Psicopatía y psicópatas
Sitio del Dr. Hugo Marietan
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Buenos Aires El acto criminal y la lógica del psicópatapor Hugo Marietan Audio de la Conferenia. AQUI: Conferencia: Modalidad del crimen en el psicópata, 22octubre 2013
Artículo de base:
La lógica del psicópata y la del comúnHugo Marietan, 1ro octubre 2013
Al humano le inquieta mucho no encontrar una explicación a lo que sucede y es capaz de ceder a su imaginación y otorgarle credibilidad antes de que quede un hueco de sentido en lo que acontece. Tiene intolerancia al sinsentido. De ahí la sorpresa ante los actos que hace un psicópata, ese otro inmutable después de su obra atroz. “Es un demonio”, alcanza a balbucear con su garganta seca de ideas ante lo incomprensible. No le alcanza la boca de su lógica para ese bocado desmesurado y extraño. Indigerible. Y cree que el otro, el distinto, está tan perplejo como él, pero no, parece impasible, sereno, como aquel que termina de hacer algo bueno. Como estaría él si hubiese terminado algo bueno. Pero lo que ha hecho el psicópata es atroz. Él estaría aterrorizado de sí mismo si hubiese hecho la mitad de lo que hizo el psicópata, qué la mitad, un pedacito de lo que hizo el psicópata. No entiende, y tiene la impresión de que si lo pensara mil años seguiría sin entender. Y sí, no ha nacido con una lógica que explique, que encadene armoniosamente ese acto con su sabiduría. Eso lo desespera, obliga a su imaginación a encontrar lo que sea que dé motivo al acto del psicópata. Es demasiado aterrador para todos que algo así quede sin explicación, que ese ser distinto esté tan alejado de nuestra comprensión, que sea tan diferente, que se caiga de lo humano. Y escarba en la historia del psicópata, o le supone una historia, un mal lejano que ha crecido y que ahora florece en el acto que acaba de cometer. Raíces viejas y difusas que den cuenta de esta flor negra de hoy. Ha inventado un porqué falaz pero tranquilizador, levemente tranquilizador, con tufo a mentira diluida con las otras mentiras. Sabe que lo intolerable es que exista el psicópata. Lo terrorífico no es que el psicópata exista, sino que sea indistinguible. Que no haya un signo, un estigma que haga presumir su existencia y que permita anticiparnos a él. Y no que lo descubramos en el momento en que él hará lo que hará y sea tarde para todo. Que sepamos sólo cuando su obra lo muestre. Fuera de esto… es tan parecido a nosotros… que obligamos a nuestra mente a que sea como nosotros, pero que algo le pasó, algo lo distorsionó, lo enfermó, lo desequilibró. Es uno de nosotros desequilibrado. Todos podemos ser como él si nos hubiese pasado lo que le pasó a él. Pero no, y lo sabemos, esta es otra mentira más. Una miga de pan para un famélico. El psicópata, es un distinto que nace de nosotros. Que es parido como nosotros, que sale de una madre como la nuestra pero que es otro. Es nuestro depredador y, paradójicamente, es nuestro salvador en las crisis de la especie. Sé que la lógica rechaza esta contradicción, aparente. Pero su existencia tiene un sentido por fuera de lo común, su sentido encuadra perfectamente en lo excepcional, en aquello en que la lógica común falla, es incompetente. El psicópata encuentra el camino en las situaciones críticas, cuando la lógica común se atora con las emociones, se nubla con la inundación de estímulos nuevos, cuando los valores comunitarios de los tiempos normales se vuelven en contra para hallar soluciones. Es en esas circunstancias especiales donde su atipicidad es lo adecuado para esas situaciones atípicas. Donde las carencias emocionales, donde la impiedad, la falta de empatía, la frialdad afectiva lo hace impermeable a la lluvia de estímulos emocionales y deja despejado el camino para el intelecto que, frío y pragmático, busca una salida en medio de la borrasca más destructora. “Por allí”, dice y señala un camino estrecho y peligroso que solo pocos podrán sobrevivir pero que es el único que permite que algunos se salven. Es ese el momento en que se justifica que la naturaleza haya engendrado al psicópata. Es el líder cruel para momentos crueles. Ese ser frío, anempático, inmisericordioso, hambriento de crisis, deambula perdido en los tiempos normales, insatisfecho, disfrazado de lo que no es, esperando lo que sabe que no va a llegar si él no lo crea. Es un ser especial, con una necesidad especial que busca la oportunidad de una situación especial. Está al acecho. Calculando. Planeando. Sopesando las oportunidades y los riesgos. Controlando su ansiedad de adrenalina. Hasta que tenso y gozoso arma la crisis para los otros, se encarama en la pirámide tensionante del poder, camina por el borde filoso del peligro, o le da el zarpazo final a una presa mientras mira como la muerte va opacando los ojos de la víctima, que ha llorado, que le ha suplicado, que ha luchado hasta comprender que lo único que lo aplacará es ese instante donde ella le entrega la vida que el psicópata vino a buscar. Dr. Hugo Marietan, 1 de octubre de 2013, Buenos Aires.
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