SEMIOLOGÍA PSIQUIÁTRICA Y PSICOPATÍA

HISTORIA DEL CONCEPTO

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Sólo para estudiantes y profesionales de la Salud

 

 Curso
sobre psicopatía 1, año 2004

Director Hugo Marietán


marietanweb@gmail.com


www.marietan.com

Derechos internacionales reservados

 

Entrega 7

 


a) Koch, Gross, Kraepelin. Kahn



 

Koch


En 1888, el alemán J. Koch(7) habla de inferioridades
psicopáticas, pero dice inferioridades en sentido social y
no moral como se entiende erróneamente (3 ). Para Koch,
entonces, las inferioridades psicopáticas eran congénitas
y permanentes y las dividía en tres formas: disposición
psicopática, tara psíquica congénita y degeneración
psicopática. Dentro de la primera forma se encuentran los
asténicos de Schneider, dentro de la tara incluye a «las
almas impresionables, los sentimentalistas lacrimosos, los
soñadores y fantásticos, los huraños, los apocados, los
escrupulosos morales, los delicados y susceptibles, los
caprichosos, los exaltados, los excéntricos, los
justicieros, los reformadores del estado y del mundo, los
tercos y los porfiados, los orgullosos, los indiscretos,
los burlones, los vanidosos y los presumidos, los
trotacalles y los noveleros, los inquietos, los malvados,
los estrafalarios, los coleccionistas y los inventores,
los genios fracasados y no fracasados». Todos estos
estados son causados por inferioridades congénitas de la
constitución cerebral, pero no son consideradas
enfermedades.


Schneider reconoce que fue Koch quien había dividido a sus
tarados  según fuesen “una carga y una molestia
sólo para sí mismos o también para los demás”; concepto
que luego él adaptará para distinguir a los psicópatas de
los excéntricos: Las personalidades psicopáticas son las
que sufren por su anormalidad o hacen sufrir, bajo ella, a
la sociedad”.


Para J. Wyrsch (18), fue J. Koch el que impuso la
expresión psicopatía con el significado que hoy se
le atribuye, en su libro  Die psychopathischen
Minderwertigkeiten
  de 1891. Allí es definida la
psicopatía como variantes anormales del carácter, en su
mayor parte congénitas, y en una pequeña parte como
consecuencia de enfermedades procesuales psíquicas y
nerviosas. A partir de este concepto se generalizó la
expresión “psicopatías constitucionales”.


 

Otto
Gross


 Austríaco, 1877- 1920, opinaba que el retardo de
la neurona para estabilizarse después de la descarga
eléctrica determinaba diferencias en el carácter. Así en
su libro «Inferioridades Psicopáticas» la recuperación
neuronal rápida determinaba individuos tranquilos, y los
de estabilización neuronal más lenta (es decir mayor
duración de la estimulación), serían los excitables
(inferioridades). Esto influyó en Jung, quién llamó
introvertidos y extravertidos a estos tipos de Gross(9).


 


Kraepelin


Kraepelin, cuando hace la clasificación de las
enfermedades mentales en 1904 (7º edición), usa el término
«personalidad psicopática» para referirse, precisamente, a
este tipo de personas que no son ni neuróticos, ni
psicóticos, no están en el esquema de manía – depresión,
pero que sí tienen un choque en cuanto a los parámetros
sociales imperantes. Incluye en ellos a los criminales
congénitos, la homosexualidad, los estados obsesivos, la
locura impulsiva, los inconstantes, los embusteros y
farsantes y los seudolitigantes.(7)


Para Kraepelin, las personalidades psicopáticas son formas
frustradas de psicosis, las define siguiendo un criterio
fundamentalmente genético y considera que sus defectos se
limitan esencialmente a la vida afectiva y a la
voluntad.(5)


Veamos como Kraepelin describe un caso en su lección
XXVIII, 1905, (20):


