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Marihuana

En mi práctica asistencial he tenido muchos pacientes adictos a la marihuana. Desde los más graves: adolescentes que iniciaron un brote esquizofrénico con el uso de marihuana (no es que la marihuana cree la esquizofrenia sino que sirve de «despertadora» del brote psicótico), pasando por el pasaje al alcoholismo y/o la cocaína, hasta los que describí como los hijos chocadores de automóviles (al bajar el reflejo y pedirle el auto al padre los chocan, a su propia auto) esto es algo poco conocido del efecto de la marihuana. Pero, además, en los que tienen el hábito de fumar cannabis es clásica la pachorra, la molicie, el dejarse estar, el perder el ímpetu de la iniciativa, el dejarse llevar por los acontecimientos con un estado afectivo de «qué me importa», la falta de proyectos sustentables a largo plazo. El dejar hacer, dejar pasar. El tener una expresión de «vaca mirando el tren» con una semisonrisa al vacío. He atendido a profesionales que se limitaban a manejar sus carreras colocando «el piloto automático» o dejando que otros manejen sus negocios mientras ellos están en un estado nirvanezco mientras todo se deteriora lentamente.
«Me pone en onda». Me hace reír cuando salgo con amigos. Le pone color a la fiesta. El sexo no es lo mismo con o sin. Me baja del estrés. Me río con cualquier cosa. Me libero, etc. Son algunas de las expresiones que me dicen los que usan el cannabis habitualmente. Y por supuesto el famoso: «yo la controlo».
Por supuesto no hablo aquí de los que esporádicamente usan cannabis. Tampoco del uso medicamentoso de esta droga.
Sino de los que, incluso, se levantan y ya fuman unas pitadas para empezar el día.
Recuerdo a una joven que me contaba que había dejado a su pareja porque esta antes del sexo fumaba marihuana, siempre. Entonces ella, harta, le dijo (en palabras más coloquiales) «al final quién ‘me hace el amor’ vos o la mierda de porro que fumás».
Otro factor que no se tiene en cuanta es que el efecto de la marihuana es doble, una rápido y otro prolongado que puede durar varias horas. Una vez una revista que idolatra al cannabis y da clases de cómo plantarla en las casa, como elegir la mejor, etc, me pidió que escribiera un artículo para su revista. Yo me negué y le dije «ustedes hablan de la fiesta, pero yo me tengo que encargar de la resaca». Bien, para más detalles va este artículo.

Dr Hugo Marietan, 28 de agosto de 2013

16.08.2013 | DROGAS
Confirman que la marihuana deteriora la capacidad cerebral
Uno de los estudios más amplios sobre los efectos en la salud del uso persistente de cannabis revela que deteroria el coeficiente intelectual y que afecta la memoria y otras funciones mentales. Los daños, aseguran los científicos, son irreversibles. 

Georgina Elustondo 
gelustondo@clarin.com / t: @georginaelus

fuente: http://www.entremujeres.com/vida-sana/salud/Confirman-marihuana-deteriora-capacidad-cerebral_0_973102755.html

Se ha instalado y crecido al amparo de discursos que la aseguran inocua. Se dice, de la marihuana, que no genera adicción, que es menos tóxica que el tabaco y que hasta puede resultar beneficiosa en algunas circunstancias. Tres «mitos» que gozan de una controvertida aceptación social y que la ciencia médica refuta a rajatabla. «Nada más alejado de la realidad», enfatizaron desde la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) al difundir que uno de cada cuatro pacientes en tratamiento en centros dependientes del organismo esteban siendo rehabilitados por adicción a la marihuana. Pues bien: una flamante investigación, realizada en Nueva Zelanda, asegura que su uso persistente, sobre todo en adolescentes, deteriora significativamente y de forma irreversible las funciones cerebrales.

La investigación es una de las más amplias que se han llevado a cabo sobre los efectos de la marihuana en el cerebro. Los científicos siguieron durante más de 20 años a un grupo de 1.000 jóvenes y encontraron que los que habían comenzado a usar marihuana antes de cumplir los 18 años -cuando su cerebro estaba aún desarrollándose- mostraban una reducción «significativa» en su coeficiente intelectual.

Un equipo de investigadores, dirigido por la profesora Madeline Meier de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, Estados Unidos, analizó el impacto del uso de marihuana en varias funciones neuropsicológicas de 1.037 individuos nacidos entre 1972 y 1973. Los científicos siguieron a los participantes hasta que cumplieron 38 años, realiándoles entrevistas y estudios periódicos. Tomaron en cuenta factores como dependencia de alcohol y/o al tabaco, uso de otras drogas y nivel de educación.

Al evaluar todos los casos, encontraron que los participantes que habían usado persistentemente marihuana mostraban un «amplio deterioro» en varias áreas neuropsicológicas, como funcionamiento cognitivo, la atención y la memoria. Quienes habían usado la droga al menos cuatro veces a la semana, año tras año, durante su adolescencia, sus 20 años y, en algunos casos, sus 30 años, mostraron una reducción en su coeficiente intelectual. La relación, concluyel el estudio, es inapelable: cuanto más fumaba el individuo, mayor la pérdida en el CI.

Uno de los puntos mas importantes del estudio fue demostrar que el daño era irreversible. Al dejar de usarla o reducir su uso no lograron restaurar completamente su pérdida de CI. Es decir, los efectos neurotóxicos son clarísimos y el daño es permanente.

