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Pensamiento
Hugo
Marietan,
www.marietan.com,
1994
Sólo puedo comunicarme con el
otro en la medida en que él y
yo damos sentido al universo de la misma manera
y expresamos ese sentido en los mismos términos.
D.G. Boyle(7)
Introducción
La función del pensamiento es permitirnos actuar con referencia a
lo que está distante en tiempo y espacio, aun cuando en el presente no estimule nuestros
sentidos. Es decir, planificar, prever, reflexionar, prevenir.
El pensamiento, dice V. Fatone,(8) es el resultado de una
acción. Esa acción es el pensar, que como toda acción se da en un tiempo y en un
espacio (cerebro). Al pensar lo estudia la psicología (motivos, contenido: qué se
piensa) y la neurofisiología (el basamento anatomofisiológico: con qué se piensa).
Desde esta última posición, Roland (1985)(10) define el pensar,
para diferenciarlo del sueño, como:
"Un trabajo cerebral, en la forma de operaciones con
información interna, hecho por un sujeto despierto."
Consume energía metabólica por incremento de la circulación
sanguínea cerebral. Distintos pensamientos aumentan el flujo sanguíneo cerebral en
diferentes áreas cerebrales. La recuperación de la memoria (recuerdo) también consume
energía. Es posible distinguir macroscópicamente, dice Roland, diferentes tipos de
pensamientos. El pensar es producido por una recuperación de información desde el
cerebro en sí mismo.
Fatone dice que pensar es una actividad mental que da como resultado el
pensamiento. Éste es intemporal e inespacial y se expresa en lenguaje verbal y no
verbal.
A la psicología le interesan las variables internas y externas que
componen el proceso de pensar. Motivos, deseos, inclinaciones, tendencias, interés,
etcétera. La psicología trata de explicar o comprender cómo se produce el pensamiento.
La lógica analiza el pensamiento en sí. No le interesan los elementos
previos (psicológicos) que dan como resultante el pensamiento. Estudia el pensamiento
como objeto, independientemente de los factores volitivos y afectivos que lo facilitaron o
dificultaron.
El pensamiento tiene dos fuentes principales:
1) La asociación y elaboración intelectual de los hechos de la
experiencia, que da el pensamiento empírico y,
2) La invención e intuición fantástica, que da el pensamiento
fantástico.
Algunos conceptos lógicos
La lógica estudia los elementos que componen el pensamiento y los
enlaces que relacionan esos elementos. Estudia la estructura del pensamiento. Todo
pensamiento es el establecimiento de una relación.
El razonamiento es un pensamiento complejo compuesto de juicios
relacionados de cierta manera. El juicio es un pensamiento compuesto de conceptos
relacionados que se expresa en oraciones. Los conceptos, que también son
pensamientos, se expresan en términos. El juicio es la operación fundamental del
pensamiento, es una conclusión que afirma o niega algo sobre algo. En consecuencia puede
ser verdadero o falso, según las escuelas lógicas clásicas. Otras escuelas agregan que
pueden existir juicios indemostrables y juicios sin sentido.
Criterio de la verdad
Fatone rescata la definición de verdad de Santo Tomás: "La
verdad es la concordancia del pensamiento con el objeto (real, ideal, imaginario)".
En un juicio es la verificabilidad lo que nos asegura su verdad. El criterio de la verdad
es la evidencia. La palabra evidencia deriva de ver. La verdad se ve. De
acuerdo con este criterio, la evidencia es la claridad misma de la verdad, y esa claridad
es tal que coacciona al espíritu imponiéndole su aceptación. Dice Descartes, en la
primera regla de su Método: "No aceptar jamás como verdadero nada que no
conociese evidentemente que era tal...y no admitir, en mis juicios, nada más que
lo que se presentase a mi espíritu tan clara y distintamente que yo no tuviese manera
alguna de ponerlo en duda".
La ausencia de contradicción es otro criterio de la verdad.
Finalmente, otro criterio de la verdad muy utilizado es el de la autoridad. La
autoridad es un testimonio que consideramos digno de crédito. Cuando decimos "Se ha
comprobado que...", todo lo que sabemos es que tales personas afirman que han
comprobado eso. Es en realidad un acto de fe. "Porque Freud dice...",
"Einstein afirmó...", son frases que se valen de este principio.
