SEMIOLOGÍA PSIQUIÁTRICA Y PSICOPATÍA

Psicopatia Dr.Hugo Marietan

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SEMIOLOGÍA PSIQUIÁTRICA Y PSICOPATÍA


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El
complementario de la psicópata

 

He aquí una muy buena descripción de las
vivencias de un complementario frente a una psicópata. Qué
se siente, qué se ve, qué no se ve y cuándo se ve. Muchas
complementarias al leer lo que sigue, seguramente, dirán: “A
mí me pasa lo mismo”. Y eso es lo valioso de este tipo de
comunicaciones.

Los psicópatas, en general, constituyen
el 3 % de la población general. Y, de ese 3 %, la relación
entre hombres psicópatas y mujeres psicópatas es de 3 a 1.
Tres varones por cada mujer. De ahí que este testimonio sea
tan valioso: el de una psicópata que tiene un
complementario. Verán que las acciones son las mismas que
las que realizan los psicópatas varones con las
complementarias mujeres.

Espero que lean con atención esta
comunicación y la comenten.

 

Saludos a todos

Dr. Hugo Marietan

 

 

Cuesta abajo

 

Ella, de la que voy a hablar, tiene 40
años, igual que yo; es …, igual que yo; nacimos en el mismo
país. Estuvimos 12 años en una relación “de hecho”, al cabo
de la cual, quedé deshecho.

La conocí en un concierto. Me atrajo su
sonrisa, su candidez, su inocencia, su sensibilidad, su
bondad. Me destruyó su sensibilidad; era tan absolutamente
sensible, que me quedé como una estatua, en coma.

Cuando apareció en ella el
monstruo
(una vez que yo
estaba por los suelos) dijo:

—Yo siempre consigo lo que quiero.

No los piensa en
límites
, los hace ella,
para los otros, dando la impresión de una ingenuidad
infantil inconsciente, como exenta de maldad. Nada más lejos
de la realidad: es un actuar con un cálculo a su favor tan
desmesurado, refinado y estratégico, que es el único punto
débil que tiene, sólo sabido a posteriori es que es ciega en
sus objetivos y acaba dejando huellas de sus «crímenes»
inevitablemente. Tanto egocentrismo, al final, se convierte
en torpeza.

Planifica
y no. Sus impulsos son ciegos (creo yo), como ya he dicho,
no hay ningún dique de contención. En ése sentido planifica
muchísimo, con un refinamiento que hiela la sangre. Lo que
no planifica son las consecuencias de sus actos sobre los
demás. Eso no existe para ella, puesto que tiene una
sensación de impunidad previa absoluta. Esto no quiere decir
que al final, sus actuaciones no tengan un precio.

Sólo cuenta lo que quiere (egoísmo).
Los demás no existen sino como medios para sus fines. Se
sorprendía muchísimo de que alguien pudiese criticarla por
algo, el «crítico» tenía entonces una venganza asegurada y
sin piedad.

Si se la castiga, lo único que hace el
«supuesto castigo» es
procurar mayor refinamiento al actuar. Lo único hiriente
para ella es que se cuestione su omnipotencia.

Hace girar a
todos en torno a ella
, pero dando la sensación de
que es una pobrecita desamparada.

Manipulación:
Es como una médium, una adivina, un ser que tiene una visión
atravesante de lo que cada persona es, y cuáles son sus
necesidades más escondidas. Tiene un saber sobre las
personas que llega a ser milagroso. A cada persona le da la
«sustancia» adictiva que necesita. Pero lo más alucinante
todavía, es que sin que  tenga la necesidad, la llega a
crear, llega a crear la demanda
en las demás personas
.

Cuando la conocí, yo era una persona
segura, brillante, me iba todo sobre ruedas, mi carrera
subía como la espuma. No fumaba, no bebía, no creía en la
pareja como vínculo. Tenía un empuje que desde joven me
hacía estar por el mundo a mi aire y sin complicaciones. Y
acabé dependiendo de ella
en todos los sentidos, hasta económicamente.

Me quedé sin un
amigo
, cuando tenía una
proverbial facilidad para hacerlos.
No podía decidir nada por mi mismo
.
Nadie me reconocía, era otro.

Seguro que yo tenía una fisura, si no, no
podría haberse dado éste tipo de relación. Pero ella la
encontró desde la primera mirada. Viene a ser como que vas
con una armadura y cota de malla (no me parece muy acertado
el ejemplo porque nunca fui a la defensiva y ahora me da
miedo todo), y tienes la desgracia de pasar por delante de
una colmena y una avispa entra
por un pliegue
y las demás la siguen en tropel.

Seductora:
sí, tiene una corte de hombres detrás de ella como perritos,
que además la protegen, porque ella está desamparada.
Pobres, cuando se den cuenta hasta que punto los que están
desamparados son ellos. No llegarán nunca a pensar hasta que
punto los tiene subyugados. Su seducción es algo así como un
hechizo, porque no hay posibilidad de defensa, porque la
indefensa es ella.

Cruel:
ilimitadamente. De hecho, reírse de los demás es algo que me
gustaría saber qué le va en ello. De mí se estuvo riendo con
todos sus amantes en mi cara, y llamarme payaso delante de
ellos, desprecios continuos, responder al teléfono :QUE
QUIERES!, etc. Todo esto en la fase que ya estaba inerme,
atontado y sin reacción. Llegué
a arrastrarme
, literalmente, por los suelos.

Se resume al final en dos cosas; le
exclamé:

—¿Pero me has estado envidiando toda la
vida o qué?

Su respuesta fue una sonrisa de Gioconda,
con un brillo diabólico y horrendo de triunfo en sus ojos.

—¿Pero si no tenías necesidad de
engañarme, y tu sabías lo que me dolía, porqué lo has
hecho?, ¿lo sabías o no?, ¿lo sabías o no?

—Sí, sí lo sabía.

—¿Porqué lo has hecho?

—No sé, seré muy ignorante.