“Señores: Influencias de varios órdenes determinan las
disposiciones hereditarias; por un lado vemos reaparecer
en la progenie cualidades personales de los progenitores,
buenas o malas, sanas o mórbidas; por otra parte es de
observar cómo gobiernan y moldean los caracteres
individuales de la descendencia durante el curso de su
desenvolvimiento las acciones, manifestándose así, a la
vez que patentes semejanzas entre padres e hijos, multitud
de variaciones que dan por resultado un avance hacia
estados más perfectos o una retrogradación, lo que se
llama “la degeneración”. En este último caso, cuando
predominan las influencias dañinas morbígenas, la
generación nueva llevará en su seno semillas de
destrucción, que irán germinando, a menos que en el curso
ulterior la familia adquiera compensación o disminución de
las cualidades degenerativas por cruzamientos
regeneradores. Muchas son las formas clínicas en que la
degeneración se manifiesta; ya nos es conocido el
favorable abono que representa para las más diversas
variedades de perturbaciones  en la mente, entre las
cuales descuellan las que observamos en la locura maníaca
depresiva, el histerismo y la locura de las obsesiones.
Unas veces la degeneración se declara desde la juventud de
un modo permanente, en la viciosa dirección que toman
todos los apetitos y deseos; otras aparece en períodos más
adelantados, y suele variar en la intensidad con relación
a éstos. Así pues podemos discernir entre estados morbosos
congénitos y estados personales, según que los trastornos
aparezcan como correspondientes a los progenitores o como
anomalías puramente individuales o adquiridas, aunque no
sea tan fácil como parece establecer tan concreta
distinción.


Si se quiere estudiar algunos de los fenómenos
relacionados con este asunto, ruego que fijen la atención
en primer lugar, en el caso de este químico de 22 años que
recientemente nos ha sido enviado por la policía a causa
de su estado mental. Se le acusa de actos inmorales con
niños de 10 y 14 años. Para cometerlos primero entabla
conversación con ellos en la calle, y después de enviarles
un recado insignificante, los lleva a su cuarto, donde
cerraba cuidadosamente las puertas y ventanas, y después
de hablarles un buen rato, cometía los actos reprochables
de los que se lo acusa. Por último les hacía un regalo,
encargándoles el silencio y que volvieran a los pocos
días. En una carta enviada a uno de los muchachos durante
su prisión y antes del juicio le rogaba  que le perdonase,
le decía  que lo amaba, y se despedía tiernamente de él
enviándole “el corazón en un beso”.


Las circunstancias del caso nos llevan a inquirir los
antecedentes del acusado. Nos describen a su padre como
hombre fácilmente asustadizo; un hermano suyo murió de
pequeño a causa de convulsiones; una hermana era
“nerviosa”, su madre padeció de estados emocionales
durante el embarazo, y sus partos siempre fueron
difíciles. Nuestro enfermo fue de niño muy delicado,
empezó a hablar muy tarde, su charla no llegó a ser
inteligible hasta que cumplió los cuatro años. Después al
hablar, invertía las sílabas de una palabra, diciendo, por
ejemplo, parro por ropa, padecía de dolores
de cabeza, y era sumamente tímido. A consecuencia de su
lenguaje deficiente y de su escaso poder de comprensión
-por lo que figuraba entre los más atrasados de la escuela
pública- hubo que trasladarle a una escuela privada,
porque, además, tenía frecuentes altercados con los
maestros y malgastaba el tiempo en dedicarse a remar y
hacer barquitos.


Con gran dificultad hizo el examen del voluntariado. Quiso
entrar al Ejército, pero fue desechado por deformidad de
la mano derecha. Después estudió en la politécnica, donde
gastó mucho dinero, dijo que era conde, y trató de
suicidarse cuando se descubrió la mentira. Fracasaron las
gestiones que se hicieron para dejarle colocado en una
fábrica, pues a poco de ingresar en ella solía faltar
muchos días y de continuo solicitaba dinero por
adelantado. Después fue a Bremen con objeto de embarcarse
para América, donde pensaba hacerse pasar por doctor en
Química; pero perdió el barco, y al volver a su casa se
mostró sumamente contrariado e irritable; escribiéndole a
sus padres en demanda de una buena cantidad para
desarrollar ciertos proyectos que describía en detalle.
Hablaba de una ‘voz que no todos oyen’ y de un ‘ansia
íntima por algo que no puede poseer y que impulsa a la
creencia y a la esperanza de satisfacer alma y espíritu si
ello es divinizado y entendido’. Decía que le gustaría
luchar por el peligro, pues latía en su sangre un deseo de
hacer algo que requiriese mucha audacia. De sus fracasos
no se imputaba más que una mínima parte: fueron sus
maestros los que no acertaron a comprender que a tal
discípulo ‘correspondía un molde especial’.


