SEMIOLOGÍA PSIQUIÁTRICA Y PSICOPATÍA

Dr.Hugo Marietan

D


SEMIOLOGÍA PSIQUIÁTRICA Y PSICOPATÍA


Sitio del Dr. Hugo Marietan

www.marietan.com    marietanweb#gmail.com

 Principal ]
Artículos ] Psicopatía ]
Esquizofrenia ]
Docencia ]
Poesías y cuentos ]
Otros Autores ]
Curso de Psicopatía a Distancia ]
Semiología Psiquiátrica ]
Enlaces ]
Cartas comentadas ]
Depresión ]

INCESTO

 

Mi nombre es Inés, tengo 47 años, soy
divorciada desde hace 12 años. Vivo en L., Provincia de
Buenos Aires.

Mi matrimonio duró poco tiempo, mi ex
marido era navegante, por lo cual estábamos más tiempo
separados que en pareja. Mi hija menor tenía 4 años al
separarme, jamás supo lo que es vivir en familia. Cuando
el llegaba de viaje, se dedicaba a visitar amigos, salir
en su bicicleta, en fin… se dedicaba a él. No me
importaba demasiado esta cuestión, ya que era más feliz
cuando no estaba. Era un tipo, y disculpe la expresión
pero no encuentro otra que lo explique de mejor forma, un
«terrible hincha pelotas insoportable, obsesivo con el
orden en que debían ir los especieros, por ejemplo, etc.».

Mi ex esposo abuso de mi hija menor
desde sus 13 años hasta los 15. Se hizo la denuncia penal,
sin ningún éxito. El expediente fue archivado a los 15
días.

Debido a la ineptitud del sistema
judicial, sobretodo en la Provincia de Buenos Aires y
luego de oír a la fiscal, quien me dijo textualmente:
«estos casos de abuso sexual simple, son muy comunes y
difíciles de probar, por lo que no se puede hacer nada
porque estamos atados de pies y manos, según el código
procesal con el que debemos manejarnos… etc.». Hablé con
mi hija, quien fue la que insistió en realizar la denuncia
y la convencí para que dejara las cosas como estaban. Le
comente algo de lo que había leído en «Crimen y Castigo»,
y me consolé pensando que debía vivir 120 años, para que
su conciencia fuera su castigo, pero ahora  me encuentro
con que esta gente no siente culpa. Eso quisiera sentir
yo, para pegarle un tiro en las bolas y otro en la cabeza.
Pero no puedo, es el padre de mis hijos. Por otro lado
imagínese lo que pasaría con ellos al enterarse que la
madre mató al padre.

Mi hija empezó a hacer terapia en el
Hospital G., la atiende la Dra. V. de Psicopatología de
Adolescentes, mucho antes de saber de esta situación.
Intentó un para suicidio, ese fue el motivo por la que
consulté a una psiquiatra especialista en adolescentes.

Actualmente no tiene ningún contacto
con el padre. Pero también perdió a su abuela y abuelo
paterno. A su tía paterna, en realidad a toda la familia
paterna.

Ellos llaman a lo sucedido… «ese
incidente»….

Los perdió, porque la acosaban
llamándola por teléfono para tratar de convencerla que
todo fue un mal entendido.

El padre solo le hacía caricias.
Así llaman  ellos al hecho de que un padre manosee el
busto de su hija que apenas empezó a desarrollar.

«El la acaricia porque la quiere»,
sin embargo, cuando se encontraban le decía… «Hola
hija… hija de puta.. jajajaja, es un chiste».

Hablé muchas veces con él. No sólo
por ese motivo, sino porque la llevaba en su moto después
de haber bebido alcohol y sin casco.

Esas charlas eran estériles, volvía a
repetirlo. Es la razón por la cual mi hija insistió en
hacer la denuncia. Me dijo: «mamá nada de lo que vos le
digas o hagas va a solucionar esto».

Tampoco la denuncia fue efectiva.
Vivimos relativamente cerca, por lo que es común que mi
hija lo encontrara al estar caminando por la calle. La
actitud del padre era subirse con la moto a la vereda y
cortarle el paso. Por lo cual, le compré un celular y la
asesoré para que cuando esto ocurriera, entrara a un
negocio y llamara  a la policía y a mi.