Culpar de sus
errores
: Me dijo:

—Todo el mundo ha querido que yo sea así

Pero no queda ahí eso. No, ataca
atacando. Es un tipo de ataque
inédito
: sus acciones dice que las has hecho tú.
Es decir, como si le doy una pedrada a alguien, y entonces
digo entre sollozos:¿por qué me tiras la piedra?

Soporte económico: a mitad de la relación
pasé yo a ser el mantenido. Según la única amiga que me
quedó me veía como su mayordomo. Haciéndole hasta la pelota.
Todos los bienes que posee, nunca se preocupó de tenerlos,
fue mi ocupación que no se fuese el dinero por la ventana,
he salido desnudo de allí,
porque hasta los regalos que me hizo, aparte de mis bienes
personales de cuando trabajaba se los quedó ella.

Usado:
no hay palabras para describirlo.
Me siento tan estúpido que no me
reconozco
. No entiendo cómo llegué hasta tales
puntos de indignidad. No me lo creo, no acabo de creérmelo.

Cuando miente:
Todavía no sé si el loco soy
yo o ella
. Me da la impresión de que para
ella, no hay diferencia entre verdad y mentira. Porque sus
mentiras son tan auténticas como la verdad más
resplandeciente. Pero lo peor es el acompañamiento
victimista de sus mentiras, puede tanto llorar como
pestañear; puede decir que te quiere con locura al mismo
tiempo que te está clavando un cuchillo por la espalda sin
temblar; puede mantener relaciones sexuales fingidas cuando
a una persona normal se le rompería el estómago.

Del sexo
casi prefiero ni hablar, porque nadie lo creería, ni
siquiera yo. Nunca he conocido a nadie con tal capacidad de
actuación. En la película «Luz de gas» al malo se le ve cara
de malo. A ésta persona las mentiras te hacen pensar que no
estás viendo la realidad,
dudas de tu cordura
, dudas de todo, de tí
mismo, aunque lo veas con tus propios ojos. Por supuesto,
que como el arsénico, uno
sabe por los síntomas que algo no funciona, pero no sabe qué
es
. El desenlace es saberse envenenado,
entonces, entiendes todo desde el final.

Perdonar
las mentiras: es que no se ven como tal
, ése
es el problema. No te puedes plantear perdonar una mentira
cuando no sabes exactamente que te están mintiendo. No se
puede perdonar lo que no es un agravio directo, porque no
existe. Al final, una vez que se descubre la trama, es tan
insoportable, tan inasimilable, tan de llevarte al suicidio
que yo le imploraba que me diese una oportunidad, porque una
vez que se descubrió todo, empezó una tormenta de acoso y
derribo para que me fuese, que si te digo la verdad, creo
que estaba esperando que me quitase la vida, como para no
dejar rastros ni testigos. O al menos me da ésa impresión.

Sus logros:
Me fui traicionando en todo
.
Pero grano a grano de arena. Nada de una traición consentida
conscientemente. Yo siempre tuve mucho carácter, y una
imposición frontal hubiese sido imposible. Pero gota a gota,
grano a grano, acabas siendo nada.

Manipular a
terceros
: Nunca me pidió
manipular a terceros, hubiese sido imposible, porque a la
manipulación me hubiese negado. Digamos que las cosas eran
así: si alguien le estorbaba, entonces me contaba alguna
mentira del tipo que sabía que me enfurecía, como que la
habían ofendido, o faltaba al respeto, y entonces iba yo
como un cohete a pedir cuentas a ésa persona. Otras veces
simplemente me decía cosas como una santa de gente conocida
de la que acababa apartándome.

Violencia física: No.

Signo o señal: No.

Tendencias sexuales: a mí me decía que
era una persona muy vaga para el sexo, desde un principio,
que no era muy sexuada. Me decía que si ella se quedase en
silla de ruedas y no pudiésemos tener relaciones sexuales,
entonces la dejaría o no. Palabras ante las cuales yo me
quedaba sin respuesta, porque me parecían preguntas
imposibles, que me descuadraban. El final de la relación fue
cuando me enteré que llevaba
relaciones paralelas
hasta con cinco compañeros
de trabajo. Parece una broma,
la virgen estaba con la legión
extranjera
. Desde que me enteré de eso (por
la gente de la calle) y le pregunté, entonces empezó la
tormenta para desintegrarme. Te podría contar más sobre el
tema, pero es que es de vergüenza. No lo creerías, o solo
dirías que soy imbécil
.
Y lo peor de todo, es que soy bastante inteligente.

Degradar a los
demás
: sí, pero no de una
forma directa. Por poner un ejemplo: pobre chica ésta que su
marido la engaña, que pena me da, con cara compungida y
solidaria. El «marido» la engañaba con ella. De todos con
los que estaba, sus compañeros, decía que le tenían mucha
envidia, que ella no tenía amigos, porque en la gente no se
puede confiar, cómo podían hacerle a sus esposas algo así.
Lo hacían con ella.

Inhibición:
por no armar escándalos delante de las personas, porque me
parecen de pésimo gusto, y además con una mujer, la coacción
es mucho mayor, me tragué desprecios terribles. Una vez que
estábamos solos, me enfurecía, pero ella me miraba con
cara de no saber de que le
hablaba
y se ponía a llorar, y yo le pedía
disculpas.

Autoestima:
Yo podía estar delante de tres mil personas, o mil, o dos
mil, era mi profesión. Hoy por hoy, no salgo a la calle. Me
da miedo.

Volvía con ella
siempre
, siempre, pedía
perdón. Ella nunca se excusó de nada. Lloraba con dolor
increíble por no entender qué le estaba diciendo. Me sentía
como un monstruo. Yo era la causa de sufrimiento, lo mejor
entonces es ir poco a poco petrificándote. Visto a
posteriori.

No tengo relación, y me costaría creer
que volviese a tener alguna. En cualquier caso,
mi confianza en mí está sepultada
.
Difícil poder confiar en alguien cuando uno no confía en sí
mismo.