Notaron sus padres que hace algunos años nuestro enfermo
gustaba singularmente de la compañía de niños menores en
edad, a los cuales hacía regalos exorbitantes casi
diariamente.


…. Se consultó a un alienista y se lo internó en contra
de su voluntad. Aprovechando el descuido de uno de los
enfermeros consiguió fugarse algunos días después, y se
presentó a su madre, quien lo perdonó después de
reiteradas súplicas y promesas de reanudar una vez más sus
estudios de Química. Apenas  transcurridos dos meses fue
detenido por ofensas a la moral.


El enfermo está tranquilo, en su juicio y completamente
lúcido. No se aprecian trastornos de la memoria; hay
indiferencia emotiva, que se rompe de vez en cuando por
una risa forzada. En conjunto es natural su porte, aunque
parece destacarse más el tono amable y afectuoso. Confiesa
con franqueza su delito, y lo explica diciendo que siempre
ha tratado a sus compañeros con afecto caluroso, y así es
como se ha desarrollado el ‘lado malo de su pasión’, hasta
que finalmente le arrastró por encima de todos sus
esfuerzos a olvidar la miseria de su hasta aquí desdichada
vida en placeres sexuales. Llevado por el ejemplo cayó en
el onanismo, cuando era chico, y se condujo indecentemente
una o dos veces con sus compañeros, si bien después no ha
vuelto a pensar en tales cosas; le ocupaba todo el
pensamiento una muchacha con quien tenía relaciones y con
la cual aún piensa casarse. Empezó a tratar con mujeres en
Berlín, pero llegó a perder la inclinación por el sexo
femenino cuando conoció a un muchacho de 13 años que le
atrajo hondamente. Hace poco tiempo cobraron gran
intensidad los impulsos que le han llevado a cometer
atentados criminales sobre cuya naturaleza no se ha
preocupado ni poco ni mucho. Ahora se siente horrorizado
por tales conductas y no puede comprender cómo  pudo ser
el autor de tales hechos. No ha tenido relaciones ilícitas
con personas mayores, ni experimentado voluptuosidad
sexual por los malos tratamientos inferidos a otras
personas, ni sentido atracción por las prendas o labores
femeninas.


… De los salientes rasgos expuestos, el más notable es
la vida inquieta que el paciente ha tenido; su incapacidad
para acomodarse al sistema nacional de educación y la
necesidad de satisfacer sus exigencias, así como los
repetidos cambios en el objetivo de sus deseos, ya en la
escuela, ya en su vida ulterior. Esto nos indica una
considerable desviación del promedio humano,
principalmente a la degeneración, cuyas trazas hemos
podido apreciar bien, tanto en las deformidades físicas
como en la marcha de la evolución mental. En igual sentido
deben considerarse las desviaciones sexuales de nuestro
enfermo. La experiencia nos ha enseñado repetidas veces
que los impulsos sexuales suelen despertarse muy pronto en
los degenerados, los cuales conducen al onanismo, y que de
tal comienzo, toman las más extraordinarias direcciones,
determinando su curso las diferencias de contacto con lo
realidad, por lo que algunas veces se orientan hacia
personas del mismo sexo, y otras hacia niños.


… difícil será esperar que llegue este enfermo a estar
nunca en condiciones de conquistar una posición social
independiente mediante el trabajo regular y ordenado; sus
inclinaciones contra natura le llevarán más o menos tarde
a ejecutar nuevos atentados inmorales”.


