Violencia de género: Femicidio
Cada año, más de 120 mujeres mueren a manos de su ex en Argentina
La ex pareja es culpable del 39% de los asesinatos de mujeres
Fuente: 10/08/10 http://www.clarin.com/sociedad/ex-pareja-culpable-asesinatos-mujeres_0_314368651.html
Uno de cada cuatro crímenes ocurre en los dos meses posteriores a la separación.
Por Sibila Camps
Violencia de género La mujer, de 45 años, había hecho cuanto estaba a su alcance para librarse de las palizas y del hostigamiento de su ex marido, de 50 años. No bastó: el 2 de agosto pasado a las 8.15 – dieciséis meses después de haberse alejado del hogar, con custodia policial –, dejó a sus dos hijas en la escuela, en Palermo, y en la puerta misma recibió tres balazos. El hombre, disfrazado, con peluca y bastón, estaba acechándola enfrente.
La mujer sobrevivió, aunque continúa internada en el Hospital Fernández. Pero otras víctimas de la violencia de género no lograron escapar, aún tras haber roto el vínculo con el agresor: el 39% de los 121 femicidios registrados en lo que va del año fueron cometidos por el ex marido, ex concubino o ex novio .
“Cuando empieza la violencia física es un poco tarde , porque ya hubo un desmantelamiento de la mujer a través de la violencia emocional –subraya Lucía Heredia, psicóloga de las Comisarías de la Mujer desde 1994–. La violencia física, la identificar en el espejo. Pero la descalificación, la humillación, el trato degradante, que provocan un daño terrible, no los ve ni puede creerlo: piensa que algo anda mal, pero que quizás es por algo que ella hizo”. Y muchas veces, ése es el principio.
“Hay que hacer como con las enfermedades: que las mujeres estén informadas y puedan reconocer los comienzos de las dinámicas de violencia, para ponerles límites y reconstruir la relación de otra manera, o bien cortarla. Cuando lo hacen, logran salir; si no, la violencia se arraiga”, observa Silvia Chejter, directora del Centro de Encuentros Cultura y Mujer.
“Muchas mujeres lo reconocen, pero no encuentran apoyo en su entorno cercano –agrega la socióloga–. ‘Ya va a cambiar, aguantate, va a ser diferente cuando vengan los niños’, le dice la madre. Hacen falta políticas desde el jardín de infantes: de educación no sexista, de cambio de valores, de respeto al otro”. Ése es uno de los puntales de la ley sobre violencia contra la mujer, recién reglamentada, pero sin aplicación por falta de presupuesto.
“El hombre sabe qué botones tocar; y la mujer va dando respuestas que son clichés, porque la víctima quiere que eso pare.
Cuando deja de responder como él espera, empieza la ruta crítica . El mayor riesgo aparece durante la salida de la mujer, ya sea a denunciar o a pedir asesoramiento”, observa Heredia.
Al menos uno de cada cuatro femicidios fue cometido antes de los dos meses de la separación . El 37,64% de las denuncias por violencia de género presentadas en la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, correspondientes a la Capital, involucra a la ex pareja. En la provincia representan al menos el 24,20% de las llamadas al Programa de Asistencia a Mujeres Víctimas de la Violencia.
La mujer baleada en Palermo había recurrido a la OVD en abril de 2009. Su caso fue evaluado como de altísimo riesgo, y ese mismo día, un juez dictó la medida de exclusión. Dos semanas antes del ataque había sido condenado a 18 meses de prisión en suspenso por amenazas.
“Sólo un ínfimo porcentaje de las amenazas se cumple –indica Analía Monferrer, coordinadora de la OVD–. Los juicios orales por lesiones graves o gravísimas, homicidio o tentativa de homicidio, siempre están precedidos por denuncias previas, en el fuero civil o en el penal, que no tuvieron respuesta adecuada : no se adoptaron medidas, o se adoptaron y no se cumplieron”.
Las especialistas consultadas por Clarín señalan que aún tomando todos los recaudos hay situaciones imprevisibles . “Hay hombres violentos que aceptan los límites por temor a las consecuencias –judiciales, laborales, sociales– o por el vínculo con los hijos. Pero otros no aceptan ningún límite ”, comenta Mónica Dhomen, docente del posgrado en violencia familiar (UBA).