Detrás de toda la sensibilidad, había
un monstruo insensible a todo y a todos
. Quería
agregar algo: no sé si la persona con la que he estado es
una psicópata o no, me da la impresión que sí. Pero una
psicópata en ésta sociedad, tiene una potencia destructiva
que no la tiene uno de sexo masculino. Porque con un hombre,
puedes, llegado el caso a citarte con él en una esquina y
liarte a puñetazos si hace falta, insultarlo, mandarlo a la
mierda, hacerle frente de igual a igual. Con una mujer de
ésas características no sé cual es la defensa. Si en un
restaurante, por poner un ejemplo, delante de todo el mundo,
una mujer abofetea a un hombre, el hombre tiene que
recibirla estoicamente, pero no devolverla. Si pasa que un
hombre da la bofetada a otro hombre, lo normal es que se
pueda responder, lo mismo con insultos o con desprecios. En
éste mundo, me da la impresión de que la «víctima» mujer
está siendo amparada por una impunidad abusiva. La «víctima
hombre» no existe, pero es que además hay muy pocos medios
para poder responder a las agresiones: la única forma es
vete y calla. No es políticamente correcto lo que digo, pero
es así. He conocido hombres que llevan aguantando a tipos de
mujeres que sería difícil de creer. A la mujer se le ha
puesto lo de «sexo débil». Me parece que no es así en
absoluto. Hay muchas mujeres maltratadas abusivamente, y el
maltratador debe ser castigado. Pero la mujer maltratadora
no existe, es una sombra, es el veneno del arsénico del poco
a poco y al final me he muerto, sin el recurso de la fuerza
bruta. La imaginación destructiva puede alcanzar límites
inalcanzables. Todavía me acuerdo sus
frases en suspenso
:

—Bueno, ya sabes….

—No sé, ¿qué sé?

—Eso que quieres no te lo puedo dar…

—¿Pero, a qué te refieres?

—¿Por qué has hecho eso?

—¿El qué?¿no me dijiste que..?-¿qué,
¡¡¡coño, que te he dicho!!!

 

 Para finalizar, ¿sabes qué es lo peor?
que todavía sueño con que haya sido todo un sueño, que
pienso que me pedirá perdón algún día ansiado, que me diga
que estaba drogada. En fin, que todavía estoy en tratamiento
YO, como un vegetal. Ella sigue su vida sin ningún problema.
Creo que cuando se habla de un psicópata hay algo terrible
en ellos: la certeza de su mediocridad. Son personas que han
asumido desde muy temprano que son mediocres. Y por ello han
desarrollado un sentido de la observación como sólo una
persona que se sabe «en falta de todo» puede tener, como el
envidioso en estado puro, que solo se fija en lo que los
demás visten, hacen o llevan. Han asumido que con las reglas
del juego, llevan las de perder, y por eso han desarrollado
la técnica del tramposo sin piedad. Lo extraño de todo esto
es que ésa certeza de la mediocridad, me da la impresión de
que fue causada por una humillación insoportable, porque si
ésa certeza la llevasen bien, no tendrían el afán
destructivo y malcompetitivo que tienen. Es como una especie
de agravio temprano muy humillante, que les hizo decirse:

—Sí, soy una mierda: pero como mierda se
van a enterar hasta que punto se puede llegar siéndolo. O
algo así. Bueno, espero que sirva de algo mi correo, a mí me
ha servido.

Saludos y hasta pronto.

 

Segunda parte

 

Un complementario, como yo, creo que
tiene algo a la inversa del psicópata.

Al igual que el psicópata, creo que es
certeza pura, que no le inhibe actuar, en mi caso, en un
principio había «una seguridad
apuntalada
«, pero no certeza. La «seguridad
apuntalada» en sí misma es una debilidad estructural,
los puntales se sostienen sobre una
fisura
. Pueden estar muy bien cimentados,
pero si se rasca poco a poco en un cimiento, el edificio se
derrumba. Ahí actúa el
psicópata
sin piedad. Pues bien, mi problema
, creo, ha sido, «la necesidad de puntales», que una certeza
subjetiva  (verdadera) no hubiese necesitado de tales.
Mientras los cimientos están fuertes, hay una seguridad
«como impostura».Pero, cuando los cimientos se socavan,
empieza la fisura de la duda a agigantarse hasta la
petrificación. Se deja de
actuar
. Entonces, la figura actuante de
esa máquina desinhibida que es el
psicópata
, empieza a ser fascinante, siempre
y cuando, su actuar se recubra de mentira o de impostura
hacia su compañero, porque las cartas, si se mostrasen desde
el principio, nada sería igual, habría posibilidad de
elección.

El problema para mí, que no acabo de
descifrar, es qué se esconde detrás de ésa debilidad
dubitativa, indecisa, que impide la «certeza».Quizás porque
en el fondo actuar tiene un fondo trasgresor, que a lo mejor
tiene un sesgo sádico o masoquista. No lo tengo claro. Lo
que sí está claro es que
esconde algo que se sale de las convenciones
,
y por ello inhibitorio.

Bien, ésa es mi parte de responsabilidad,
ese «oculto» anticultura es el que culpabiliza, y es como si
uno se quedase inerme. Por ello el «hormigón armado» del
psicópata seduce tanto, en ése sentido creo que pueda
producirse el nexo de unión. Pero siempre bajo una
condición: la mentira del
psicópata
, que llega a lugares inimaginables,
tramitadas, además, por fomentar la vanidad del
complementario, al tiempo que aumentar sus dudas, un «te
quiero muchísimo y no entiendo por qué»: «te quiero
muchísimo» halaga, «no se por qué» desprecia. En ésa espiral
el planteamiento es: me quiere mucho… ¿por qué no lo
sabe?… ¿soy yo quien no se lo hace saber? me quiere mucho…
¿lo duda? Hasta poder llegar al «no entiendo para qué te
quiero». Un beso y dos bofetadas.