Certeza y duda
La certeza, dice Santo Tomás, "es la firmeza de
adhesión de la capacidad cognoscitiva a su objeto cognoscible". En la certeza el
espíritu queda fijado a su objeto, y tiene una sola dirección, no vacila. Descartes
definía a la certeza como la imposibilidad de poner en duda. La duda es el estado
del espíritu en que la razón de la verdad de un juicio y la razón de su falsedad se nos
aparecen como igualmente insuficientes. La certeza tiene una sola dirección; es como
"un reposo del espíritu" que resulta de su determinación hacia un solo objeto.
En la duda la dirección del espíritu es inestable, doble.(8)
<Subhead 2>Concepto semiológico
<Body text>Para la semiología psiquiátrica el pensamiento tiene
un curso, un contenido y una finalidad. Todo pensamiento es pensamiento de
significaciones, dice Jaspers.(1) Se piensa en función de un objetivo o una
finalidad, siempre se apunta hacia algo. El pensar es un hecho privado, ya que mientras el
que piensa no comunique lo que está pensando, no podemos captar ese pensamiento. Cuando
el pensamiento se expresa, entramos en el terreno de la comunicación.
Juicio
El juicio es la conclusión que se obtienen al relacionar ideas. La
conclusión puede ser verdadera o falsa. Por ejemplo: "Me persiguen". Esto es
verdadero o falso, no hay otra alternativa. Los juicios son siempre relacionales, y el
concatenamiento de juicios da como resultado el razonamiento.
Etapas y tipos de juicio |
J.C. Betta(9) distingue en el proceso del juicio, la etapa
1) De elaboración, donde se realizan los juicios de relación,
que relacionan conceptos nuevos con conocidos, y los juicios de identificación,
que identifican el concepto; y la etapa
2) Crítica, donde se compara y valora, dando los respectivos
juicios.
Este autor, sobredimensionando la significación del juicio, dice:
"Cuando analizamos los juicios de una persona recogemos de inmediato un informe sobre
su capacidad, de allí que se considere al juicio como una capacidad. En definitiva el
juicio trasunta la noción de cantidad que es señalada por el quantum de inteligencia y
por el quantum de cultura". Así, habla de:
1) Juicio insuficiente, que se pone de manifiesto en la
dificultad para realizar "síntesis mentales" y la escasa comprensión para los
conocimientos abstractos; siendo de observación en las oligofrenias;
2) Juicio debilitado por disminución paulatina de la capacidad
de comprensión, abstracción y síntesis, originados en el debilitamiento de la atención
y la capacidad retentiva; se observa en demencias;
3) Juicio suspendido, alteración de la facultad de juzgar
secundaria a un trastorno de conciencia (confusión mental); y
4) Juicio desviado, donde "la desviación es debida a la
interferencia de una carga afectiva siempre de gran intensidad, que inhibe al juicio para
una exacta y lógica valoración, lo cual le impide el reconocimiento del error; como
consecuencia el individuo cae en la alienación, permanece ajeno a la realidad". Este
tipo de juicios es propio de melancólicos, delirantes y maníacos.
Discusión
Nosotros preferimos reemplazar los conceptos de juicio desviado,
insuficiente, suspendido y debilitado, ya que los consideramos muy puntuales y no reflejan
la realidad clínica, por los términos más abarcadores, y siguiendo a Kraepelin, de
insuficiencia psíquica. Con esta expresión queremos significar que cualquier proceso
morboso psíquico repercute globalmente, y no puntualmente, en la psiquis de un individuo,
generando un déficit que se va a traducir en una incapacidad en la persona. Podemos
clasificar dicha insuficiencia de la siguiente manera:
1) Según su grado en leve, moderada o grave;
2) Según su permanencia en permanentes o transitorias;
3) Según su forma de abarcar: global o parcial;
4) Según su modo de aparición: génico, congénito o adquirido;
5) Según su modo de expresión: tipo y grado de incapacidad que
genera.
Desarrollaremos esta clasificación en profundidad en el segundo tomo
de esta obra, que tratará sobre la nosografía y nosología. Para adelantar,
describiríamos la idiocia como una insuficiencia psíquica grave, permanente, global,
congénita, que genera una incapacidad severa, por la cual el individuo no supera un nivel
de desarrollo intelectual y conductual superior a los tres años.
