Psicopatía, psicópatas y complementarios

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Carta

Un caso de Síndrome de Munchausen


Aquella hermana que menciono, generalmente demostraba un papel de "víctima" que le convenía para conseguir usar a los demás y no hacer las tareas que le disgustaban, yo se lo decía y ella reía. Observaba que era una mujer fría, calculadora, no era cariñosa con sus hijos ni con su marido. A ella la movilizaba otra cosa: EL DINERO, para ganarlo se había montado un negocio dentro del hogar, al que se dedicaba con esmero y lo turnaba con su labor de enfermera en el hospital, mientras sus hijos (mis sobrinos que yo adoraba) y yo, muchísimas veces y por años, hacíamos casi todas las tareas domésticas.
Al leer el síndrome de Munchausen por poder, volvieron a mi recuerdo
la conducta que mi hermana tenía con una de sus hijitas, de unos 6 u 8 años de edad: Mantenía a la niña en cama y le diagnosticaba reumatismo infeccioso, o deformante o los dos juntos, no recuerdo exactamente porque me decía (delante de la nena que escuchaba muy asustada) "Soy enfermera y conozco los síntomas, Lilian (la chiquita) tiene reumatismo y del peor!". Lo que sí recuerdo perfectamente es que muy alterada comentaba que la niña iba a vivir con fiebre toda su vida y que poco a poco se iba a ir deformando, por ejemplo, se le retorcerían los dedos de las manos y los pies, etc. A este punto Lilian la miraba aterrorizada y yo me preocupaba tremendamente, además de sentir una extraordinaria pena por mi sobrinita y mi hermana, que en ese aspecto, de repente, se había tornado en ser una madre muy cuidadosa y vigilante con la salud de la nena. "Los médicos son unos h.d.p., no me hacen caso: ¡Los conozco!, son egoístas, corruptos…" Cambiaba de pediatra con asiduidad, todos eran "unos caballos", "unos brutos que no saben nada"…
Una mañana fui a su casa y la encontré indignada, pálida de rabia, me extendió un sobre blanco y me dijo con odio: "Esta carta me la dio el doctor que atendió a Lilian, me derivó a otro especialista. ¡Me engañó! Me dijo que por favor no abriera el sobre, que ahí estaba escrito el diagnóstico de la nena y que sobre eso trabajaría el médico que me recomendaba. Pero yo no le hice caso, abrí el sobre, leí la carta y mirá qué dice!"
La carta, en primer lugar, contenía el informe de los estudios practicados a Lilian, los cuales TODOS presentaban resultados normales, demostrando que la niña no padecía ningún tipo de patología: "La que realmente padece problemas es la madre, que insiste en "ver" en su hija una enfermedad inexistente". Por último, el médico le sugería a su colega que trate el caso y que, por su especialidad tal vez, podría derivar a la madre a un tratamiento adecuado.
-"No pienso ir a ese médico ni a entregar nada" - aseveró indignada mi hermana. Yo traté de disuadirla, de señalarle los resultados de los estudios, pero siguió llevando a su hijita de hospital en hospital, la hacía guardar cama, le tomaba la temperatura y hasta creo que le daba medicamentos. Lo que es real, que JAMÁS y hasta el día actual, Lilian no sufre ni sufrió de ningún tipo de reumatismo de ninguna clase, todo quedó en el olvido, pero yo no olvidé aquella carta y en ese momento, como hoy, siento y sentí como un llamado de alerta con respecto a las "necesidades" de mi hermana.
Con otros de sus hijos también siempre les descubría enfermedades, si bien es cierto que donde residía habían industrias, ella movió cielo y tierra ante las extrañas alergias de sus hijos, (debido a la contaminación, decía) incluso su otra hija, me dijo que la habían operado de los ovarios y que había sido una intervención equivocada, para esto mi hermana la había llevado de ginecólogo en ginecólogo, siempre maldiciendo a los médicos que no le hacían caso. Este hecho también me había llamado la atención, pero hacía años que yo me acercaba muy poco a la casa de mi hermana, porque no soportaba su forma y menos la de su marido, ahora yo era una mujer hecha y le marcaba límites cortantes.
Trabajé muchos años como fotógrafa y todos los años sacaba fotos en escuelas. Un invierno había demasiados casos de meningitis y los medios recomendaban cómo evitar su contagio (era una meningitis contagiosa la que se había detonado aquel año), entonces recibo una llamada de mi hermana, exclamando alterada que necesitaba que yo fuera a ayudarla, porque sus hijos menores y sus nietos, padecían de meningitis. Le contesté que era imposible, ya que estaba cumpliendo mi labor en escuelas y además tenía a mi hijo preadolescente, que no quería exponer a niños sanos, que yo podía ser portadora del contagio: Se ofendió muchísimo, quiso manipularme con la culpa pero no lo consiguió, ya conocía sus artilugios, así es que no le hice caso y seguí con lo mío. Al poco tiempo me enteré que ni sus hijos ni los nietos habían padecido meningitis, sino una gripe común, pero lo dijo como al pasar, mirando de reojo a su familia, como queriendo acallar mis preguntas.
Mi otra hermana también se "inventaba" enfermedades, pero lo hacía con su propio cuerpo, volviendo locos a los médicos, era increíble cómo se mimetizaba con sus males imaginarios, toda la familia conocía sus mentiras y hasta lo tomábamos a risa cuando la veíamos fingir.

 



 

 

 

 



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