Carta comentada:
Mi mamá, la psicópata
Hugo Marietan, enero de 2008
Estimado Dr. Hugo Marietan:
Le escribo en este mismo mail porque,
al escribirle desde el Windows vista, los archivos no son
compatibles con otros ordenadores.
Ante todo deseo darle las gracias por
esta página web que ha habilitado y que me ha ayudado tanto
y seguro que también a muchas personas que están en una
situación de este tipo.
Es muy difícil poder hablar con alguien
sobre estos temas, y que realmente entienda de qué hablo o
qué puedo sentir. De hecho, en mi entorno, cuando alguna vez
lo he intentado veo que la gente, mis amigos, no saben qué
decirme y me miran extrañados, callados o incrédulos.
Imagino que, sobre todo, porque les hablo de mi madre y
nadie puede creer que una madre pueda actuar así.
Hace ya muchos años que dejé de hablar
de este tema. Ahora, me encuentro en una situación límite y
buceando en internet buscando información, por primera vez
he leído, en su web, cartas de otras personas que han vivido
una situación parecida y, por primera vez, me he sentido
cerca de alguien en esto. Por todo esto, todo agradecimiento
por mi parte hacia usted es poco.
A continuación le cuento mi historia,
por si usted pudiera darme algún consejo, algo.
Espero no alargarme mucho y le
agradezco si me lee.
Tengo 33 años y me crié con mi madre
hasta los 18 años. Mi madre se separó del resto de mi
familia: padre, tíos, y demás familia, cuando yo era muy
pequeña. Nunca los he conocido ni sabría encontrarlos, con
lo cual, hablando de familia, solo la tengo a ella. De
pequeña ella me hablaba horriblemente de nuestra familia así
que yo creía que ella me había salvado. Además, siempre la
adoré, pasara lo que pasara, y no recuerdo que ella se
portara mal conmigo. Pero cuando llegue a la adolescencia y
me hice amigas y amigos en el instituto, ella empezó a
hacerme la vida imposible, me encerraba en casa durante
horas o días hasta que volvía, me humillaba, en fin… fue
una época horrible para mi. Finalmente, cuando cumplí los 18
me echó de casa. Mis amigos siempre me apoyaron, y yo, que
no entendía nada y que seguía queriéndola con locura,
alquilé piso, encontré trabajo de cualquier cosa, etc… Sin
embargo yo era muy joven y me costaba sacar mi vida
adelante, trabajaba y estudiaba a la vez y no podía con todo
(soy una mujer alta y me quedé en 48 kilos). Durante un año
no tuve contacto con mi madre hasta que un día ella
apareció, justo en un momento en el que yo no me encontraba
bien, y me dijo que podía volver a su casa con la condición
de que fuera a un psicólogo. Yo acepté auque con 19 años no
me hiciera gracia eso de ir a psicólogos. Volví a vivir con
ella, convencida de que ella era maravillosa y todo culpa
mía. El psicólogo resultó ser una buena persona que me ayudó
mucho y recuperé poco a poco la autoestima y la alegría.
Cuando mi madre vio que ya no me podía manipular como antes
fue a hablar con él, a pedirle explicaciones, y se encontró
con un hombre al que tampoco iba a manipular, así que
decidió denunciarle, alegando que él me estaba volviendo
loca.
Yo seguía viviendo con ella, me dejó de
pagar el psicólogo y empezó a esconderme mis cosas y a decir
que esas cosas no habían existido nunca y me decía: ¡ves
como estás loca! Volví a trabajar y pude, durante un año
más, seguir pagando el psicólogo.