Razonamiento
Es una actividad intelectual que encadena juicios persiguiendo,
como objetivo final, la demostración y confirmación de una verdad (de la verdad que el
juicio propone). El razonamiento trata de comprobar si los juicios son verdaderos o falsos
y cómo se relacionan entre sí. Dado que los pasos a dar en el razonamiento son
múltiples y diversos, se dice que los razonamientos son correctos o incorrectos.
El razonamiento puede ser global (por analogía) o analítico (por
esencia).
Pensamiento mágico
"Las supersticiones son productos catatímicos de la
tradición, el hábito y la educación (por eso resisten al conocimiento por la
experiencia); forman los prejuicios que están íntimamente relacionados con los intereses
vitales del individuo, generando un pensamiento impregnado del miedo, la esperanza, el
deseo, el odio, que resisten a las contradicciones lógicas."(3)
En el pensamiento mágico prevalece la creencia de que con el uso
de la voluntad, ciertos conocimientos o ritos pueden producir efectos contrarios a las
leyes lógicas e influir sobre los hechos concretos. Esto lo observamos, por ejemplo, en
los obsesivos, que mediante un rito tratan de "neutralizar" un posible hecho
negativo.
Otro elemento del pensamiento mágico es el animismo, que consiste en
dotar de vida a los objetos (propio de una etapa de la evolución en el niño), lo que
determina un "mundo encantado", donde todo es posible. Cualquiera puede recordar
a una persona que "recrimina" a su auto porque se descompuso como si fuera
"a propósito", le habla o le otorga más cuidado que a sus familiares o le
atribuye nobleza o fidelidad: "Nunca me dejó de a pie". Recuerdo a una paciente
que cuando golpeaba accidentalmente a un mueble, le pedía perdón porque "¿Quién
puede asegurar que no sienten?"
En el pensamiento mágico se utiliza el razonamiento global, el cual no
descompone los puntos constitutivos del todo ni relaciona por esencias, sino por
proximidad, por apariencia, por continuidad, por contigüidad y por semejanza.
Vallejo Nágera(3) describe dos leyes fundamentales que
rigen en el pensamiento mágico:
1) El intercambio de propiedades entre los objetos o cosas próximas
en la unidad temporoespacial;
2) La concesión de propiedades semejantes a los objetos que se
parecen exteriormente.
La explicación del mundo externo se realiza estableciendo analogías.
Todo lo que es semejante tiene los atributos de lo aparentado. Es el
caso de la estampita que tiene impresa, por ejemplo, una virgen. Dado que se asemeja a la
Virgen tiene los atributos y los poderes de la Virgen.
Todo lo que esté próximo comparte las cualidades.
Este tipo de pensamiento es el que se utiliza en las cábalas: "Si
fui con tal objeto o ropa y di bien un examen, para el próximo llevaré lo mismo", o
cuando se le atribuyen poderes de protección a determinados objetos (talismanes) o
colores (rojo). Hay palabras que no deben mencionarse porque no son de buen augurio
(cáncer, muerte); ciertas personas tienen fama de "mufa", etcétera. |
Todos conservamos nuestro
quantum de pensamiento mágico. Lo vemos en algunos intelectuales, ateos acérrimos, que
ante una enfermedad terminal, recurren finalmente a curanderos como si su último refugio
fuera la magia.
El pensamiento mágico, al basarse en el razonamiento global, puede
inducir a errores por ser esencialmente subjetivo y estar impregnado de afectividad
(catatimia), que lo hace inestable.
Podemos observar este tipo de pensamiento como expresión de una etapa
de desarrollo psicoevolutivo en el niño, o bien en algunos cuadros psicopatológicos
donde predomina la regresión, como en las fobias, obsesiones, histeria, esquizofrenia,
etcétera. A mayor desestructuración mayor pensamiento mágico.
"Yo no pasaba por los nichos de nenes, pensaba que si pasaba se
iba a morir Anita." "A las muñecas no las puedo dejar paradas, tienen que estar
sentadas. Tampoco deben estar una encima de otra o con la cara tapada. Esas son señales
de muerte." Obsesión, paciente de 48 años.