Entonces, se quiere evitar «las
bofetadas», pero curiosamente, el beso empieza a
desaparecer, y lo quieres, pero para eso sólo te quedas con
las bofetadas, con el recuerdo anhelante de recuperar el
beso, que se vuelve inalcanzable, y ya eres una marioneta
dependiente y mendiga.

Complementario y neurótico. Seguro que
sí. Pero creo que también víctima, porque el juego para mí
es con reglas, y mi ex no las tenía. Es mas, me pedía reglas
que yo no quería pero accedía a ellas, y resulta que las
reglas que yo aceptaba, no solo ella no las cumplía, sino
que además eran para poder jugar más sucio y que las trampas
fuesen sin límites.

Me resuenan con terror el recordatorio de
las humillaciones:

—¿Pero, por qué te enfadas? Sólo te lo
digo porque te quiero, lo hago por tu bien.

Inerme, Inerme, Inerme, ésa es la
palabra, Inerme.

¿Por qué no tengo defensa?, ¿por
qué me cuesta defenderme
?

Hay un tipo de responsabilidad enfermiza,
que ojalá me pudiese quitar de encima. Puede ser que no haya
encuentros casuales, y menos tan duraderos. Pero a veces me
siento culpable hasta de las putadas que me hizo.

Y yo no era así.

No me reconozco.

Estoy desorientadísimo.

Ojalá pudiese volver a ser el que era,
aún con puntales y sin certeza, pero con experiencia. Ahora
ya sé aquello de :»obras son amores y no buenas razones».
Ojalá que eso lo hubiese tenido claro:
lo que se hace por la persona

es el amor, y no lo que te dice.

Un saludo, y
gracias por tu atención.

 

Tercera parte

 

Muchísimas gracias por tu atención, y por
tu ayuda.¿Sabes?, hoy, releyendo lo de «inerme»,

me quedé «congelado», por unas frases que
escribí antes.

—¿Pero, porqué te enfadas, si lo hago
por tu bien, porque te quiero…?

Terrible eco. Eco que eran las mismas
palabras que me decía mi madre
justificando determinadas acciones por su parte, que a
veces, para mí, eran vejatorias.

En el fondo, creo, que
el encuentro con un psicópata, no es
más que un terrible reencuentro «con algo»
.

Siempre, desde niño, fui una persona muy
independiente y emprendedora, brillantes estudios, y con una
facilidad pasmosa para cualquier cosa. Pero todo eso llegó
un momento que lejos de facilitarme la vida, me la empezó a
complicar mucho, sobre todo dentro de casa. Porque
simplemente, tantos deseos, tanta independencia, se
interpretaban en mi casa, sobre todo por parte de mi madre
como:

—Vas «demasiado a lo tuyo»»eres muy
egoísta.

Nunca acerté a entender cómo la mayoría
de las personas se hacían problemas con nimiedades tan
insignificantes. Mi resolución, o mis ganas de solucionar
problemas, o incluso mi aportación a la efectiva resolución
de los mismos, mas que con gratitud, se me miraban con
rabia. Entendí desde muy joven que resolverse uno era la
mejor manera de querer a los demás. Lo sigo pensando así.
Pero llegó un momento que empecé a sentirme como un
«monstruo».Es decir, empecé a dudar de mí que me resultasen
las relaciones fáciles, o simplemente, no atender a gente
que no me interesaban era algo así como insensibilidad hacia
los demás.

La demanda continua de mi madre se
convirtió así, en insensibilidad propia y monstruosa.
Graciosa aquella frase de que «el egoísta es aquel que
antepone sus necesidades a las mías».Pues algo así. Pero
hubo un momento de «fractura», no sé exactamente cuando, que
algo «perdí» y con ella mi «certeza», por llamarla de alguna
manera, algo así como «yo sé que soy esto».

Eso se rompió.

Y a partir de ahí estuve en una especie
de mendicidad afectiva apuntalada. Era ya
«querer ser» apuntalado
,
y no efectivamente «soy esto» sin puntales. Esa fractura
posibilitó el encuentro. Ante la demanda de afecto de mi ex,
que me incomodaba, empecé a dudar muy seriamente de mí y,
volvió la imagen del «monstruo insensible», y ya en el
estado de «apuntalado» dije, lo recuerdo fatídicamente:

—Si, vale.

Algo por dentro, al decir el sí, se me
removió. Tanto llanto, tanta demanda, tanto me quería…
tanto, tanto, que lo hago por tu bien.

Según veo, fue un retorno a algo ya
sobradamente conocido. Pero a ése no podía decir que no.
Volví a complacer a la persona
que no se puede dejar de complacer
.

Terrible. Monstruoso.

Y sin embargo, el punto es poder retomar
un NO, para poderme retomar a mí mismo. Y no se qué NO es.
No conozco el tema de la psicopatía, pero no me extraña que
los complementarios, estemos complementando
una repetición ya vivida
,
que como un maldición, como un negarse a sí mismo, se vuelva
a hacer cargo de complacer a alguien muy cercano no
complacido.

Y como el
psicópata lo sabe
, basta aumentar su
actuación insatisfecha, manipulante, enigmática…
¿que querrá decir?,

¿qué necesitará de mí?,
 que dosificándola como un alquimista, llega a poner a su
compañero como perro mendigante.

El círculo se completa. Yo, para conmigo,
para poder relanzar mi vida, me falta un NO. Mientras eso no
se dé, la postura de complaciente, no será la de complacido,
que es de lo que se trata.¿satisfacer, satisfacer…dónde?
No será mejor ¿satisfecho?

Bueno, se me va la olla. Muchísimas
gracias por tus consejos y atenciones. Me has ayudado mucho.
Creo que escribiendo esto de mí, me sirve, y quien sabe, si
de «rebote» puede ayudar a alguien más.

Un saludo.

