No puedo
Estimado Dr. Marietan:
Le escribo este correo para agradecerle profundamente la publicación de su trabajo. Accesible y aportando claridad a toda hora.
Hace años que lo descubrí en internet (2006). Eran momentos en los que las crisis con mi pareja comenzaron a reflejar lo que ahora es claramente una relación psicópata/complementario.
Aquello no era el comienzo, pero fue el «destape».
Yo no lo podía entender y me fui del país detrás del psicópata; detrás de sus «proyectos» y tuve que retornar dos años después escapada de sus malos tratos psicológicos, denuncias y asistencia social y psicológica mediantes.
Ahora, después de tantos años y mucho camino recorrido leí la carta de Angela, acerca de la DIGNIDAD, cuyas respuestas y comentarios me reconfortaron enormemente.
Yo he estado con un psicópata «de manual». Podríamos decir que hizo el trabajo a la perfección. Me «vació» en el amplio sentido de la palabra: como ser humano y económicamente, al punto de depender de él en la actualidad.
Hay momentos en que hasta me da miedo expresarme (incluso por escrito!!!) por temor a enfrentarme algún resultado desfavorable, por miedo a fallar, a hacer el ridículo, me estresa defenderme,, me da miedo casi todo …
Yo soy abogada, con buenos resultados hasta la aparición de mi ex-pareja, el que lentamente pero sin pausa, logró que me alejara de mi carrera en pos de sostener y apoyar la suya (es médico).
Ahora que me encuentro físicamente lejos de su persona (El en Europa, yo en Argentina), y por un tiempo (breve) logré contacto cero con las consecuencias de «persecución», he vuelto a hablar con él y lamentablemente retomamos el mismo círculo dañino en el que él se siente fuerte y dominante otra vez.
Le confieso que me es terriblemente difícil cortar la comunicación. Tenemos dos hijos pequeños y creo que son, muchas veces, la excusa perfecta para saber qué hace, hablar con él; escuchar su voz.
Me hace sistemáticamente daño, y no puedo mantener el contacto cero. Me da una angustia tan grande que a veces siento que pierdo el deseo por la vida.
Pensé muchas veces en mi falta de dignidad; me sentí degradada, culpable ¿¿como puede ser que después de todo lo sufrido, continúe ahí esperando algo de una persona incapaz de demostrar sensibilidad por los sentimientos del otro; acaso algo de piedad??
Lo digo y me avergüenzo. Pero en otras ocasiones, no me importa.
Lo comprendo lógicamente pero no puedo vivirlo: reconozco la parte de responsabilidad por permitir que ésto suceda; pero es más fuerte que yo.
Gracias Dr. Una vez más. Leer sus escritos me da la sensación de conversar con usted; y me aporta alivio.
Saludos cordiales, Berta
Marzo 2011
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