Presentimientos
El diccionario lo define como movimiento interior que nos hace
prever lo que va a suceder. Adivinar una cosa antes que suceda. Este tipo de vivencias se
da esporádicamente en personas normales, y generalmente están asociadas con intuiciones,
informaciones incompletas o indicios, que son integrados con proyección hacia el futuro.
Generan un estado de ansiedad y siempre hay margen para la esperanza de que el hecho
presentido, generalmente desgraciado, no ocurra. Sin embargo, en los estados patológicos
(como delirios místicos, esquizofrenia) adquieren el grado de certeza y el paciente cree
adivinar el porvenir. Otras veces estos pacientes, por alteración mnésica, creen haber
presentido hechos que ocurren.
"Dije que salga el sol y «así es y así sea», y el sol
salió.
"Una vez sentí que se iba a morir un amigo y de pronto apareció
esa frase «así es y así sea», y no me dio tiempo a retroceder para que no pase. Tuve
malos pensamientos sobre el hijo de un profesor y a los dos años falleció en Mar del
Plata, murió junto al padre, la hermana y la madre.
"Yo me sentí como cometiendo eso, culpable. Porque no puedo
frenarlo. Las cosas lindas no se cumplen." Esquizofrenia, paciente de 30 años.
Intuición
Bergson(11) entiende por instinto "una
facultad, presente en los hombres y los animales, que consiste en utilizar instrumentos
naturales, es decir, no creados artificialmente. Por esta razón permanece siempre en
contacto directo con las cosas; su acción es espontánea, casi inconsciente.
"La inteligencia, en cambio, es una facultad desarrollada
de modo preferente por el hombre a fin de dotarse de instrumentos artificiales en su lucha
contra la naturaleza o contra otros hombres. De ella surge un conocimiento que no es
directo, sino conocimiento de relaciones entre las cosas, conocimiento útil, que
establece, en consecuencia, conceptos abstractos, generalizaciones. Éstos son
extraordinariamente útiles para el hombre, pero tiene el inconveniente de que dejan
escapar la profunda unidad de lo real.
"Hay cosas que sólo la inteligencia es capaz de buscar, pero que,
por sí misma, no encontrará nunca. Sólo el instinto las encontraría, pero jamás las
buscará. De ahí se deduce que la verdadera facultad cognoscitiva no reside ni en el
instinto ni en la inteligencia, sino en la fusión de ambos, esto es, en la intuición.
Únicamente mediante la intuición es posible superar las limitaciones del instinto
esas cosas que podría encontrar, pero que jamás busca, al tiempo que
trascender el nivel conceptual, en el que se fundamentan las leyes de las relaciones entre
las cosas, leyes que jamás atrapan la verdadera naturaleza de la realidad."
Pensamiento lógico
La base del pensamiento racional o lógico es el razonamiento
analítico, el cual analiza, es decir, descompone, el todo en sus partes constituyentes e
intenta encontrar la esencia de la cuestión tratada, evitando la apariencia.
El pensamiento lógico se fundamenta en los siguientes principios:
- Principio de la identidad: "Una cosa es lo que es, en
este momento, y en estas circunstancias (A es A)";
- Principio de no contradicción: "Es imposible que algo
sea y no sea al mismo tiempo y en el mismo sentido";
- Principio de tercero excluido: "Todo tiene que ser o no
ser";
- Principio de razón suficiente: "Todo lo que es, es por
alguna razón que lo hace ser como es y no de otra manera", "Nada se da
aislado";
- Principio de causalidad: "Toda acción tiene una causa
que origina un efecto";
- Principio de subordinación jerárquica: "El todo es
antes que las partes. Un objeto es parte de un todo, y a su vez es un todo constituido por
partes. Hay un orden bidireccional de lo simple a lo compuesto".
Al basarse en el razonamiento analítico, el pensamiento lógico es
objetivo, racional, estable y es de elaboración conciente y voluntaria.
El razonamiento puede ser inductivo o deductivo.
Razonamiento inductivo
El razonamiento inductivo parte de lo particular para llegar
a lo general. Se fundamenta en el principio de causalidad o determinismo: "Todo
fenómeno es por una causa, no hay efecto sin causa". Ésta es la base de la
metodología explicativa causal. Ejemplo de su aplicación es el experimento científico
que parte de la observación de un hecho particular, plantea el problema y elabora una
hipótesis. Luego trata de verificarla con el objeto de obtener una ley de aplicación
universal.