 

Se me olvidaba lo siguiente: la relación
entre complementario y psicópata. Tiene una asimetría
fundamental: mientras el psicópata tiene esclarecido su
«oculto» hacia sí mismo, el complementario, no lo tiene. En
ése sentido sí creo que hay víctima. Porque el nexo causal
de la relación es sabido por el psicópata, y juega con toda
la ventaja. El nexo en el complementario es «insabido», que
no por ello menos actuante, pero desconocido. Creo que si el
complementario, llegase a descubrir ( de hecho ésa es su
responsabilidad, en la que yo estoy comprometido a
descubrir), tales relaciones no se producirían. Pero el
psicópata sí las sabe, las sabe de sobra, y «alimenta» ése
«desconocido» maquinal en el complementario. En ése sentido
se habla de complementariedad, y hasta de complicidad, pero
me parecen términos que no son justos del todo. Quiero
decir, que no hay masoca más masoquista que aquel que no
sabe que lo es. Un masoquista que sabe que lo es, administra
su goce a voluntad, tiene el poder sobre su goce, por su
conocimiento. Pero no saber que se es masoquista, y sufrir
como tal, solo engendra la duda de qué es lo que está
pasando, ¿porqué me caen
tantos palos?,
y en ése sentido, sigue
sufriendo de su ignorancia, que su reconocimiento, le haría
administrar su goce a voluntad, es decir, ya no es tan
masoquista, aunque parezca contradictorio. Igual es un
atrevimiento lo que digo, pero es lo que he ido investigando
de mí.

Muchas gracias por tu atención, otra vez,
saludos.

 

Cuarta parte

Querido Marietán; he leído la publicación
de los correos en tu Web, te agradezco además la
reelaboración tan fiel de los textos, y la omisión de datos
que podrían identificarme dentro de mi mundo. Pero te tengo
que decir una cosa: se me ha encogido el corazón, me llora
el alma, me llora la incredulidad. Lo que he contado no es
ni el diez por ciento de un crimen elaborado sin piedad.
Pero sí te pediría que se advierta, y que se difunda que hay
una existencia cierta de la psicópata femenina, que no es un
mito, porque es tal horror inhabitual al cual no se le da
publicidad: porque además, una mínima reacción agresiva del
hombre ante tanta marea de humillación, te convierte
directamente en un maltratador, que es un arma más de la
mujer psicópata.

Te pongo dos ejemplos: el día que me
enteré casualmente de sus amantes, que justo
la noche anterior había un par de
ellos cenando en casa
, cenas que las cocinaba
y las servía yo, mientras esperaban en la mesa, fui
disparado a hablar con ella: y empezó a decirme
«que no le preguntase nada que
le hacía mucho daño
«.
Ante tanta
incredulidad, la agarré por los brazos, de una forma
emocional, pero con la malísima fortuna de que ella tiene
los brazos muy celulíticos, y entonces por nada se le hacen
una marca, porque le exigía una explicación.

Ya los llantos se desmoronaron en mi
cara. No podía soportar que además de traicionarme de ésa
forma tan despiadada, encima me dijese que mis preguntas le
hacían mucho daño.

¿Qué hizo al día siguiente? Ir al trabajo
con una camiseta sin mangas, y entre pausa y pausa, se le
salían las lágrimas calladamente, como sufriendo en
silencio, delante de sus compañeros.

¿Brutal, no?

Nunca he sido una persona agresiva, lo
juro, nunca. Una semana después de la separación, pidiendo
explicaciones, le dije que me presentaba en la que hasta
hace una semana era mi casa, me dijo:

—No, no, no vengas.

—Sí, voy— le dije.

Y me puse
en la puerta a tocar el timbre como un loco
,
hasta que abrió la puerta. Empecé a hablar con ella
tranquilamente, rogándole, implorándole que me contara qué
le había movido a todo ése actuar, y me decía:

—¡Tu no entiendes nada, tu no entiendes
nada!

Yo estaba sentado en el sofá y ella se
montó encima en actitud sexual, acercando sus labios a los
míos.

—Es que tú no entiendes nada — decía sin
cesar a un milímetro de mi boca.

Yo la miraba con
TERROR
, no conocía a ésa
persona, la cabeza me daba vueltas, además estaba en actitud
sexual sentada sobre mí. Se me salían las lágrimas, tenía
toda la razón: yo no entendía nada de nada.

En ese momento llamaron al timbre de la
puerta: era la policía.
Estaba esperando a la policía, mientras se ponía a provocar
un encuentro sexual (me salvo, que para mi hubiese sido
posible en esas condiciones). La policía entró como para
detener a un maltratador, afortunadamente, me vieron en una
actitud, que poco tenía que ver con un violento, sino a una
persona sin habla y medio temblando. Pero si llega a salir
medio desnuda, y me pillan desnudo a mí, además hubiese sido
acusado de intento de violación.

Sus última palabras para mi, aún clavadas
en mi alma, después de haberme humillado hasta comer mierda,
habiéndole perdonado una y otra vez (en el tramo final,
después del descubrimiento) porque me decía que me quería al
mismo tiempo que me humillaba, que le diese otra
oportunidad, entre lágrimas, y yo las concedía arrastrándome
por los suelos, sus última palabras fueron:

—¿Qué quieres, que te quiera a la fuerza?
Tienes por mí un amor enfermizo.

Después de todo, después de todas las
humillaciones, que me pedía una y otra oportunidad, hasta
arrastrarme, una y otra vez la concedía, para como una
esfinge, decirme:¿qué quieres, que te quiera a la fuerza?,
tienes por mí un amor enfermizo.

Al final yo era el loco.

Acabé loco.

Pero además, si no llego a ser como soy,
acabo entre rejas, porque el tema de los maltratos está
vigiladísimo y es un tema de máxima actualidad social, hay
mucha sensibilidad.

Gracias por tu atención, por tus
atenciones, espero que mi vergüenza sea irrepetible en otras
personas.

Pero, de verdad, que también se tiene que
hablar más de la mujer psicópata, puede que sea rara, pero
no por ello deja de existir, y sus efectos son menos
letales.

