La
castración química
04/09/2007 WENLEY Palacios,
Abogado.
http://www.elperiodicomediterraneo.com/noticias/noticia.asp?pkid=320394
Señores jueces, yo no me voy a
recuperar. Pasé casi la mitad de mi vida en la cárcel. Les
pido me que me condenen a la pena de muerte porque cuando
salga voy a reincidir». Fue el alegato final de Fernando
Irusta, albañil de 37 años, ante la Cámara del Crimen de
Córdoba, hace poco más de un mes. En Argentina no hay pena
de muerte. Se le condenó a 20 años de prisión porque ya en
1991 fue condenado a ocho años por violación de una menor y
liberado por buena conducta. Reincidió cinco años después,
pero en el año 2005 recuperó la libertad.
Cuando los medios dicen que una condena
es de 60 años o más, ocultan que el Art. 66 del Código Penal
establece que la acumulación de penas no puede exceder de 20
años, excepcionalmente hasta 40 años como en caso de
terrorismo. Y sobre ese límite está la posibilidad de
aplicar reducciones por buena conducta. Francis Ervard, de
61 años, condenado en los años 1975, 1981, 1985 y 1989, este
verano a los 45 días de salir de prisión, raptó y violó a
Enis, un niño de 5 años y Francia se ha conmocionado.
Nicolás Sarkozy ha prometido aplicar a estos delicuentes
cadena perpetua, y solo permitir que salgan si aceptan la
castración química y llevar una pulsera de control. No es un
caso aislado. Cada año de sus cárceles salen 100 agresores
sexuales. Aquí parecido. En Castellón se han tratado
últimamente 22 casos de abusos sexuales a menores. Los que
creen que pueden reeducar al criminal, han de saber que no a
todos. Hay que examinar cada caso. Ni las violaciones en
serie, ni la pedofilia, están tipificadas debidamente en la
ley. Los irreductibles son los psicópatas, que suelen ser
violadores y asesinos en serie. No son enfermos en el
sentido de gente de que se puedan curar, ni personas con un
vicio adquirido. Se trata de personas que tienen una
determinada estructura mental, adquirida en los primeros
seis meses de su vida y no pueden cambiarla nunca.
Inteligentes, amables, colaboradores, muy sociables, en
realidad no obedecen ninguna norma legal ni ética.
«Cosifican» a sus víctimas, las convierten en «cosa»; y así
como nadie siente remordimientos por pegarle una patada a
una piedra, de la misma manera ningún psicópata siente
remordimientos por sus violaciones y crímenes. El psicópata
es incapaz de dejar de hacer lo que su impulso le pide. Tal
vez, en este momento no sea completamente libre; tal vez no
sea responsable totalmente de sus actos, aunque distingue
perfectamente el bien del mal. Actúa como si le pusieran una
pistola en la sien, obligándole a actuar. Es antisocial, no
puede convivir con los demás miembros de la sociedad.
CiU y el PP han propuesto nuevas
medidas como en Francia. La Generalitat catalana ha pedido
un informe sobre esta clase de violadores. Hay que
determinar sus grados, sus distintas conductas y poner los
remedios adecuados, los que sean necesarios para proteger a
la sociedad. Es un trabajo que está por hacer y que aunque
en muchos países ya les aplican determinadas medidas, de
momento, ninguna es definitiva ni aporta garantías de éxito.
Lo importante es que los países
occidentales se han concienciado de que hay que poner manos
a la tarea, estudiarla, desarrollarla, llegar a tomar
conclusiones y cambiar el Código Penal. Tal y como estamos
no se puede seguir.
Violador argentino pide a jueces que
lo maten porque no puede refrenarse
miércoles 1 de agosto, 11:36 AM
Buenos Aires, 1 agosto (EFE).- Un
pedófilo reincidente pidió que lo maten porque no puede
refrenarse, poco antes de que un tribunal de la ciudad
argentina de Córdoba lo condenara a 20 años de prisión por
haber atacado a siete niñas, informa hoy la prensa local
«Señores jueces, yo no me voy a
recuperar a esta altura. Pasé casi la mitad de mi vida en la
cárcel. Les pido que me condenen a la pena de muerte, porque
cuando salga voy a reincidir», dijo Fernando Irusta, un
albañil de 37 años, en su alegato antes de que se le dictara
sentencia
La pena de muerte está excluida de las
leyes argentinas y la descarnada declaración de Irusta
«enmudeció» a la Cámara del Crimen de Córdoba, que el lunes
le dictó una pena de 20 años de prisión, señaló el diario
Clarín, que indicó que el reo ya había cumplido condenas por
violaciones de niñas
El caso de Irusta coincidió con el de
un violador de niños con síndrome de Down condenado a 16
años de prisión que permanece en libertad porque su
sentencia ha sido apelada, lo cual ha desatado reclamaciones
de los padres de las víctimas
En 1991 Irusta fue condenado a ocho
años de cárcel por la violación de una menor, pero por buena
conducta recuperó la libertad antes de cumplir el castigo,
hasta que en 1996 reincidió y se le amplió la pena a quince
años de prisión
Irusta, padre de un hijo, recuperó la
libertad en 2005 y entre abril y mayo de 2006 violó a siete
niñas de entre 9 y 12 años, delitos por los que fue
condenado por el tribunal de Córdoba, capital de la
provincia homónima, a 750 kilómetros de Buenos Aires
La policía logró descubrirlo porque no
tomó mayores precauciones para evitar ser identificado por
sus víctimas, dijeron fuentes judiciales a la prensa
El mes pasado un tribunal de Buenos
Aires condenó a Mario Ochoa a 16 años de prisión por haber
abusado o violado a niños con síndrome de Down, pero el reo
permanece en libertad porque la sentencia no está firme al
haber sido apelada
El ministro del Interior, Aníbal Fernández, se reunió el
martes con familiares de estos niños y consideró que «es una
injusticia total» que Ochoa esté en libertad mientras sigue
el proceso judicial. EFE alm/ap
Un violador serial de
nenas dijo merecer pena de muerte
http://www.lacapital.com.ar/2007/08/01/policiales/noticia_407321.shtml
Fue condenado dos veces y reincidió.