El estudio fue publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS). Robin Murray, profesor de psiquiatría del King’s College de Londres, explicó que el estudio es «una investigación extraordinaria. Es probablemente el grupo de individuos que ha sido más intensamente estudiado en el mundo y, por lo tanto, los datos son muy buenos. Hay muchos informes anecdóticos de que los usuarios de marihuana tienden a ser menos exitosos en sus logros educativos, matrimonios y ocupaciones. Este estudio ofrece una explicación de por qué puede ocurrir».

 

Fuertemente adictiva

Según datos del Registro Continuo de Pacientes en Tratamiento de SEDRONAR, en 2005 la marihuana motivó el tratamiento del 25% de los 2.369 pacientes que estaban siendo rehabilitados en 53 centros de todo el país. «Este alto porcentaje desmiente los discursos habituales sobre la marihuana, que insisten en instalarla como una droga que no genera mayores daños sobre la salud. Es mucha la gente que no puede dejarla ni manejarla y que está padeciendo las consecuencias de su consumo», destacó Diego Alvarez, que estaba al frente del Observatorio de Drogas del organismo en ese momento.

«Es un mito que la marihuana no tiene toxicidad. Es una droga con sustancias psicoactivas muy potentes, que impactan sobre el sistema nervioso central y el aparato cardiovascular», agregó la toxicóloga Norma Vallejo. «El uso crónico genera pérdida de interés y del deseo, fatiga, alteraciones de humor, disminución de la capacidad de concentración y depresión del sistema inmunológico. Además, afecta la fertilidad y aumenta las probabilidades de sufrir cáncer, enfermedades pulmonares y psicosis», subrayó. «Muchos aseguran que el porro es menos dañino que el tabaco, y no es así. Su toxicidad es mayor porque se fuma distinto: se retiene más en las vías respiratorias y, en el proceso de fumado, desprende más monóxido de carbono que un cigarrillo».

Los daños que puede generar la marihuana son múltiples y difieren mucho según la persona: como dicen en la jerga, «a cada uno le pega distinto». Pero hay algo que afecta a todos los consumidores por igual: la adicción. «La marihuana genera dependencia física y, sobre todo, psicológica. Como otras drogas, excita y provoca un aparente estado de bienestar porque actúa sobre el sistema de recompensa del cerebro. El mismo, al ser estimulado, pide más», destacó la especialista.

En el caso de la marihuana la adicción no está asociada necesariamente a la frecuencia de consumo. Tiene que ver con las particularidades de cada persona. Para evaluar si hay dependencia se observa si el consumidor desarrolló tolerancia (si el organismo se habituó y debe fumar más para lograr el mismo efecto), si su cotidianidad sufrió cambios (rutinas, hábitos, manejo del tiempo) y si hay manifestaciones que indiquen síndrome de abstinencia: «Si no puede dejar de fumar, si se pone irritable, transpira frío o no puede socializarse ni disfrutar cuando no fuma», explican los expertos.

 

Los efectos menos conocidos del cannabis

Según diversos estudios de sociedades científicas de gran prestigio internacional, el uso persistente de marihuana provoca pérdida de memoria, reduce el rendimiento y altera las capacidades cognitivas. Puede producir depresión, ansiedad, psicosis y, en el peor de los casos, esquizofrenia

Los poderes psicotrópicos del cannabis son conocidos por el ser humano desde hace miles de años. Sus ‘propiedades embriagadoras’, como decía Herodoto en el siglo V, se deben fundamentalmente al delta-9-tetrahidrocanabinol (THC), el cannabinoide responsable de sus efectos en el cerebro. Cuando se inhala esta sustancia, el THC llega rápidamente al cerebro a través de la sangre. Sus efectos se sienten a los pocos minutos y pueden durar hasta dos o tres horas.

Una de las consecuencias menos conocidas tienen que ver con los trastornos psiquiátricos. El consumo de porros multiplica por dos las probabilidades de sufrir brotes psicóticos (con más riesgo a mayor dosis). Varios estudios coinciden en que la marihuana podría actuar como desencadenante de estos ataques en personas con una cierta predisposición genética. El riesgo se acentúa cuando el consumo se inicia antes de los 15 años.

A su vez, un informe elaborado por expertos de la Oficina de Control de Drogas de la Casa Blanca (EEUU), advierte de que los adolescentes que fuman marihuana tienen hasta un 40% más de riesgo de sufrir depresión, ansiedad, psicosis (alucinaciones) o algún tipo de enfermedad mental; especialmente en el caso de las chicas. Y aunque no se ha demostrado de una manera estadísticamente significativa que pueda causar esquizofrenia, sí parece que empeora sus síntomas y agrava los ataques.

No es lo mismo usar una droga que ser adicto a ella. Muchos consumidores no se convierten en adictos. Pero vale medir y conocer las consecuencias. Según datos del 2007, en nuestro país más del 6 por ciento de la población consume habitualmente marihuana, una cifra que convierte a la Argentina en el país de mayor consumo de América latina.

 

 

 

 

 

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Sobre el autor

Hugo Marietan

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Hugo Marietan

Nacido en Buenos Aires, en 1951

Médico, Facultad de Medicina, Universidad de Bueno Aires, 1981, MN 62757

Médico Psiquiatra, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires, 1986

Formación Docente: Egresado del Curso de Formación Docente Pedagógica en Ciencias de la Salud y Carrera Docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires

Docente Adscripto a la Carrera Docente Facultad de Medicina. de la Universidad de Buenos Aires desde junio de 1991 a la fecha.

Académico Titular de la Academia Internacional de Psicología de Brasil (2002)

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