Carta
Bordeando con el psicópata
Estoy revisando este material de su página doctor Marietan, que me ha sido muy útil, y mi consulta es sobre mi caso particular. Soy una mujer de 25 años con un trastorno borderline diagnosticado desde los 15 años. He tenido tratamiento hasta ahora, que ha resultado muy bueno y he podido hacer todo lo que parecía imposible luego de mi crisis adolescente. Terminé el colegio, estoy a punto de terminar la universidad, trabajo, hago música, enseño. Soy compositora, tengo muchas cosas para hacer y dar.
Por otro lado, también soy borderline. Hace 9 meses me encontré con un sujeto que me fascinó terriblemente. Apareció un hombre de 30 años, con aires de grandeza, un discurso pseudo espiritual, una vida hiper materialista y un aparente sufrimiento tan grande, tan grande, que automáticamente me sentí la mujer que lo iba a «salvar» contra viento y marea, a pesar de que eso pudiese llevarme al límite total, una vez más, a mis lados más oscuros y feos. Dejé que tome posesión de toda mi vida, él entró en mi vida intentando cogerlo todo. De pronto, mi familia era su familia, mis amigos sus amigos, hasta mi terapeuta…y yo intenté también que lo acepten, gracias a Dios nadie lo aceptó. La barrera social fue de enorme ayuda.
Seguí con él, a pesar de nunca haber tenido una relación así. Mis anteriores novios eran medios locos, pero más perturbados que perturbadores. No me trataban mal ni me hacían sentir mal. Este sujeto me hizo sentir mal de todo. Me hizo llorar todo el día de mi cumpleaños porque no podía verme por cómo me había cortado el pelo. Yo de pronto, perdí la capacidad de defenderme. Cuando amenacé con irme, él cambió de táctica. Se echó toda la culpa encima, se hizo «responsable» y yo me olvidé de todo. Hasta la siguiente. Que si me colgaba unos aretes, me miraba como si tuviese una cucaracha en la oreja…yo tuve muchos problemas de adaptación en relación a mi cuerpo, me costó mucho aceptarlo y justo cuando empiezo a aceptarlo me colgué de él para que me destruya.
Lo que más me asusta y me aterra, es que él no me engañó en ningún momento. Yo sabía que era así. Me mentí mil y un veces. Lo defendí frente a la gente que me quiere. Le mentí mil veces diciéndole que es una buena persona en el fondo y que «juntos íbamos a salir». ¿A salir, a dónde? ¿Al mismísimo infierno?.
Luego de maltratarme varias semanas, se fue de viaje 3 semanas. Yo me volvía loca extrañándolo los primeros días. Luego, empecé a sentirme incómoda, empecé a contar lo que pasaba (porque, obviamente, escondía todo) y empecé a a poyarme en la presión de mis amigos y mis padres para dejarlo. Tenía mucho miedo, pero me di cuenta que tenía que salir YA. Que yo ya había pasado por el infierno a los 15 y que tanto dolor no podía tener este desenlace. Que no me iba a sacrificar por la patología, patología tan parecida, exacta a la que mi madre ejercía sobre mí. Es decir, este novio es como mi madre en hombre. De ahí mi fascinación.
Ahora terminé con él, hace unas semanas. Ha sido muy difícil, es muy difícil aún sacarlo de mi cabeza. Lee todos mis pensamientos y necesidades, sabe cuándo llamar, cuándo no, que escribir. Yo estoy haciendo lo del contacto cero y lo seguiré haciendo.
Lo que me aterra, es cómo, luego de tanto trabajo, luego de tanta terapia, puedo yo tener tantos enlaces psicopáticos como para meterme en una relación así. ¿Cómo puedo ponerme en altísimo riesgo una vez más?
Atte. Fanny – Perú
|