“Estas conductas están enraizadas en la estructura patriarcal . La prevención pasa por la educación, por educar en la equidad de género desde el jardín de infantes –afirma Monferrer–. Pero esto va a llevar al menos un par de generaciones”.
“Me escapé de Córdoba a Buenos Aires porque si no, mi ex marido me mataba”
Una historia de psicópata y complementaria
Andrea A. es una médica que tras vivir un extenso calvario y de una serie de denuncias policiales tras su separación, decidió mudarse a Buenos Aires, donde vive actualmente. “Me escapé de Córdoba a Buenos Aires porque sino mi ex marido me mataba”, le cuenta a Clarín. Pero a pesar de la distancia, de que ahora vive a 700 kilómetros de su agresor, también médico, se muestra aterrorizada.
“El 23 de abril de 2007, luego de que me amenazara de muerte e intentara ahorcarme, la Justicia le impuso una exclusión del hogar. Pero no la cumplió, siguió viniendo a casa y a llevarse cosas mientras yo estaba trabajando”, dice la víctima.
Llegó un punto en que Andrea tomó la decisión que le permitiría seguir viviendo:: “Me escapé cuando mi ex marido, furioso, me agarró del cuello en la playa de estacionamiento del Hospital Militar de Córdoba. Al otro día nos sancionaron a los dos y yo le comuniqué al director que me quería ir porque temía por mi vida. Y este militar me aconsejó que pidiera inmediatamente el pase a Buenos Aires, porque el trámite duraba unos seis meses”.
Las agresiones se sucedieron por parte del ex marido de Andrea hasta enero de 2008, cuando la mujer y sus cuatro hijos se fueron de la provincia mediterránea.
“Una vez, cuando vino a casa a llevarse los chicos, F. apareció con otro hombre. Dos de mis hijos no quisieron ir con él y se metieron en casa; pero otros dos aceptaron y subieron al auto. Cuando le pregunté dónde los iba a llevar, me gritó que no me importaba y me tiró el auto encima. Todo ésto está denunciado en la Justicia de Córdoba”, relata la mujer, mientras recuerda su pesadilla.
La violencia hacia Andrea había comenzado antes de la separación. ”Nos casamos en Buenos Aires y ahí nomás nos fuimos a Córdoba. Al poco tiempo, el hombre bueno que yo había conocido se convirtió en la bestia. Me insultaba, me subestimaba, me trataba mal psicológicamente y me hacía sentir una porquería”, recuerda la víctima.
¿Cuándo se atrevió a enfrentarlo?, le preguntó este cronista. “Haciendo un curso de salud reproductiva y sexual en la Universidad Nacional de Córdoba, nos dijeron que nosotros, como médicos, debíamos ayudar a las víctimas. Comencé a hacer terapia y eso me dio fuerzas para enfrentarlo y denunciarlo”.
Una vez iniciado el divorcio, cuando el hombre solicitó la tenencia o al menos un régimen de visitas de sus hijos, los chicos se negaron. Por si le hacía falta un elemento más a tanto sufrimiento, allí se descubrieron hechos de presunto abuso sexual hacia los dos mayores.
Ahora, la causa por violencia doméstica y abusos está lista para ser elevada a juicio.
GUSTAVO MOLINA
Más riesgo en la clase media
La repitencia de denuncias contra la ex pareja es más frecuente en sectores medios, observa Lucía Heredia, psicóloga de las Comisarías de la Mujer. “En los sectores bajos hay más permiso social y menos requisitos para hacer nuevas parejas, la convivencia es más fácil porque hay menos expectativas. Funciona eso de que ‘el tipo se va a dejar de jorobar cuando encuentre a otra víctima´ –cuenta–. Insisten menos tiempo y rápidamente resuelven su vida encontrando a otra mujer. En la clase media, para volver a formar pareja se espera a tener resueltas determinadas cuestiones, como contar con una casa donde poder convivir”.
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