Comentario de libros:
El complementario y su psicópata
Hugo Marietan
Ed. Ananké, Buenos Aires, junio 2008
ISBN 978 987 1510 01 6
La vuelta a Hipócrates
por Juan José Ipar

El Dr. Marietan -como todos nosotros-
ha debido enfrentar la progresiva decadencia y el
descalabro presente de la Psiquiatría. Y lo ha hecho
escribiendo en distintas circunstancias dos libros: un
texto sobre Semiología Psiquiátrica y el presente
texto, El complementario y su psicópata.
Illo tempore, huyendo de las
abigarradas simplificaciones de la nueva Psiquiatría
administrativa encarnada en el DSM-IV, Marietan volvió
sobre los viejos maestros de la Psiquiatría francesa y
alemana del siglo XIX y principios del XX. Se refugió, por
así decir, en la mirada científica, clasificatoria y capaz
de producir un saber objetivo plasmado en una nosología
sin resto. Pero era una ilusión: hay, claro, una multitud
de sujetos inclasificables, monstruos psíquicos cuyos
mecanismos y resortes mentales nos repugna estudiar: los
pirómanos, los caníbales, los descuartizadores y toda una
variopinta fauna de engendros que habitan en oscuros y
ominosos márgenes y andurriales, aunque existen unos
cuantos bien capaces de simular perversamente la
normalidad y ocultar con éxito su depravación en alguna
lista sábana.
En este nuevo libro hay un giro en la
perspectiva: ya no se pretende una clasificación de las
especies a la manera de Charcot, sino que se reduce
voluntariamente a una Psiquiatría del caso. Volvemos al
viejo Hipócrates: hay enfermos, no enfermedades. Quizá
haya enfermedades. Pero Marietan ahora invierte su
percepción y los términos usuales con los que se entendía
la psicopatía. Ahora se enfoca la cuestión desde la
víctima, la supuesta víctima que emerge trasmutada y se
aprecia, en consecuencia, la inquietante reversibilidad de
los roles, su frágil estabilidad, su connivencia.
Una mirada, pues, llena
de sorna, de cautela credencial, de sospecha, una mirada
sabia que se ha dado cuenta de que siempre hay algo que se
esconde, que resiste la teorización, que no cabe dentro de
concepto alguno pero que puede y debe ser mostrado. Por
ello es que las viñetas adquieren un valor que excede
largamente el puramente ilustrativo: ellas son el nervio
del libro. Las teorizaciones, en cambio, son parentéticas,
como simples reflexiones de casos, como ensayos sin
grandes pretensiones, como lacónico comentario que intenta
organizar un poco la casuística.
Octubre de 2008