Razonamiento deductivo
El razonamiento deductivo parte de principios más universales
para llegar a principios particulares. Es la base del razonamiento matemático y los
silogismos filosóficos. Se hace hincapié en el uso de este tipo de razonamiento en el
pensamiento del paranoide (véase más adelante, en este mismo capítulo, el pensamiento
paranoide).
Bonnet(2) dice que "una vez planteada una cuestión se
hace un análisis crítico que determina las condiciones y los límites de la validez de
los conocimientos adquiridos, luego la reflexión examina las ideas con el objeto de
modificarlas o combinarlas de modo diferente. La reflexión utiliza la abstracción, que
significa poner aparte, y la generalización. La premeditación es la reflexión
que precede a una acción determinada y no está presente en los actos reactivos."
Discusión
En general estamos adiestrados en el pensamiento lógico; el
sistema educativo se basa casi totalmente en incorporar el sistema lógico a la persona. Y
muchos de los errores que se cometen en la interpretación de los hechos afectivos se debe
a la exacerbación del uso del pensamiento lógico en detrimento de la comprensión. Lo
afectivo se comprende empáticamente, no se explica. El racionalista tiende a creer que
todo debe tener una explicación basada en la lógica, de lo contrario está mal. La
persona con ideación paranoide vive buscando las claves lógicas a todos los hechos, para
ella nada es al azar. El paranoico impregna de lógica todo su pensamiento.
Características del pensamiento normal
El pensamiento es expresión de la capacidad intelectual y el vigor
psíquico del individuo. El pensamiento normal se distingue por ser organizado, coherente,
elástico, versátil, tener plasticidad, potencialidad ideopráxica y ritmo.
Es organizado porque tiene una determinada finalidad que se
expresa por una temática (contenido) que mantiene una continuidad (curso).
La temática incluye una idea directriz que es complementada por ideas
secundarias. La voluntad y el interés mantienen la constelación de ideas asociadas hasta
llegar a la finalidad propuesta. Las ideas secundarias son las responsables de la
prosecución del pensamiento, de que el pensamiento tenga continente.
Es coherente porque sigue las leyes de asociación y respeta,
una vez expresado, la sintaxis gramatical sujeto-predicado (alterado en la incoherencia).
Es elástico porque puede incurrir en detalles (ideas
secundarias) alejándose algo de la idea principal para luego volver a la misma (alterado
en la prolijidad).
Es versátil, puede variar de tema (alterado en la rigidez).
Tiene plasticidad, puede pasar de un tema a otro sin brusquedad.
Tiene potencialidad ideopráxica porque una idea puede
desarrollarse y generar una acción.
El ritmo permite expresar o vivenciar el pensamiento con una
armoniosa periodicidad de contenidos (alterado en la bradipsiquia, taquipsiquia,
enlentecimiento o aceleración del pensamiento).
El pensamiento tiene otra característica poco señalada: es el único
que puede neutralizar el instinto de conservación y llevar al individuo a autodestruirse
por medio de los ideales, las doctrinas, que son sistemas de pensamientos.
Pensamiento y afectividad
Lo afectivo siempre influye, de alguna manera, sobre el
pensamiento. El interés conlleva un "querer", un apego sobre un determinado
tema de pensamiento. En todo pensamiento hay una base afectiva que lo sustenta. Sin
embargo, por razones didácticas y de uso, debemos discriminar el pensamiento lógico
descripto siempre como racional, frío, impersonal, incontaminable por la
afectividad del pensamiento que trata de expresar lo afectivo (emociones,
sentimientos, pasiones). Los sentimientos, por definición, son irracionales, inefables,
se sienten. El trabajo mental (pensar) que implica la traducción de esos sentimientos
para poder expresarlos como pensamientos tiene un límite señalado por Wittgenstein: el
lenguaje. No contamos con suficientes códigos para expresar en palabras los sentimientos.