 



Eugen Kahn

(18)


En 1928, clasifica a los psicópatas desde tres puntos de
vista: a) por su instintividad los agrupa en débiles,
impulsivos o psicópatas sexuales; b) según su temperamento
en hipertímicos (vivaces, excitables, explosivos,
irritables, alegres, eufóricos) e hipotómicos (flemáticos,
embotados, pobres de sentimientos o insensibles,
angustiados disfóricos, malhumorados, tristes y los
lábiles de ánimo; c) variaciones anormales en psicópatas
distónicos, que están orientados respecto a su yo bajo las
formas de la sobrevaloración, la infravaloración o la
ambitendencia. 


 


 



Bibliografía:


1. Bruno, Antonio; «Personalidad perversa post
traumática», tesis de doctorado, 1958.


2. Garrido Genovés, Vicente; Técnicas de tratamiento para
delincuentes, Ramón Areces, Madrid, 1993.


3. Garrido Genovés, Vicente; Psicópata; Editorial Tirant
Lo Blanch; Valencia; 1993.


4. Otto Kernberg, Diagnóstico Diferencial de la Conducta
Antisocial, Revista de Psiquiatría, 1988,volúmen 5, página
101 a 111, Chile


5. Bruno, A.; Tórtora, G.; » Las psicopatías», Psicología
forense, Sexología y praxis, año 3, vol. 2, Nº 4, año
1996.


6. Pinel, Philippe «Tratado médico filosófico de la
enajenación mental o manía», Ediciones Nieva, Madrid 1988.


7. Schneider, Kurt, «Las personalidades psicopáticas»,
Ediciones Morata, 8º edición, Madrid, 1980


8. Laplanche, J., Pontalis B. «Diccionario de
psicoanálisis», Editorial Labor, Barcelona, 1981.


9. Berrios, G. «Puntos de vista europeos en los trastornos
de la personalidad», Comprehensive Psychiatry, Nº 1, 1993.

10.
Bercherie, Paul, Los fundamentos de la clínica, Editorial
Manantial, Buenos Aires, 1986.


11. Gregory R. L., Diccionario de la Mente, Editorial
Alianza, Madrid, 1955.


12. Marietán, H., Semiología psiquiátrica. Funciones
básicas. Editorial Ananké, Buenos Aires, 1996.


13. DSM IV, Editorial Mason, Barcelona, 1995


14. Oates, J., Babilonia, Ediciones Martínez Roca,
Barcelona, 1989.


15. Marietán, H., Semiología psiquiátrica. Grupos
sintomáticos. Editorial Ananké, Buenos Aires, 1998.


16. Cabello, V., Psiquiatría Forense en el Derecho Penal.
T3, Editorial Hammurabi, Buenos Aires, 1984.


17. Teofrastro, Los caracteres, Biblioteca Mundial Sopena,
Buenos Aires, 1951


18. Rush B. Estudio de la influencia de las causas físicas
sobre la facultad moral. Psiquiatría.COM [revista
electrónica] 1997 Septiembre [citado 13 de julio de
2003];1(3):[29 screens]. Disponible en: URL: http://www.psiquiatria.com/psiquiatria/vol1num3/art_8.htm

 

 

 


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Sobre el autor

Hugo Marietan

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SEMIOLOGÍA PSIQUIÁTRICA Y PSICOPATÍA

Hugo Marietan

Nacido en Buenos Aires, en 1951

Médico, Facultad de Medicina, Universidad de Bueno Aires, 1981, MN 62757

Médico Psiquiatra, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires, 1986

Formación Docente: Egresado del Curso de Formación Docente Pedagógica en Ciencias de la Salud y Carrera Docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires

Docente Adscripto a la Carrera Docente Facultad de Medicina. de la Universidad de Buenos Aires desde junio de 1991 a la fecha.

Académico Titular de la Academia Internacional de Psicología de Brasil (2002)

Para ver el curriculum completo: https://marietan.com/curriculum/

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