Un gran
abrazo, gracias, muchísimas gracias por tu ayuda.

 

Quinta parte: autoestima (21 mayo 07)

 

Querido Marietán:

¿Cómo se acaba
uno arrastrando?

Intentaré explicarlo de otra forma. Sus
frases fueron, en las tres fases de la relación:

 

primero, «me
cuesta mucho entenderte
«,

segundo:»la
gente no te entiende
«

tercero:»no
entiendes nada de nada
«.

 

Siempre he sido una persona con mucho
miedo a pasar «por injusto».Siempre he querido saber, para
ser lo más ecuánime y respetuoso posible. Se puede querer
saber desde una seguridad personal, «esa certeza de lo que
uno es» de la que te hablo, y si se pierde, entonces «uno
quiere asegurarse» sabiendo. Son dos posturas muy distintas,
en el sentido que la primera tiene unos límites de lo
tolerable, y la segunda, tiene unos límites «relativos».No
sé si me entiendes.

Relativos, en cuanto que se vuelven más
permeables, elásticos y moldeables. Hay un tipo de seguridad
en uno mismo que puede ser reafirmante (se reafirma lo que
hace falta confirmar, o sea, no está confirmado) y hay un
tipo de seguridad que no necesita de reafirmaciones, porque
está verificada.

Cuando yo la conocí estaba muy
reconfirmado, sustentado entonces en una fragilidad
estructural. La semilla de la
duda está plantada, sin germinar
.

Pero está.

Y la psicópata la
riega sin cesar.

Cuando te «reafirmas» delante de ella,
ella sabe que no estás confirmado. Porque ella no oye las
palabras formales, está leyendo
la escritura inconsciente de tus palabras
. Y
abierto como yo era, sin miedos conscientes, daba todo los
datos de mi «caja negra» sin regateos. Y ahí la psicópata,
con un conocimiento de lectura de lo inconsciente sin rival,
empieza su trabajo. Digamos, según lo que he visto a
posteriori, que la psicópata es un «psicoanalista de
primera» sin moral ni ética. Sabe que cuando estás diciendo
esto, te estás refiriendo a lo otro. Te expliqué, que eso
otro para mí es desconocido, no sé que esconde «la caja
negra».Intento averiguarlo, es mi responsabilidad. Pero la
psicópata SI lo sabe. Por lo cual, donde mi consciencia no
llega, ella está accionando los
botones
. Ella sabe algo de mí que yo no sé. Es lo
mejor que se me ocurre decirte. Pues eso que sabe, lo
empieza a guiar con un imán, a su voluntad, lo dosifica,
porque sabe también donde están
tus límites y no los tensa sino poco a poco,
y en
eso consiste la manipulación. Lo que escapa a mi
entendimiento es porqué el afán de destrucción, qué sacan
con ése triunfo. Lo que tampoco entiendo, eso me deja
alucinado, es cómo pueden ser a la vez tan torpes.

El menosprecio que me tenía a mí y a los
demás, les hace cometer sus principales errores, porque
ignoran hasta tal punto a sus semejantes, que creen que en
una de éstas no van a reaccionar.

El cálculo es refinadísimo, retorcido y
complicado, pero, no acabo de entender cómo al final «no hay
crimen perfecto».Creo que ésa es su principal debilidad, un
sentido de la omnipotencia tan
exagerada
, le importa tan poco la posibilidad de
reacción en los demás, y parece que tiene la idea de la
impunidad como recibida de Dios.

Conmigo actuaba atacando a la «caja
negra» como te decía. Yo no la conocía en absoluto. Luego me
he ido enterando de sus múltiples personalidades.
Todo un camaleón
. Eso sí,
la chica respetable en su pueblo, y muy buena chica, ellos
ni su familia se imaginan que
la virgencita tiene tanta vida detrás.

De mí sabía, no sé cómo, que las lágrimas
de una mujer, me desarman. Sabía que cierto tipo de lenguaje
político podía sostener, que tipo de amistades, todo, lo
sabía todo desde un principio. Nunca le oculté nada, PERO ES
QUE ELLA SABE DE MI MÁS QUE YO,
ése es el problema, ése es el problema fundamental.

Creo que lo que a un especialista en el
alma humana le cuesta años de experiencia, ella lo aprendió
de niña, de la peor manera. Su familia viene a ser como la
familia Monster. Un padre presente como una piedra ausente
(me gustaría saber también la vida que no enseña, porque me
parece muy sospechosa) una madre manipuladora como una
bruja, y ella son tres hermanas a cual más monstruito. Todos
unidos por un amor indestructible: amor a la necedad.
Pura conducta instintiva
.
Y de ésa pura conducta instintiva, quizás han aprendido a
leer los instintos ajenos.

Mi familia está desestructurada, una
madre profesional, un padre genio medio loco, y todos los
hermanos segregados por el mundo. La ruptura de mis padres
fue muy traumática. Pero les unía el amor a la cultura y al
saber. Yo fui el que pagó la herencia de mi padre cuando me
fui a vivir, tras la separación, con mi madre y mi hermana.
Me cayeron todas las vejaciones posibles a los catorce años,
al menos yo lo viví así. Ahí se
rompió algo en mí
.

Releyendo «cuesta abajo» la palabra
monstruo se repite infinidad de veces. Me da la impresión de
que porque no se pensasen que yo era un monstruo, al final
me topé con él. Yo he padecido de mucha facilidad para
cualquier cosa. Parece que lo he tenido que pagar caro.

Si quieres hacer preguntas más exactas o
directas, hazlas tranquilamente, aportaré toda mi
experiencia para que sirva a quien le pueda servir.

Todavía recuerdo en nuestro noviazgo
cuando en la cama nos quedábamos mirándonos como tontos
durante mucho tiempo. Ya en los días finales de nuestra
relación me dijo:

—No, no. Yo te miraba así.

Y reprodujo la
mirada exacta de doce años atrás
.
Hasta la mirada de los primeros encuentros, la puede
accionar a voluntad, ¡hasta la mirada de enamorada y tierna
de los primeros momentos se pueden actuar a voluntad!