Doctor, este hombre no le tiene miedo
a nada. Hay una denuncia penal. La policía puede
arrestarlo. Sin embargo el se siente todo poderoso.

Mi pregunta es la siguiente: ¿qué me
pasó a mi, para no darme cuenta de lo que estaba
sucediendo?

¿Cómo es que no pude evitarlo? Muchas
veces le pregunté a mi hija si sentía algún resentimiento
hacia mí, por no haberla protegido. Le dije que sería un
sentimiento normal, después de todo, soy su madre, la
responsable de su bienestar.

En este momento, ella está muy bien.
La doctora V., la está ayudando mucho. Aprendió a
defenderse del padre.

La aconsejé que cuando se le
apareciera lo ignorara. No sintiera miedo, ni se
atemorizara, que no le demostrara ningún sentimiento. Dado
que eso podía estimular sus persecuciones y dio resultado.

Mi última pregunta: ¿Qué es lo que le
sucede a un padre para que tenga estas actitudes
repugnantes hacia una hija? ¿Por qué la familia actúa como
un clan, una especie de mafia que lo defiende, sin
cuestionarse absolutamente nada? No son ignorantes. Mi ex
suegra es directora de escuela y su marido ex tesorero de
la Municipalidad. Su tía es diseñadora industrial y su
marido arquitecto.

Muchas gracias por recibir mi mail.

 

Atentamente, Inés

 

Pd: Autorizo la publicación del mail,
reservando la identidad de todas las personas nombradas en
él. Mi hija es menor de edad, actualmente tiene 16 años.

 

Respuesta del Dr. Marietán

 

Es triste tener que reconocer que el
abuso sexual en la infancia no es un hecho infrecuente en
ninguna parte del mundo. De los niños abusados el 83 % son
niñas y 17 % son varones. El abusador, en un enorme
porcentaje es un familiar adulto del infante. padrastro,
abuelo, tío, primo, y, lamentablemente, el padre. Luego
están los vecinos y otros adultos que visitan la casa y,
un porcentaje menor, un hecho circunstancial fuera de los
aledaños de la casa y de los familiares.

Llama la atención varios puntos en
estos abusos: por lo general la niña no es creída cuando
cuenta que ha sido abusada. No existe una explicación
fehaciente de porqué sucede esto. Una explicación simple
sería porque la niña, en esa etapa, es fabuladora y creen
que es otra fantasía. Sin embargo no podemos quedarnos que
esto. Porque lo que denuncia la pequeña es un hecho grave.
Debe impactar en la mente del adulto que recibe la
información ¿Por qué, algunos, recurren a la negación?
Seré cruel en esta respuesta. por conveniencia. La adulta
que escucha por lo general es conciente de la catástrofe
familiar que le sigue a asumir la denuncia de la niña.
Entonces se esfuerza en conseguir una duda que la
pericicle del problema. Por ejemplo no entra en el esquema
mental del adulto que un padre o un abuelo pueda tener
deseos sexuales sobre su hija o nieta, que se excite con
ese cuerpito apenas enunciado sexualmente. Entonces suelen
escaparse pro la tangente de “te habrá parecido”, “estás
exagerando”, “no hables así de tu abuelo que te quiere
tanto” y lo pero de todo: “no mientas”. Fíjense que con
esta última opción la nena se queda sola, sin respaldo de
su madre (el ser protector por antonomasia), en manos del
perverso. La nena siente que la madre la entrega al
perverso. No tienes más chance que seguir la situación
incestuosa hasta que sus fuerzas y madurez (por lo general
en la adolescencia) pongan límite al perverso.

Una situación distinta se produce en
caso del padrastro, en que la mujer, en un porcentaje
mayor del esperado, entrega directamente a su hija al
perverso como prenda para evitar que la deje. Ejerciendo
un no darse cuenta activo permite la perversión. Muchos
colegas que están leyendo estas palabras tendrán un caso
que confirme esta cruel manera de mantener una pareja.

