Los intelectuales / Hugo
Marietán
"Los políticos suelen aferrarse al poder como
psicópatas"
Para los que tienen esas características, las
personas son sólo cosas, afirma el psiquiatra
Miércoles 14 de enero de 2009 | Publicado
en edición impresa
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"Los psicópatas
mienten de manera muy artística", dice
Marietán Foto: Augusto Famulari
Laura Di Marco
para LA NACION
"Los políticos de fuste generalmente son
psicópatas, por una sencilla razón: el psicópata
ama el poder. Usa a las personas para obtener más
y más poder, y las transforma en cosas para su
propio beneficio. Esto no quiere decir, desde
luego, que todos los políticos o todos los líderes
sean psicópatas, ni mucho menos, pero sí que el
poder es un ámbito donde ellos se mueven como pez
en el agua."
El que lo dice es el médico psiquiatra Hugo
Marietán, uno de los principales especialistas
argentinos en psicopatía y referencia obligada
para aquellos que les ponen la lupa a estas
personalidades atípicas, que no necesariamente son
las que protagonizan hechos policiales de alto
impacto.
Porque, precisamente, la alusión no se dirige a
los asesinos seriales al estilo de Hannibal Lecter,
el perturbado psiquiatra de El silencio de los
inocentes, sino a aquellas personalidades que
Marietán define como los "psicópatas cotidianos".
Personalidades especiales, pero que no sólo se
adaptan perfectamente al medio, sino que también
suelen estar a nuestro alrededor sin mayores
estridencias. Y más aún: muchos suelen llegar a la
cima económica, política y del reconocimiento
social.
Lo novedoso en la definición que hace Marietán,
miembro de la Asociación Argentina de Psiquiatría
y considerado una autoridad en su especialidad, es
que el psicópata no es un enfermo mental, sino una
manera de ser en el mundo. Es decir: una variante
poco frecuente del ser humano que se caracteriza
por tener necesidades especiales. El afán
desmedido de poder, de protagonismo o matar pueden
ser algunas de ellas. Funcionan con códigos
propios, distintos de los que maneja la sociedad,
y suelen estar dotados para ser capitanes de
tormenta por su alto grado de insensibilidad y
tolerancia a situaciones de extrema tensión.
En la psicopatía, señala este experto, no hay
"tipos", sino grados o intensidades diversas. Así,
el violador serial sería un psicópata más intenso
o extremo que el cotidiano, pero portador de la
misma personalidad.
A los 57 años, es docente en la Universidad de
Buenos Aires, codirector de la revista de
neuropsiquiatría Almaceón y coordinador del
portal español psiquiatria.com . A partir
de la década del 80, trabajó en los hospitales
Moyano, Esteves y Borda, donde dirigió cursos de
semiología psiquiátrica. Su página en Internet (
www.marietan.com ) es de referencia
constante en los estudios sobre psicopatía.
Según explica en la entrevista con LA NACION,
hay un tres por ciento de la población con
características psicopáticas. Es decir, 1.200.000
personas en la Argentina. "La relación es de tres
varones por cada mujer. Son 300.000 damas y
900.000 caballeros. ¿Por qué más hombres? Sospecho
que es porque la mujer utiliza su poder en el
ámbito de la casa", dice.
-¿Cómo distinguir un político psicópata del
que no lo es?
-Una característica básica del psicópata es que
es un mentiroso, pero no es un mentiroso
cualquiera. Es un artista. Miente con la palabra,
pero también con el cuerpo. Actúa. Puede, incluso,
fingir sensibilidad. Uno le cree una y otra vez,
porque es muy convincente. Un dirigente común sabe
que tiene que cumplir su función durante un tiempo
determinado. Y, cumplida su misión, se va. Al
psicópata, en cambio, una vez que está arriba, no
lo saca nadie: quiere estar una vez, dos veces,
tres veces. No larga el poder, y mucho menos lo
delega. Quizás usted recuerde a alguno así? Otra
característica es la manipulación que hace de la
gente. Alrededor del dirigente psicópata se mueven
obsecuentes, gente que, bajo su efecto persuasivo,
es capaz de hacer cosas que de otro modo no haría.
-¿Como bajo el efecto de un hechizo, dice
usted?
-Son gente subyugada, sí, e incluso puede ser
de alto nivel intelectual. Este tipo de líderes no
toman a los ciudadanos como personas con derechos:
los toman como cosas. Porque el psicópata siempre
trabaja para sí mismo, aunque en su discurso diga
todo lo contrario. La gente es un mero
instrumento. Carece de la habilidad emocional de
la empatía, que es la capacidad de cualquier
persona normal de ponerse en el lugar del otro.