Bueno, como te he dicho, si quieres
cualquier tipo de pregunta, más concreta, hazla, y yo te
cuento.

Un fuerte abrazo y hasta prontito.

 

Querido Marietán:

Sigo indagando en el tema. No sé si en tu
experiencia habrás observado una
«carencia afectiva fundamental» en
el complementario
. Revisando el correo de
ayer, «la semilla» de la que te hablaba, la fisura donde se
apoyan los cimientos, es la siguiente mi: creo que Freud
tiene una frase algo así como:»quien duda de su amor
entonces duda de todo».

Ese algo que se rompió en su momento,
dándole vueltas, viene a ser lo siguiente:
querer merecer el amor
.

Mal asunto.

Entonces, ése quiere merecer, te puede
dar un empuje brillantísimo, una lucha por querer ser
apreciado a base de fomentar tus propios valores, que
incluso pueden ser ampliamente reconocidos: rigor en tu
trabajo, claridad en las expresiones, ecuanimidad. PIES DE
BARRO.

Colocación absolutamente falsa. Si no se
parte de que la verdad de que el amor ya lo tienes (relación
contigo y con los demás), entonces es querer que el amor
venga de fuera (demanda) para poder quererte.

Haces todo por
que te quieran
.

(Me echo a temblar con lo que estoy
reconociendo, porque el amor en demanda, cabe preguntarse si
es verdadero amor).Cuando se fractura el saber de que te
quieren porque sí, cuando uno
tiene que «hacer méritos por ser amado
«, ya
se está de pleno en una neurosis.

Así lo creo.

Ahí está la
psicópata como una depredadora
.

El tema es entonces, hacerte sentir
queridísimo, importantísimo, vital para su vida, y empieza a
utilizar tu demanda inconsciente, para empezar a
vampirizarte
. Utiliza
tu demanda inconsciente para sacar absolutamente todo lo que
estás dispuesto a entregar «para merecer ser querido».

Y ése principio de «eres
lo más importante que ha existido para mí en la vida
«,
es dar la vuelta al reloj de arena. Entonces
empieza a restarte importancia según
caen los granos de arena
, con un control
lentísimo.

Los reconocimientos que se necesitan de
forma enfermiza para saber que te estás mereciendo el amor,
empiezan a esfumarse, y
empiezas a dar más y más, sin darte cuenta hasta la
extenuación, hasta caer por los suelos y arrastrarte
.

Ya no eres nada,
ni una sombra de lo que fuiste, tu ser se ha ido como en una
transfusión de sangre.

No creo que un psicópata vaya con
cualquiera que no tenga mucho que ofrecer. Me costaría
creerlo. Seguramente suelen ir
con gente que tiene muchísimo que aportarle
, y
también, seguramente, tu lo sabrás mejor que yo, hablo por
intuición, una vez que se ha
vaciado al complementario, se le tira como una piel sin
relleno
.

También hay
cierta supervaloración de la palabra en mí
.

(Esta
frase, que aporta el amable colaborador es de suma
importancia en la relación psicópata-complementario. El
complementario es un amante de las palabras, el psicópata de
los hechos, y, desde luego, siempre pierde el
complementario. El psicópata es un ilusionista y su
instrumento son las palabras. Marietan)

 Es decir, para entender qué quieres,
para comunicarme, hablo con claridad.

No he sido
educado en los dobles sentidos
.
He sido educado en «lo que se
dice es un compromiso
«, por eso soy muy torpe
y hasta infantil cuando empiezan las sutilezas. O mejor
dicho, el hablar equívoco, me equivoca.

Experta en el equívoco como ella no es ni
Lacan.

Por otra parte tampoco entra mucho dentro
de tus esquemas que alguien te quiera y te esté mirando
fingidamente, o hablándote mentiras, utilizándote, porque
entonces dices ¿para qué me quiere? Pregunta otra vez
enfermiza. Porque no se trata de para qué me quiere. Se
trata de qué quiero yo, y eso como te he comentado, en su
momento se rompió, y se invirtió. De querer a «ser querido».

El querer de la psicópata va más allá
todavía: no es querer ni ser querido, es un tajante: me
corresponde por mandato celestial o algo así.
Es como si la humanidad estuviese en
deuda con ella
:¿cómo es posible que no se den
cuenta de que todo es mío por derecho natural? Y ante ése
tipo de reacciones, que las vi y mucho, siempre me pensé que
no estaba hablando en serio. De hecho, muchísimas de sus
actuaciones conmigo no creía que fuesen de verdad,
me las tomaba a broma
.
Porque si hubiese creído que eran en serio no podría
creérmelo.

Bueno, estoy sudando ante los recuerdos,
me está removiendo mucho, pero es bueno que sea así. Todo
tiene un final. Y a ver cuando me la saco de la cabeza. A
ver cuando me saco de la cabeza que una persona que me
adoraba, me necesitaba, me
estaba saqueando calculadamente
.

Sigo.

Un fuerte abrazo.

 

 

Lo insoportable, lo más doloroso, lo
inasumible, lo imposible, lo inaceptable, la muerte es:»entregué
todo en mi vida para que me quisiesen a una persona que
sabía mi propia trampa, y de mi trampa recogía todos los
frutos, aguardando la primavera, el verano, hasta que la
cosecha está en su máximo rendimiento, con una sonrisa, solo
le espera aguardar y regar con el mínimo coste posible, con
el cuanto menos riegue, más dá, y cuando llega la tierra
yerma, me voy a otra»
.Ese es el nexo de
unión. El complementario está dispuesto a darlo todo por
sentirse querido, y creo, que la postura sana es al revés,
yo, por lo que quiero, entrego mi vida.

La primera es la del caballo que espera
el terrón de azúcar.

El segundo, no espera nada, eso es el
amor.

Triste, ¿verdad?

Horrible.

Hay un acto por realizar….que cambie la
colocación.

