Siempre existieron. Hombres que se presentan a la elección sexual de la mujer con promesas o presencia que logran el sí de la dama, y que luego sacan un beneficio económico o social de la relación. Es, en la mayoría de los casos, una “estafa consentida” o al menos minimizada por la mujer que prioriza el placer que le produce el varón al desmedro económico.
Si este tipo de relación se da a la inversa, de una mujer que saca provecho económico de un varón por comercio sexual, la sociedad es lapidaria, se trata de una prostituta. Pero en el caso del varón abusivo se le busca eufemismos en lugar de llamarlo directamente prostituto.
La palabra gigoló viene del francés, gigue, violín (tal vez por lo encantador de este instrumento en las mujeres de aquella época).
El mujeriego usa la misma herramienta que el gigoló: presentarse ante la mujer de tal manera, cada uno tiene su estilo, que logra agradar y logra que la mujer lo acepte sexualmente. Comúnmente se llama a esto seducción, pero la que cierra el contrato es siempre la mujer que da el sí o se niega (no estamos hablando aquí de coerción o violencia). El Don Juan se contenta con lograr la relación sexual. El gigoló, amén de eso, va por un beneficio económico, sacarle algo material a la mujer, es por eso que el El donjuán es un mujeriego y el gigoló es un psicópata vividor.
LA MUJER QUE ACEPTA A UN GIGOLÓ
La mujer común no acepta a un psicópata, pueda que lo vea atractivo al inicio de la relación, pero las aristas extrañas del psicópata son rápidamente detectadas por la mujer que ve que “algo no cierra” en la relación y se aleja.
Pero la complementaria tiene una alta tolerancia para las conductas anormales y artificiosas del psicópata, y, además, ella siempre busca un varón distinto al común, alguien destacado o raro. El varón común la aburre, así de simple. Ella va detrás de la adrenalina y asume riesgos. No es que no se dé cuenta de lo raro de la relación (o que no va a terminar bien) si no que prioriza la atracción, la posibilidad de placer, el riesgo, por sobre la precaución. Este mecanismo, en ocasiones, es tan sutil que la complementaria niega haberse dado cuenta de las señales de peligro al inicio de la relación, y algunas dicen que las percibieron pero las minimizaron y se ilusionaron en que el psicópata iba a cambiar.
Aquí presentamos el audio de una entrevista de Canal 26 realizada el 18 de agosto de 2015 donde se trata este tema en detalle. Dura 18 minutos, está en MP3, y pesa 16 megas.