Mi psicólogo me decía que tenía que
abrir los ojos, que aunque fuera mi madre tenía que alejarme
de ella. Poco a poco empecé a abrir los ojos y un día,
después de muchas otras humillaciones, decidí irme, sobre
todo porque la descubrí en diferentes engaños, de alguna
manera entreví que ella no era quien decía ser, que yo no
estaba loca, y que toda esa moral que me inculcaba ella se
la saltaba a la torera y no hacía más que mentirme. Yo tenía
21 años en aquel entonces. Volví a vivir por mi cuenta y
decidí marcharme muy lejos. Comencé a viajar, me fui con una
amiga a Inglaterra y allí viví una temporada, también viví
en Suiza.
Por absurdo que parezca conocí a otra
persona que (también esta vez me costó mucho verlo) resultó
ser como mi madre. No le reconocí porque parecía ser la
antítesis de mi madre, pero mucho tiempo después conseguí
ver que era solo que sacaba su parte conquistadora.
Cuando empecé a dar cuenta de cosas
raras yo estaba totalmente sola con él, en otro país, y sin
familia, ni amigos alrededor. Además, y eso era lo peor,
tendía a pensar que todo eran imaginaciones mías, por haber
tenido esa infancia tan difícil, y que me estaba volviendo
paranoica por pensar que él pudiera ser también así. Lo pasé
tan mal que no merece la pena contarlo. Pese a todo, cuando
intentaba dejarle y pasaba unas semanas sin él, me empezaban
a dar ataques de ansiedad. Por lo que me era mas fácil
volver con él y quitarme esa ansiedad.
Gracias a dios las cosas mejoraron.
Pasaron varios años y yo conseguí separarme de él. Volví a
España. Mi madre ya se había casado y parecía otra persona,
parecía recuperada, además ahora conmigo era maravillosa.
Así que yo achaqué los problemas anteriores al pasado. Pensé
que ella se había recuperado, que podía sentir como un ser
humano.
Ella, a los pocos meses de yo volver a
España, me ofreció estabilidad, me alquiló por un precio
bajo una casa suya que ella ya no utilizaba, me dio la
oportunidad de rehacer mi vida en una buena casa (en esta
ciudad los alquileres son increíblemente caros). Además
había conocido un chico que me gustaba mucho y salíamos
juntos. Yo tenía 29 años y por primera vez sentí que
empezaba a tener una vida normal, tanto que pude
concentrarme en hacer lo que realmente me apasionaba,
escribir. Y escribí un libro y lo presenté a un buen
concurso literario, y lo gané, hace poco más de un año. Me
publicaron en una buena editorial y el libro tuvo mucho
éxito. Estaba feliz.
Pero entonces y de repente ocurrieron
unas cosas muy fuertes (que no contaré aquí porque se
alargaría mucho más la carta) y realmente descubrí que mi
madre era lo que es, una psicópata. Y lo digo rota, con todo
el dolor de mi corazón, porque ver que es así me quita la
vida.
Solo que ahora vuelca casi toda su
psicopatía con su nuevo marido, al que ha alejado de toda su
familia incluidos sus hijos y al que está destrozando. Ver
eso, y ver cómo le manipula hasta el punto de que creo que
algún día le envenenará, me está hundiendo nuevamente en la
miseria. No puedo ayudarle a él, porque él no ve ni quiere
ver aunque se esté consumiendo. Y yo veo la maldad en una
forma tan pura, y además la veo en el único familiar que
tengo, que me cuesta mantenerme optimista en el día a día.
Antes, creo que yo no era tan
consciente de todo, no entendía por completo lo que pasaba,
y creo que eso dolía un poco menos.
Ahora veo lo que hace con su marido, y
como prepara de nuevo el camino para volver a atraparme a
mí. Dice que soy la única persona a la que ha querido. Al
principio la creí, pero ahora lo veo todo claro.
Y lo que me ha hecho verme realmente en
una situación límite es que, hace unas semanas, me hicieron
unas pruebas ginecológicas y salió que había posibilidades
de que tuviera cáncer de útero. Mi madre se enteró y veo que
está más entusiasmada que nunca. Siento, aunque sea horrible
decirlo y más sentirlo, que ella se alegra de verdad porque
cree que así ya me podrá tener completamente para ella, para
su uso y disfrute. Estando yo mala ya sí que no tengo
salida.