Un abrazo muy fuerte.

 

Sexta y última comunicación
3 de junio 07

 

Querido Marietán, gracias por todas tus
respuestas.

Sólo quería agregar una característica
más del comportamiento de mi ex, por si puede servir. El
«pasar de puntillas por delante».
Me
hacía infinitud de comentarios siempre refiriéndose a su
«otra vida» pero de manera inadvertida, tipo:

Tú no lo sabes todo.

Sin venir a cuento, o refiriéndose a un
fin de año, en el cual dos de sus amantes habían quedado con
sus respectivas esposas para pasarlos todos juntos, pero al
final no vinieron, ella se ponía a llorar diciendo que «eran
malos compañeros».

—He estado hablando con mi amiga —su
amiga María— acerca del plantón que nos han dado.

—¿Y qué te dijo María? —le pregunté.

—María me dijo: Joder, ni que hubieses
estado follando con ellos —contestó
.

¿Entiendes el tipo de actuación al que me
refiero? Como mostrándose delante
de tí, pero sin hacerlo
. Al principio de la
relación, un anónimo la llamaba amenazándola de muerte,
continuamente, llamándola puta, te voy a matar. Y yo, decía:

—¿Quién será éste loco que llama,
quien podría ser?

Ella se encogía de hombros, con cara
inocentísima. Pero un día me dijo:

—En mi trabajo, Pepe me mira muy mal.
¿Será él?

El tal Pepe estaba con ella desde antes
de conocerme.

Teníamos una perra (a la cual ella quería
de una forma que me deja todavía alucinado), y, siempre con
su monjil asexuamiento:

—Bueno, a ver si a la perra ésta la
montan un día, para que sepa lo que es «catarlo»
.

O decía:

—No entiendo cómo Pepe se casa y no me
invita a su boda
.

Es increíble el placer que sentía, no
sólo engañándome a mí, sino ponerse delante de las
respectivas mujeres, sin que ellas supiesen nada, y entonces
ella era la que controlaba
todas las intimidades de las personas
que la
circundaban, con los que estaba, y la ignorancia de los
demás.

El final ya fue, cuando habiéndome
enterado de una parte, cuando me enteré por la calle,
entonces empezó a suministrar el goteo de veneno. Porque, yo
empezaba «aprescoup» a entender todos los detalles, que
ella negaba
con
lágrimas de dolor, hasta que una amiga psiquiatra suya me
recetó calmantes para brotes psicóticos potentísimos, porque
yo «deliraba» (esto parece una broma macabra pero más
macabro fue vivirlo), y entonces, llegaba el último de sus
adquisiciones, y entraba a nuestra casa y le saludaba con un
beso en la boca (corto).Y yo le decía:

—¿Pero éste te ha besado en la boca?

—¡Ya estamos otra vez, lo has visto desde
una perspectiva que te ha engañado, ha sido en la mejilla,
pero tú lo has visto mal!

¡Ja, ja, ja, ja, ja, hay que ser mala!
Tomarme pastillas, bajo su terapéutico interés y el de su
amiga, al mismo tiempo que me enseñaba delante de mis ojos
ya, y sin tapujos actuaciones equívocas, que me hacían tomar
más pastillas porque veía visiones. ¿Pero cómo se puede
estar tan anulado? Todavía me lo pregunto, y te juro que
no entiendo si era yo al que le
pasó todo eso o era otra persona
.

Las relaciones sexuales que manteníamos
me parecían monótonas y aburridísimas, y yo se lo hacía
saber. Pero siempre, claro, «ella era muy vaga para hacer el
amor».Por lo tanto, aceptas.

Según llegaba el final de la relación, me
hizo una demostración de como eran sus relaciones sexuales
fuera de nuestra pareja. Casi vomito. No por las prácticas
en sí, sino por el contraste de lo que habían sido siempre.
Curiosamente, a lo largo de nuestra relación, cuando yo iba
a llegar al orgasmo, ella siempre hacía algo para
fastidiarlo. Y me preguntaba,

—¿Me da la impresión de que te he
fastidiado el orgasmo, no?

Y yo le decía:

—No, nada, no te preocupes.

Te juro que muchas veces lo que me marea
es pensar cual es el móvil final de todo esto ¿quería
matarme?

Me imagino, que todo éste tipo de gente,
(porque ésa es otra cosa que hay que asimilar, que no ha
sido contigo y contra tí, sino su forma de actuar con todo
el mundo), suele acabar bastante mal. Reconozco que sí
me alegraría que la vida le
devolviese su propia cosecha
.

Bueno, solo quería decirte ésa forma de
actuación, pero me he alargado. Muchas cosas parecen
absurdas e inconexas, pero habría que revivir 12 años para
que las cosas desde fuera, al leerlas, tuviesen una
coherencia histórica, pero es imposible.

Bueno, no me extiendo más. Te agradezco
muchísimo todas tus atenciones, ha sido un verdadero placer
conocerte, y nada, si me acuerdo de alguna otra
«particularidad», o forma de actuación te la escribo.¡Ya
está bien de dar la lata!

¡Un abrazo, y enhorabuena por tu labor,
que vaya siempre a más! Adiós.

 

 

 

 

 

 

 

 


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Sobre el autor

Hugo Marietan

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SEMIOLOGÍA PSIQUIÁTRICA Y PSICOPATÍA

Hugo Marietan

Nacido en Buenos Aires, en 1951

Médico, Facultad de Medicina, Universidad de Bueno Aires, 1981, MN 62757

Médico Psiquiatra, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires, 1986

Formación Docente: Egresado del Curso de Formación Docente Pedagógica en Ciencias de la Salud y Carrera Docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires

Docente Adscripto a la Carrera Docente Facultad de Medicina. de la Universidad de Buenos Aires desde junio de 1991 a la fecha.

Académico Titular de la Academia Internacional de Psicología de Brasil (2002)

Para ver el curriculum completo: https://marietan.com/curriculum/

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