Ahora le dieron 20 años de prisión efectiva.
Un violador serial de niñas no sólo
reconoció su culpabilidad de los delitos que se le
imputaban, sino que además pidió perdón y dijo que debería
ser condenado a pena de muerte o prisión perpetua. El
caso que a todas luces aparece como insólito tuvo lugar ayer
en la ciudad de Córdoba, mientras se llevaba a cabo el
juicio oral en contra de un delincuente que reincidió en
abusos sexuales a menores. La justicia lo condenó al acusado
a 20 años de prisión de cumplimiento efectivo.
Jorge Montero, Andrés Achaval y Eduardo
Barrios, integrantes de la Cámara Cuarta del Crimen de
Córdoba, quedaron perplejos al escuchar al acusado de
violaciones reiteradas, Fernando Irusta, reconocer sus
imputaciones, pedir perdón por los ataques perpetrado contra
niñas de entre 9 y 12 años y afirmar que por sus delitos
merecía la pena de muerte o al menos prisión perpetua.
El acusado se «descolgó» con estos
dichos sorprendentes, cuando los jueces le concedieron la
última palabra antes del veredicto.
Novedoso.
Nunca había escuchado esto y tengo
mucha experiencia, dijo el vocal del tribunal oral Jorge
Montero. En declaraciones a Radio Universidad y Mitre 810 de
Córdoba, el juez añadió que no son habituales esas
expresiones y consideró que en el fondo, lo expresado por
el acusado es un pedido de ayuda.
Irusta es un albañil de 37 años que
trabajaba en un country de la zona sur de la ciudad de
Córdoba, cuando fue detenido por la policía en agosto de
2006.
El hombre ya contaba con dos condenas
anteriores por violaciones. En el 2005 había ingresado al
régimen de libertad asistida, pero entre mayo y agosto del
año siguiente volvió a abusar de siete niñas de entre 9 y 12
años.
Confesión.
En agosto de 2006 fue detenido acusado
de abuso sexual agravado por acceso carnal, y robo
calificado reiterado.
Durante el juicio abreviado que se
realizó a puertas cerradas, el acusado decidió confesar su
culpabilidad.
El tribunal lo condenó a 20 años de
prisión a cumplir de modo efectivo, con lo cual no podrá
alcanzar ningún beneficio que le permita lograr la libertad
en forma anticipada.
Peligroso e inmaduro.
Los estudios psicológicos practicados
al acusado demostraron que se trata de un sujeto peligroso
con inclinaciones al delito sexual, marcada intolerancia a
la frustración y con un objeto del deseo sexual inmaduro,
por lo cual sus víctimas son niñas. No obstante, se dejó en
claro que no por eso podía considerarse inimputable.
Además las pruebas de ADN de los
hisopados vaginales de las niñas que fueron sometidas por
Irusta confirmaron que él fue el autor de las violaciones,
con lo cual eran pocas las chances que tenía el acusado de
eludir la condena.
Valoración y condena.
A la hora de pedir 20 años de prisión
para el acusado, la fiscal Laura pedestal tuvo en cuenta que
Irusta había sido condenado a 8 años de prisión por el
delito de violación cuando tenía 20 años. Luego recuperó la
libertad por buena conducta. Pero a poco de alcanzar las
calles reincidió y se le unificaron las condenas,
penalizándolo por 15 años.
El 5 de octubre de 2005 se dio por
cumplida la condena. Pero siete meses volvió a atacar a
siete menores, por lo cual ahora quedará tras las rejas
durante los próximos 20 años.
Irusta lamentó que por su
conducta no podrá disfrutar de la compañía de su pequeño
hijo y agradeció a la defensa, la fiscalía, los querellantes
y el tribunal que lo condenaran a 20 años de reclusión. En
ese sentido, admitió que podía haber recibido una pena de
hasta 50 años.
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