Los sentimientos se perciben difusos, por eso se "sienten" y no se entienden. La
"nitidez" con que se "recortan" los conceptos que responden a la
lógica razonante, al intelecto esa completud en el percibir, no se presenta
en lo "afectivo", que nos "afecta" de tal manera, en forma tan
individual, que la traducción de nuestra propiocepción al lenguaje o al código lógico
nunca es adecuada. Por ello los sentimientos son indescriptibles, intransferibles al
lenguaje directo. Sólo se infieren a través de artificios indirectos como las analogías
y las metáforas. Aquí, lo no verbal (gestos, tonos, posturas), tiene mayor riqueza
expresiva que las palabras. Lo afectivo y el pensamiento lógico transcurren por niveles
distintos. No se puede aprehender lo afectivo lógicamente. Por eso cuando se aplican las
leyes de la lógica para interpretar lo afectivo el resultado es impreciso y por lo
general erróneo. Pasar lo afectivo a códigos lógicos es una acción que observamos
cotidianamente. Por ejemplo, el intento de "explicar" por qué se quiere
a una persona y no a otra. El resultado son descripciones de los atributos de esa persona,
pero el "por qué" afectivo permanece inasible.
Catatimia
Cuando lo afectivo impregna el pensamiento determinando
conclusiones tendenciosas, nos encontramos ante una catatimia. El término timia
se refiere al humor. Lo afectivo distorsiona la lógica, le impide la claridad. Una
característica del pensamiento lógico es que tiende siempre a la claridad. Puede tener
niveles de abstracción que lo hacen parecer confuso cuando no se los alcanza, como en el
pensamiento matemático o el pensamiento filosófico de alta escuela. Pero la esencia del
pensamiento lógico es la claridad. La irrupción de lo afectivo sobre lo lógico enturbia
el pensamiento, lo hace confuso y reiterativo.
El pensamiento catatímico se da en personas normales y en cuadros
patológicos. Por ejemplo, el caso de la madre que opina que su hijo es el mejor de todos:
"La maestra no lo quiere, por eso le puso esta mala nota". O en el
enamoramiento, situación donde la objetividad huye: "Lo vi andar en bicicleta:
¡era un jinete!"!
En la depresión también lo afectivo tiñe lo lógico. La culpa, los
remordimientos, la visión pesimista de la vida, son todos juicios catatímicos. El
depresivo puede generar pensamientos catatímicos como "Yo soy un inútil, una carga
para mi familia, nunca saldré de esta angustia, etcétera". Son reiterativos y
refractarios a la contraargumentación de los amigos y familiares: "Vos tenés una
familia bien constituida, tenés dinero, buen pasar, tus hijos te quieren,
etcétera."
Para Fenous(6) la catatimia es una "perturbación
paroxística de las funciones tímicas que afecta únicamente al humor, pero que provoca
una completa perturbación de la actividad mental.
Trastornos del pensamiento
Alteración del curso
Se denominan alteraciones del curso del pensamiento a las distintas
disonancias al escuchar un discurso. Éste, como traductor del pensamiento normal, debe
tener sus características: ser organizado, coherente, elástico, versátil, tener
plasticidad y ritmo.
Aceleración
Es una alteración del ritmo del pensamiento donde el paciente
vivencia una mayor velocidad de la asociación de ideas (taquipsiquia), y puede expresar
un aumento de palabras por unidad de tiempo (taquilalia, verborragia) y/o un aumento de su
actividad motora (inquietud). Por ejemplo, en la fuga de ideas la rapidez de las
asociaciones hace que la idea directriz se diluya y discurra por la constelación de ideas
secundarias, traduciéndose en una verborragia con un engarce defectuoso de las frases y
los términos, que da la impresión de un discurso incoherente (pseudoincoherencia). No
puede sostener ningún tema, pero en determinado momento llega a la finalidad. La manía
es el cuadro típico donde se observa la fuga de ideas, donde a la aceleración del
pensamiento se le agrega la exaltación del humor y de la psicomotricidad. El maníaco
cambia permanentemente de tema y se nutre, para ello, del mundo circundante, a diferencia
del esquizofrénico con verborragia, cuyo discurso gira en torno a su polimorfismo
delirante. También podemos observar la fuga de ideas en el primer período de la
ebriedad, síndromes de excitación psicomotriz, PGP y epilepsia psicomotora.