Las "cosas", para el líder político con estas
características, tienen que estar a su servicio:
personas, dinero, la famosa caja, para comprar
voluntades. Utilizan el dinero como un elemento de
presión, porque usan la coerción. La pregunta del
accionar psicopático típico es: ¿cómo doblego la
voluntad del otro? ¿Con un cargo, con un plan, con
un subsidio? ¿Cómo divido?
-¿El clientelismo político es, según usted,
una forma de cosificación?
-Sí, porque es un "yo te doy, pero vos me
devolvés, venís a tal o cual acto, me respondés
como yo te pido". No es un dar desinteresado ni
movido por la sensibilidad de querer ayudar a
quien no tiene. Es un uso de las personas para
construir el propio poder.
-Eso está claro, pero ¿qué lo definiría como
un acto psicopático?
-Que le está quitando a la gente la capacidad
de elegir. El psicópata siempre nos deja sin
opciones: la gente que manipula está en una
desventaja económica tal que no tiene otra salida:
o como y lo sigo o no lo sigo y no como. La
libertad de las personas es la capacidad de tener
alternativas.
-¿El líder psicópata sabe que trabaja para
él o cree realmente luchar por una causa superior?
-Es muy difícil entrar en su cabeza. Tienen una
lógica muy distinta. Sin embargo, lo crea o no, la
bandera que utiliza siempre es suprapersonal, más
allá, incluso, de este momento. Esto se ve
bastante, también, en líderes religiosos
psicópatas, que apelan a la salvación del más
allá. Otras banderas pueden ser la apelación al
hombre nuevo, el proyecto nacional, la liberación,
la raza superior, la Nación, la patria. El
psicópata siempre necesita buscar un enemigo, para
aglutinar. Y, por supuesto, nunca va a decir:
"Vamos a trabajar para mí".
-¿Qué sucede con este tipo de políticos en
períodos normales, sin crisis agudas?
- Bueno, ahí viene el problema, porque
el psicópata no se adapta a la tranquilidad. El
necesita la crisis. Ser reconocido como salvador.
En la paz, él no tiene papel. No la soporta. Por
eso las sociedades lideradas por políticos de
estas características viven de crisis en crisis.
-¿Y este líder no puede cambiar? ¿Aprende de
sus errores?
-No. Siempre es igual a sí mismo: la psicopatía
es una estructura que no cambia.
-Hasta ahora, los está pintando como seres
indestructibles, pero algún talón de Aquiles deben
tener. ¿Cuál es ese punto débil?
-La frustración de sus plantes. Cuando apuestan
por un proyecto, ponen todo en él y no les sale.
Ahí, el psicópata se desorganiza y empieza a hacer
pavadas. Es una personalidad controladora. Por eso
en el momento de la frustración puede tener
actitudes absolutamente toscas, torpes. Y en este
punto, la gente ve que hace macanas, una detrás de
otra, y empieza a quebrarse esa unidad, que
consiguió con su persuasión.
-Usted dice que se aferran al poder y que es
muy difícil sacarlos. ¿Alguna sugerencia?
-Bueno, hacen falta un montón de líderes de los
comunes, normales, o bien otro psicópata pesado
que se le contraponga. Entre muchos logran sacar
al dirigente psicópata, o, al menos, reducir su
poder. Otra cosa es aprender a no elegirlos. El
psicópata necesita desestabilizar siempre las
cosas, aquí y allá. Por eso necesita fabricar
crisis. Si uno va entendiendo cómo es su
mecanismo, los puede distinguir y votar por otros
líderes, que pueden ser muy carismáticos, incluso,
pero no psicopáticos.
-Si algún político psicópata llegara a leer
esta entrevista, ¿se reconocería como tal?
-Por supuesto que no. Terminará de leer y les
dirá a sus interlocutores: ¡qué barbaridad;
cuántos psicópatas hay dando vueltas por el mundo!
El personaje
HUGO MARIETAN
Médico psiquiatra
Edad: 57 años.
Graduado: en la UBA.
Médico y profesor: trabajó desde 1982 en
los hospitales Moyano y Borda. Dicta cursos de
grado y posgrado.
Escritor: es autor de trabajos
académicos ( Sol negro: un psicópata en la
familia , Descriptor de psicopatía ) y
también de obras de teatro y novelas.