Esto es una pesadilla.
Por otra parte, en cuanto a mis
relaciones afectivas, la relación con ese chico terminó hace
tiempo y no he vuelto a tener pareja.
Siempre he sido tímida pero últimamente
noto que me he introvertido mucho más, me falta la energía
que siempre tuve pese a todo, creo que estoy tocando fondo
de verdad, ya no veo salida. Me ocurre también que me he
alejado de mis amigos y cuando he vuelto a verlos me parecen
extraños. Creo que eso me pasa, sobretodo, porque no puedo
hablar con ellos de mi problema.
Pese a que siempre me han dicho y
siempre he creído que soy una mujer bastante atractiva, soy
muy tímida y tengo bastante miedo lo cual no me deja muchas
posibilidades de conocer chicos.
Respecto a mi madre, me he dado cuenta
hace muy poco que, desde hace un año, desde que la vi por
primera vez realmente como es, de fría y dura, he empezado a
seguirle la corriente a ella como nunca antes había hecho
(siempre he sido muy rebelde y creo que eso me salvó antes,
mi rebeldía) Sin embargo ahora lo que veo es que me tiene
pillada por todas partes. Yo tengo mucha menos energía, vivo
en una casa suya, y me puede dejar en la calle otra vez como
ya hizo hace mucho. Económicamente en este momento no puedo
permitirme vivir en otro sitio, pagar un alquiler mayor.
Realmente, lo de la posible enfermedad no es lo que más me
preocupa, he llegado a un punto en el que no me importaría
que todo acabase, siento mucho decir esto, no se lo he dicho
nunca a nadie pero quiero ser sincera aquí, que entienda en
qué situación me encuentro.
Entre todas las cartas que he leído en
su web, no había ninguna ni ningún artículo que hablara de
qué hacer cuando la psicópata es la madre. ¿Qué puedo hacer
para salir de esta pesadilla? ¿Contacto cero aunque me quede
sin nada de familia? ¿Cómo lo hago?
¿Contacto cero aunque me quede en la
calle? Debajo de un puente? Ahora estaba empezando a tener
éxito como escritora, pero si esto sigue así no lograré
nada. Ya apenas he vuelto a escribir, estoy absorbida por
esta situación, solo se me ocurren historias de psicópatas,
y no quiero escribir sobre eso.
Siento pena, de no encontrarme conmigo
misma, de sentir pena.
Gracias por su generosidad y tiempo al
leer esta carta. Siento que haya sido tan larga pero quería
contarlo todo, por otra parte es la primera vez que hablo o
escribo tan abiertamente sobre esta parte de mi vida. Esta
es la parte más triste de mi vida, pero no quiero dejarle
solo un mala sensación, también he vivido momentos muy
felices y buenos, siempre he sido muy optimista y amado la
vida y la alegría.
Me reconforta si me ha escuchado, me
hace sentir que no estoy tan sola.
Carmen.
P.d: Éste no es mi nombre real pero
preferiría mantenerme en el anonimato, si publica mi carta.
Mil gracias de nuevo.
Carmen:
Creo que,
además del problema crónico de ser hija de una psicópata,
en estos momentos estás deprimida. Al menos ese es el
mensaje que se trasluce en tu escrito.
Hay pocos
casos sobre madre psicópata por estos simples hechos: Las
mujeres psicópatas son infrecuentes (una mujer por cada tres
varones). Y también porque las hijas (y también los hijos)
no se dan cuenta de que su madre es psicópata. Hay una
negación especial en ver a una madre haciendo daño a uno,
que es hijo. Otro factor, aunque parezca tonto y simplón, es
que el hijo/a no tiene manera de COMPARAR con otra madre. De
tal manera que la hija/o cree que SER MADRE, la conducta de
ser madre, ES LA QUE PRESENTA SU MADRE. Es decir, no tiene
forma de vivenciar, como hijo, otra madre. Por otra parte,
la madre, en la inmensa mayoría de las culturas «tienen
buena prensa» (y, desde luego, que la enorme mayoría de
ellas se lo merecen).