El mentismo (Chaslin)(2) es un tipo de taquipsiquia que
produce angustia en los pacientes que vivencian un desfile incesante de ideas y temáticas
que no pueden dominar, y que les impide toda otra actividad pensante. Se diferencia de la
fuga de ideas porque no hay euforia, y a veces no se expresa con verborragia. Se suele
observar en el distrés, en los síndromes febriles o tóxicos y en algunos cuadros
depresivos. |
Retardo o inhibición
Esta alteración del ritmo se vivencia como un enlentecimiento del
pensar, una carencia de ideas o dificultad para hacer progresar el pensamiento. Esto se
objetiviza en un discurso de pocas frases, con largos silencios intercalados o con
mutismo. Se manifiesta en algunos cuadros depresivos, estupor melancólico, esquizofrenia,
algunas oligofrenias, etcétera. En la depresión grave esta inhibición suele ir
acompañada, señala Störring,(17) por la imposibilidad de distracción del
depresivo, en contraste con el maníaco. El enfermo es incapaz de desprenderse de un
determinado complejo de pensamientos (autorreproches, temor a una desgracia,
monoideísmo).
Prolijidad
Es una alteración de la elasticidad. Se detiene en detalles
secundarios alejándose de la idea directriz, que le resulta dificultoso retomar, dando
lugar a un discurso con sobreabundancia de ideas secundarias y minuciosidades
insignificantes. Muchas veces se ve acompañado de un tono monocorde que hace desagradable
la escucha y aburrido el seguimiento del relato. Hay una disminución de la capacidad de
síntesis. Se encuentra en la epilepsia (como parte del pensamiento viscoso, ictafin o
glischroide), la demencia y algunas oligofrenias.
Rigidez
Es una disminución de la versatilidad. La persona está adherida a
una idea y le resulta muy dificultoso pasar a otra, lo que condiciona fuertemente la
conducta. Este síntoma, descripto inicialmente por Bleuler para la esquizofrenia, implica
un trastorno general de la personalidad que hace que el paciente se mantenga aferrado
tercamente a una idea determinada y genere ciertos actos que pueden llegar a serle
perjudiciales, sin importarle las consecuencias. En un grado menor se observa también
rigidez en las obsesiones y en algunos trastornos de personalidad.
Perseveración
Consiste en un intercalamiento de términos o frases que guardan
relación con el sentido del discurso.
Al paciente le resulta difícil encontrar las ideas secundarias que dan
plasticidad al discurso, y se vale de estos intercalamientos a fin de ganar tiempo y
completar su finalidad. Por eso repiten (iteran), los últimos términos pronunciados o
las preguntas del interlocutor (ecolalia de apoyo). Se encuentra en epilepsia, confusión
mental, débiles mentales y en la afasia sensorial.
Estereotipia
Se trata de un intercalamiento que no guarda relación con el
discurso. No siempre es psicopatológica, como en el caso de las muletillas
"este", "viste", etcétera. En la esquizofrenia catatónica está
acompañada a su vez de estereotipia de gestos, movimientos y de lugar.
"Estéreo" significa sólido.
La estereotipia de movimiento es la repetición constante de un
movimiento. El movimiento se "solidifica" y se hace reiterativo.
La estereotipia musical es la repetición constante de una frase
musical.
Estereotipia situacional o de lugar es la que se observa muy bien en el
catatónico. Cuando se pregunta al enfermero por un catatónico, lo ubica rápidamente
porque siempre está en el mismo lugar.
Verbigeración
Es una estereotipia verbal, pero con carga afectiva displacentera.
Puede o no tener sentido. Por ejemplo, en los melancólicos: "¡Ay, mi Dios! ¡Qué
desgracia!" También se observa en las descargas afectivas de los esquizofrénicos y
en el Síndrome de Cotard.
Bonnet la diferencia de los otros dos intercalamientos: en la
estereotipia la repetición es fija, automática, habitual, de palabras o frases que son
siempre las mismas y están absolutamente desconectadas del resto del discurso. En la
perseveración la repetición de palabras o frases está desprovista de toda carga
afectiva y conectada al resto del discurso; es producida por un retardo asociativo.
Neologismos
Consiste en la creación de palabras nuevas. Es utilizado con
frecuencia por los esquizofrénicos para tratar de expresar sus vivencias.
"Tengo tritia que me hace oír. Con el fleje que
me hace autoimaginar en vivo una persona, un punto o algo." Esquizofrenia.
Interceptación
Es una interrupción brusca e inesperada del discurso. El enfermo
puede continuar luego con la misma temática o con otra. Se ve particularmente en la
esquizofrenia. No debe confundirse con la inhibición del curso del pensamiento. El
paciente tiene conciencia de lo que está ocurriendo, suele vivirlo con angustia.