La madre sufre un extraño
“adormecimiento” frente a la situación de incesto ¿No lo
ve? ¿No lo quiere ver? ¿No lo puede creer? ¿Lo ve pero
prioriza sus intereses ante los intereses vitales de su
hija? ¿Cree que, en un resquicio de primitivismo, es un
hecho “natural”, un derecho del “padre”?

El otro dato a tener en cuenta es que
estos casos no ocurren solamente en gente poco instruida o
con recursos económicos y culturales escasos. Se da en el
corte total de la sociedad. Lo que lleva a pensar en
factores más profundos aún, que los mencionados.

El incesto está mencionado en todas
las culturas y en todas las épocas, aún en la Biblia.

 

El caso de Inés es el de una madre
que cree a su hija y lucha para reparar el daño del
perverso y pregunta:

 

¿Qué me pasó a mi, para no darme
cuenta de lo que estaba sucediendo?

La familia, aunque se esté separado
del esposo, funciona bajo el presupuesto del cuidado de
los hijos. No está en la cabeza de nadie pensar, a priori,
que pueda existir la intención de daño por parte del
padre. A partir de ahora no usaré la palabra “padre”,
porque el rol del padre es preservar a sus hijos de los
daños del medio, educarlos para que enfrenten la vida lo
más sanamente posible. En el caso de que abuse sexualmente
de su hija ya no tiene ese rol de “padre” sino de un
Perverso que ha inseminado a la madre de su hija. Es
decir, este es un perverso. ¿Cómo prevenirse de un
perverso si no tiene antecedentes? Es muy difícil.

 

¿Cómo es que no pude evitarlo?

La chance de evitar esta situación
está relacionada con el grado de comunicación que exista
entre la madre y la hija. El grado de apertura mental de
la madre y de la sensación de confianza por parte de la
hija. La presunción de parte de la hija de que “no será
sancionada” si cuenta tamaña experiencia. Que será creía y
amparada. Es decir que no es un hecho puntual, sino toda
la relación histórica entre madre e hija.

 

¿Qué es lo que le sucede a un padre
para que tenga estas actitudes repugnantes hacia una hija?

No es un “padre” es un perverso, como
lo dije antes

 

¿Por qué la familia actúa como un
clan, una especie de mafia que lo defiende, sin
cuestionarse absolutamente nada?

Porque en realidad, no le creen a la
nena. Creen que es una exageración y el hecho de que estén
separados los puede hacer pensar que es una maniobra de la
cónyuge despechada. Tampoco ellos pueden creer que su
familiar haga una cosa así. Es esconder la cabeza para no
ver el problema. Caerán en la cuenta cuando ocurra otro
caso.

Su hija debe hacer psicoterapia para
evitar un mayor daño psicológico y que pueda asimilar este
trauma grave.

 

En Argentina existe una ley que
ampara, fragmento, (Para ver el texto completo click
AQUI)

CODIGO PENAL 
Ley 25.087
Sancionada: Abril
14 de 1999. Promulgada: Mayo 7 de 1999.

El Senado y Cámara de Diputados de la
Nación Argentina reunidos en Congreso, etc., sancionan con
fuerza de Ley:

ARTICULO 1º –

1. – Sustitúyese la rúbrica del Título III
del Libro Segundo del Código Penal «Delitos contra la
honestidad» por el de «Delitos contra la integridad
sexual».

2. – Deróganse las rúbricas de los
capítulos II, III, IV y V del Título III del Libro Segundo
del Código Penal.

ARTICULO 2º – Sustitúyese el artículo 119
del Código Penal, por el siguiente texto:

«Será reprimido con reclusión o prisión de
seis meses a cuatro años el que abusare sexualmente de
persona de uno u otro sexo cuando, ésta fuera menor de
trece años o cuando mediare violencia, amenaza, abuso
coactivo o intimidatorio de una relación de dependencia,
de autoridad, o de poder, o aprovechándose de que la
víctima por cualquier causa no haya podido consentir
libremente la acción.

La pena será de cuatro a diez años de
reclusión o prisión cuando el abuso por su duración o
circunstancias de su realización, hubiere configurado un
sometimiento sexual gravemente ultrajante para la víctima.

La pena será de seis a quince años de
reclusión o prisión cuando mediando las circunstancias del
primer párrafo hubiere acceso carnal por cualquier vía.

