier otro eufemismo.
El CUESTIONARIO DE
RASGOS PSICOPÁTICOS es una escala cualitativa
para orientarnos sobre la existencia o no de estos rasgos
en las personas ¿Cómo surgen estos indicadores?
Los indicadores surgen a través de
la experiencia, al ver que las complementarias repetían
una y otra vez las mismas quejas, se fueron conformando
los rasgos. Sobre todo el concepto pulido de
«cosificación» que fue un hallazgo el dimensionarlo en
toda su magnitud como elemento palpable y descriptivo y no
como una mera abstracción.
¿Cuál es la diferencia entre una
víctima y un complementario?
La victima es alguien que padece a
otro a su pesar, es producto de un encuentro azaroso y no
previsto. La víctima sufre el accionar del victimario y
siempre tiene la esperanza de escapar y lucha por
conseguir su libertad. Nunca le facilita las cosas al
victimario para que la dañe, al contrario trata de zafar
de toda posibilidad de daño por parte del victimario. En
la menor oportunidad, la víctima trata de escapar, y tiene
un pésimo recuerdo de ese trauma y jamás, voluntariamente,
volvería a caer en algo semejante. Es una prisionera
iracunda, deseosa de que la prisión se acabe y odia a su
victimario.
La complementaria goza con la
presencia del psicópata, lo busca, si el quiere alejarse,
ella lo atrae, arma con él los barrotes de su propia
prisión, no quiere ver nada negativo del psicópata y
trabaja arduamente para no ver los aspectos negativos del
psicópata; si él se va, lo extraña a pesar de que
objetivamente ha sido muy dañada. Se compara a una esclava
que idolatra a su amo.
¿Por qué es necesario un abordaje
clínico del complementario y sus familiares?
El complementario, luego de la
experiencia con el psicópata queda como «desangrado por un
vampiro», alguien que semeja a un anémico; queda
deprimido y doliente; con la autoestima es decir su
concepto del propio valor, destruido; como alguien que
desea estar con el psicópata pero que sus fuerzas ya no le
dan más para mantenerle el ritmo de desgaste que impone
el psicópata. O bien, viene porque el psicópata la
abandonó, como se abandona a una herramienta a la que ya
no le damos uso. Entonces hay que trabajar mucho, como
terapeutas, como esta persona: al que devolverle el
sentido de su vida, ya que la complementaria vive con el
sentido de vida que le vende el psicópata. Hay que
tratarla como a una estresada, como un estrés
postraumático, como una depresión, como una desvalida en
ocasiones.
Tanto a ella como a la familia hay
que explicarles qué fue lo que le pasó, hay que hacer
docencia, mucha, para que se comprenda este fenómeno que
es nuevo a ojos de los familiares que no comprenden cómo
ha caído tan bajo.
Mucha comprensión, de parte del
terapeuta, que debe ejercitar al máximo su tolerancia y
paciencia, trasmitir información y solicitar ayuda a los
familiares que deben contener a lo que queda de aquella
mujer vital y sana que conocieron antes de la experiencia
psicopática.