Lo bipolar por una
bipolar
Un testimonio sobre
lo bipolar de acuerdo a las vivencias de una mujer que tiene
estos cambios en las fases tímicas. No hemos tocado los
escritos recibidos para que el profesional pueda contar con
este inapreciable material. Ella ha dado su total
consentimiento y exigió para su colaboración que se la
nomine con su nombre real; sólo se han preservado los
nombres de terceros.
13) Amores y odios
Mis odios y mis
amores en mis euforias
Amo y odio en una escala de valores que
fluctúan.
Determinadas personas amadas,
respetadas y admiradas desde siempre por mí, las odio o las
agredo en mis fases maníacas.
El que se lleva la peor parte es Il
Uomo – Mon Homme – S. – el padre de mis hijos, quien pasa a
ser mi Espada de Damocles.
(un capítulo aparte se referirá a este
complejo?, superado en el 2004)
Ma., mi amiga de infancia, de la vida y
de ruta
L., mi primogénita
A., mi hijo más amado
Cómo actúo con ellos?
Con Don S.: agresividades verbales –
con un discurso elegante pero irónico, sarcástico, ofensivo
– y agresividad física y escupitajos (a la manera de
Chilavert); cachetazos, puñetazos, estrangulamientos.
Sí, estrangulamientos
Sucedió así: S. 80 vitales años, tiene
enfisema y fue operado por sus famosas bullas, EPOC.
Casi se muere.
Sale de la clínica y va a vivir a un
piso en la capital de la provincia., por eso de que le
recomiendan que es mejor el clima de Jujuy.
Yo lo acompaño en el nuevo hogar. Duré
7 días.
Un día – él estaba convaleciente aún -,
seguramente algo me dijo que me molestó. Lo “agarro” del
cuello y apretaba fuertemente mientras pensaba...
“Ahora lo mato, salgo disparando, no
me conocen aún en el edificio (vivía en el piso 11), regreso
a Led., pasarán los días, el portero llamará a O. (su hijo
mayor de 48 años); creerán que murió asfixiado por su
enfisema, sus 78 y recién operado...”.
Evidentemente el pensamiento
racional no funciona en estos estados, porque, obvio, era
una estupidez mi razonamiento ¿Y mis huellas digitales en su
garganta?
Esto sucedió en el 2004, febrero
Desde entonces no agredo físicamente a
Don S., padre de mis hijos y todavía latin-lover
Por qué?
Resulta que después de esta crónica
policial de cuarta, el hombre en cuestión acudió a mi
psiquiatra e hijo mayor y la recomendación fue:
“No viva más con ella”.
Mas Don S., padre, amante y contenedor
de su Carissima Merchedes, decide regresar al hogar de Led.,
previo consejo del psiquiatra y su primogénito.
Don S., “papá, tené cuidado. Como
viven en dos departamentos, ponele cerrojos a las puertas
del tuyo . Mercedes es peligrosa”.
Y está bien. Es mejor así.
Sergio se encierra en mis episodios
maníacos. Está seguro en su cárcel.
Y yo... que estoy aprendiendo a dominar
mis agresiones físicas, también pongo candados a mis
puertas... por las dudas de aparecer en crónicas policiales
por tragedia pasional. Jeje
Hoy, el rostro de S. cuando le aparezco
eufórica en su escritorio, es de terror y si comienzo un
diálogo tranqui y luego verbalizo agresividad, observa
disimuladamente, descubre que está a mano un cuchillo
corta-papeles y cuidadosa y temerosamente lo esconde en
algunos de los cajones.
Yo lo observo también con disimulo.
Sonrío para mí misma. Me digo “qué suerte que lo esconde.
Haré como que no me di cuenta”.
Sucedió hace 10 días.
Ma.. Mi amiga de la vida, mi
protectora, mi enfermera. Tiene ascendencia inglesa. Fría
como los anglo-sajones, flemática, usa el humor irónico de
sus ancestros.
Generosa, da su tiempo y su espacio.
Podés llamarla a las 4, 5 a.m. y ella está “siempre lista”.
La amo . Me ama.
Cuando estoy maníaca. La agredo
verbalmente, la echo de mi casa, le digo de todo. Ella
contesta imperturbable. No me iré. Vamos a dormir. Y se
calla y escucha pacientemente. Y ahí está, cuidándome,
aceptándome, amándome...
Ma. también hizo terapia familiar por
su amiga, la rayada
L., mi primogénita
L. es
Mi L.
L. es paciencia
L. es tormenta
L. es pelea
L. comprende
L. aconseja
Lpaciencia
Lenfermera
L.
Hijaamigahermanacompinche
L. es
Mi primogénita
Este poema define mis sentimientos
hacia mi hija mayor.
Cuando estoy en un episodio maníaco,
L., llamada por mi psiquiatra, abandonaba su facu en Córdoba
y regresaba a Led.
El Dr. C. me decía que ella es la única
que me contiene en esas crisis. Y es verdad.
Para que no me internen en el neuro, me
lleva a Córdoba, me cuida, me protege, me mima, se encarga
de la medicación (que yo escupo). No doy un paso sin que
ella esté al lado mío o me encierre con llave para que no
deambule las calles cordobesas.
Y soporta y se avergüenza de mi
verborragia o protagonismo carismático o intelectual frente
a sus amistades (bue, también mis otros hijos)
Yo reconozco – recién entonces – toda
esta ocupación y preocupación cuando estoy eutimizada.
En mis fases de euforia, la agredo
verbalmente.
A., mi hijo hombre. Es ciclotímico.
Nunca se sabe qué pasa por su cerebro. Hoy te ama, mañana no
te da bola. Su padre es igual.
En mis episodios maníacos es un sol
conmigo.
Me cuida tanto o mejor que L. Y yo
acepto y obedezco todo lo que me da y todo lo que me dice.
No lo agredo, le estoy agradeciendo cada minuto de su tiempo
que me da, me quejo de L. Quiero estar con él.
Pero... en el 2004, septiembre, me
llevan a Córdoba.
Y un día, de repente, lo miro y me
atemorizo.
Me digo. "A. es mi Espada de
Damocles"!
Comienzo a tenerle miedo.
Regreso.
Le cuento a mi psiquiatra.
Comenzamos a trabajar sobre ello.
Hice una transferencia de padre a hijo.
Mmm... Esto merece otro espacio de
reflexión
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