En los supuestos de los dos párrafos
anteriores, la pena será de ocho a veinte años de
reclusión o prisión si:

a) Resultare un grave daño en la salud
física o mental de la víctima;

b) El hecho fuere cometido
por ascendiente, descendiente, afín en línea recta,
hermano, tutor, curador, ministro de algún culto
reconocido o no, encargado de la educación o de la guarda;

c) El autor tuviere conocimiento de ser
portador de una enfermedad de transmisión sexual grave, y
hubiere existido peligro de contagio;

d) El hecho fuere cometido por dos o más
personas, o con armas;

e) El hecho fuere cometido por personal
perteneciente a las fuerzas policiales o de seguridad, en
ocasión de sus funciones;

f) El hecho fuere cometido contra un menor
de dieciocho años, aprovechando la situación de
convivencia preexistente con el mismo.

En el supuesto del primer párrafo, la pena
será de tres a diez años de reclusión o prisión si
concurren las circunstancias de los incisos a), b), d), e)
o f).»

 

ARTICULO 3º – Sustitúyese el artículo 120
del Código Penal, por el siguiente texto:

«Será reprimido con prisión o reclusión de
tres a seis años el que realizare algunas de las acciones
previstas en el segundo o en el tercer párrafo del
artículo 119 con una persona menor de dieciséis años,
aprovechándose de su inmadurez sexual, en razón de la
mayoría de edad del autor, su relación de preeminencia
respecto de la víctima, u otra circunstancia equivalente,
siempre que no resultare un delito más severamente penado.


La pena será de prisión o reclusión de seis a diez años si
mediare alguna de las circunstancias previstas en los
incisos a), b), c), e) o f) del cuarto párrafo del
artículo 119.»

 

 

 

Comentario 1
(1/5/06)

El tema  del incesto
me confunde. No recuerdo nada en mi niñez ni en la de mi
entorno que pueda recordar algún hecho de ese estilo, sin
embargo, si viví en la adolescencia un caso con una amiga
y su tío. Ella tenía 14 años y yo 16. Fue en S..  Nunca
dijo nada a sus padres, se hubiera formado un drama, el
padre era policía y para colmo trabajaba en menores, lo
habría matado sin dudar. Lo pasamos mal, sobre todo ella,
pero supo zafarse de la situación y no llegó a más. Ahora
de mayor, si me he enterado de varios casos que con mucha
timidez me han contado algunas amigas y uno de ellos
realmente asombroso. ¿Qué le pasa a una madre que viola a
su hija de cinco años penetrándola con algo por el culo?
Cuando oyes a toda una señora mayor contarte esto llorando
como la niña que lo sufrió y sigue sintiendo vergüenza, te
quedas paralizada, al menos yo.

 

Alicia

 

 

Comentario 2 (De Inés 2/5/06)

Doctor Marietan:

Quiero hacer algunas aclaraciones:

Mi hija, iba a la casa del perverso,
y volvía de mal humor, y siempre me decía que era por
problemas con la hermana.

Lo mismo sucedía, cuando iba a la
casa de los abuelos paternos. Porque, allí, también
ocurría el abuso. Pero, al preguntarle que pasaba, porqué
estaba tan mal, (me contestaba mal, golpeaba las puertas,
etc…..(entonces yo le proponía ir a comprar galletitas y
tomar mate, y charlar…. lo hacíamos), ella contaba
situaciones relacionadas a cuestiones de celos entre la
hermana y ella. O directamente problemas que tenía con su
tía paterna. Cuando empezó la terapia, hubo algunos
indicios, que me hicieron empezar a pensar en el abuso….
Los lunes, era el día que comía en la casa del perverso…
Antes de ir, le bajaba la presión (hipotensión), o trataba
de buscarse alguna actividad para no hacerlo. Cuando tenía
síntomas orgánicos, yo, insistía para que se quedara. Si
se armaba otro proyecto con las amigas, la estimulaba para
que vaya. Pero… (y esto me cuesta explicarlo), era como
una necesidad de ir… un no poder despegarse de esa
¿obligación?, ¿ritual?. Iban los hermanos y ella no podía
dejar de ir. Comento además, que mis hijos mayores puede
decirse que han tenido “padre”, pero mi hija abusada no.
El perverso nunca la quiso. Esto se dio desde que nació y
ella lo sintió. Nunca se lo dije. Nunca le comenté nada,
no hizo falta. Pero cuando un padre no te quiere, se nota,
no hace falta que te lo diga con palabras, te lo hace
sentir en el alma, en la sangre, en cada partícula de tu
mente y tu cuerpo.