Así que
uno, en tanto hijo, está bloqueado afectiva y objetivamente
para analizar si la conducta de la madre hacía él es la
correcta.
Y el resto
de los que rodean a binomio madre-hija/o, descarta (por los
factores anteriores) que la madre pueda tener una conducta
desfavorable para con su hijo.
Por lo
tanto, ante estos casos infrecuentes de que la madre es una
psicópata y QUE SE MUESTRA PSICÓPATA CON SU PROPIA HIJA
(muchos psicópatas, a su vez, muestran su psicopatía ante su
pareja o los terceros, pero atenúan sus conductas dañinas
con sus hijos -no es este el caso, por ejemplo), el hijo/a
se encuentra en una encerrona con muy pocas salidas, y, a
veces, ninguna.
Porque
para salir de una encerrona, lo primero que hay que saber es
que uno está encerrado. HAY QUE DARSE CUENTA DE QUE SE ESTÁ
ENCERRADO. ¿Y cómo darse cuenta de esto si uno HA NACIDO
ENCERRADO, ha crecido, y se ha formado en un SISTEMA DE
ENCIERRO?
Al igual
que en la alegoría de la caverna de Platón, si alguien viene
desde el exterior a decirnos que estamos encerrados, la
primera respuesta a esto es la incredulidad.
Así que,
para darse cuenta que uno tiene una madre psicópata es
necesario sí o sí el referente exterior, el comparar, ya al
menos de adolescente, que existen otros sistemas familiares
donde se funciona de otra manera. Al comparar el propio
desarrollo con el desarrollo de los individuos de su
generación y el las mismas condiciones sociales.
Aún así,
este saber, si se logra, puede llevar años.
Y las
recaídas en el sistema psicopático son reiteradas ¿Cómo
separarse de una madre? ¿Cómo lograr el contacto cero si uno
depende emocional y pragmáticamente de su madre?
Descontamos aquí, la ayuda del padre (que sería el
complementario) o de los hermanos, quienes permanecen en el
mismo sistema y están tan o más «enceguecidos» que la hija
en cuestión.
Así se da
la paradoja que lo que es socialmente un desvalor, se puede
convertir en una posibilidad de escape del sistema, como es
el caso de la joven que es SEPARADA DE SU FAMILIA por una
pareja que advierte la disfuncionalidad de la familia de
origen de su novia/o.
O bien que
la joven deba estudiar alejada del lugar donde vive la
psicópata, y así encontrarse en un sistema libre de la
influencia directa de la madre psicópata.
¿Qué suele
pasar, entonces, cuando una madre es psicópata, con los
hijos?
Los más
fuertes salen del sistema. A través de sus parejas o se van
a otras zonas y cortan toda relación con la familia de
origen. O bien mantienen un trato PROTOCOLAR esporádico.
Los
medianamente fuertes viven en constante conflicto y quejas y
rebeldías, PERO NO SALEN DEL SISTEMA. Pueden irse, pero
vuelven una y otra vez.
Los
débiles NI SIQUIERA SE DAN CUENTA QUE ESTÁN EN UN SISTEMA
PSICOPÁTICO. Y se desarrollan anómalamente, se enferman
física o mentalmente, o descargan su resentimiento, de
distinta manera, en lo social (y rueguen que no lleguen al
poder).
La hija/o
que se da cuenta que su madre es psicópata es un desvalido.
Nadie lo entiende. Nadie le cree. Nadie lo apoya.
Sufre y
aguantan.
Esperan.
Esperan un milagro.
Pero los
milagros son tan escasos
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