Luego de dos meses de iniciada la
terapia… un día estábamos hablando (había vuelto de la
casa de los abuelos, donde se reune la «familia”, y
comenta un suceso que en sí no tiene mayor importancia,
pero con un odio que iba más allá de todo. Mi otra hija,
la mayor, fue la que más odió al perverso, por su abandono
total y absoluto durante cuatro años, y sin embargo nunca
me había llegado con tanta intensidad su bronca, su odio
como el que sentí que le tenía al abusador. Esto era
diferente. Me senté a su lado y le dije: «Hija, yo siento
que tu odio va más allá del que se puede sentir por un
padre que te abandona, o según vos, no te quiere… Mirá,
yo te prometo, que no voy a hablar con él, si no querés…
No voy a realizar ninguna denuncia… No voy a matar a
nadie… Hija… ¿está pasando alguna cosa que tenga que
ver con lo sexual?…¿papá hizo algo que a vos te
molestara y que tenga alguna relación con lo sexual?. A lo
mejor, estabas en el baño y él entró… o pudo haber
pasado algo que te cuesta mucho decirme….

Mi hija largó terrible carcajada: «no
mamá, ¿cómo se te ocurre?»

Ese día me confirmó que algo
pasaba… llamé a su psiquiatra y empezó a investigar el
tema… al mes mi hija habló.

Luego, la psiquiatra y yo, comenzamos
a manejar el tema. Á pesar de todo, ¡ella seguía sintiendo
necesidad de ir a la casa del padre!

Es que, si ella no iba, la
persecuciones telefónicas y personales del perverso, eran
terribles.

Hasta me hizo un Juicio por negarle
el paradero de mi hija. Juicio que duró muy poco, y por
suerte el expediente estaba radicado en un juzgado, cuyo
juez me conocía de algunos años antes, debido a mi
trabajo, y las asistentes de incapaces, son dos abogadas
que saben perfectamente donde están paradas.

Mi hija no habló antes, porque es
padre la tenía AMENAZADA. Creo que en este caso, no entra
la cuestión de relación madre-hija.

En la denuncia penal, ella, explica
con detalle como el perverso, la amenazaba sutilmente, de
una manera que solo ellos saben hacerlo, por eso no
contaba nada. ´

Me dijo que la primera
vez que lo hizo, se quedó petrificada, no entendía lo que
pasaba, y le pareció normal. Cuando se repitió una y otra
vez, le molestaba, pero no podía contarlo, le daba
vergüenza y no quería perder a sus abuelos y padrinos (la
hermana de él y su esposo). Además estaba segura que todos
la tildarían de mentirosa. Y eso fue lo que pasó. Para
todos es una mentirosa. Solo mi familia, su hermano y yo,
le creemos. Nadie más.

Inés

 

 

 

 

 


Si desea dar su opinión o
aporte
escríbame a consultashm@gmail.com
o
click AQUI

 

Sobre el autor

Hugo Marietan

Agregar comentario

SEMIOLOGÍA PSIQUIÁTRICA Y PSICOPATÍA

Hugo Marietan

Nacido en Buenos Aires, en 1951

Médico, Facultad de Medicina, Universidad de Bueno Aires, 1981, MN 62757

Médico Psiquiatra, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires, 1986

Formación Docente: Egresado del Curso de Formación Docente Pedagógica en Ciencias de la Salud y Carrera Docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires

Docente Adscripto a la Carrera Docente Facultad de Medicina. de la Universidad de Buenos Aires desde junio de 1991 a la fecha.

Académico Titular de la Academia Internacional de Psicología de Brasil (2002)

Para ver el curriculum completo: https://marietan.com/curriculum/

Redes Sociales

Puedes seguirme en las redes sociales e interactuar conmigo.