Interpreta en forma delirante que le robaron el pensamiento. Está acompañada de
interceptación cinética, hay una discontinuidad en la gestualidad del paciente. La
interceptación es centrípeta y autorreferencial. Debe diferenciarse de la ausencia
epiléptica, donde el epiléptico tiene amnesia lacunar y no es conciente de ella.
La interceptación(18) consiste en la ruptura de la
línea del discurso. El enfermo está hablando, y de pronto para el discurso, luego lo
continúa o continúa con otra cosa.
Podemos discriminar tres pasos:
1) Ruptura de la línea del discurso.
2) El paciente es actor del fenómeno, es conciente absoluto de lo que
está pasando.
3) Realiza la interpretación delirante del fenómeno. Dice "Me
robaron el pensamiento".
Los dos primeros pasos componen la llamada interceptación, que como
efecto secundario da una interpretación delirante.
Por ejemplo, el paciente está hablando de cualquier tema: "Sí,
porque esta mañana en la sala me pasó tal cosa", y de pronto se para, gira la
cabeza, hace un giro como para escuchar mejor, se ríe o hace una mueca, y dice
"¿Vio lo que me hicieron? Me vaciaron la cabeza".
Se rompe la línea del discurso, el paciente es actor, y recuerda qué
es lo que está pasando. Como conclusión dice: "Me robaron el pensamiento, me
hicieron un vacío, me sacaron el pensamiento o me pusieron otro", pero generalmente
es "Me sacaron el pensamiento, yo estaba pensando una cosa y me la sacaron".
Y lo recuerda con perfecta nitidez, es actor, participa en el fenómeno
y es conciente del fenómeno: tiene un corte en el discurso y a su vez tiene una actitud
gestual sobre ese corte.
¿Para qué hacemos tanto hincapié en esto? Para diferenciarlo de otro
fenómeno semejante: la ausencia epiléptica. En la ausencia epiléptica primero tenemos
una ruptura del discurso, el ausente epiléptico está hablando con ustedes, se detiene y
sigue hablando de lo mismo.
Entonces le preguntamos:
- ¿Qué te pasó?
- ¿Qué me pasó qué?
- Y... estabas hablando y...
- No, ¿qué pasa?
No hay conciencia, el ausente epiléptico no es actor, no recuerda lo
que le pasó; este segundo paso no está. Está el corte del discurso, pero el epiléptico
no lo registra, está ausente del fenómeno. Y, por supuesto, no hace, como efecto
secundario, la interpretación delirante. ¿Qué va a interpretar, si para él nada ha
acontecido?
También se lo tiene que diferenciar de los cortes del discurso en la
depresión grave que se produce por la bradipsiquia y el esfuerzo que le significa
continuar pensando sobre un tema; pero este corte del discurso no conlleva la
interpretación delirante de robo del pensamiento y está acompañada de toda la
gestualidad propia de estos cuadros.
El semiólogo argentino Carlos Pereyra(15) le da a la
interceptación la categoría de síntoma principalísimo de la esquizofrenia: "Es el
fenómeno fisiopatológico básico dice en su tesis sobre la esquizofrenia,
subjetivamente existe desde el comienzo de la enfermedad... a su presencia debe atribuirse
la ruptura de la continuidad en la actividad psíquica, la imprecisión de objetivos y
falta de plenitud de los actos, lo que psicológicamente trasunta por la perturbación del
Yo libre que decide (aspecto volitivo), sentimiento de amenaza, sorpresa e injerencia de
fuerzas extrañas con secuelas delirantes de influencia". Y este autor subraya en su
conferencia sobre esquizofrenia:(16) "... detrás y antes de toda
sintomatología (refiriéndose a la esquizofrenia), existe una expresión morbosa que es tal
vez la única patognomónica, que precede y explica el resto de la edificación
psicopatológica en los sucesivos esfuerzos de adaptación del enfermo a su triste
realidad: me refiero a la interceptación".
Disgregación
Se trata de una alteración del curso por debilitamiento progresivo
de la idea directriz, la estructura del pensamiento se pierde o se relaja.
Se observa en el defecto esquizofrénico, en algunas psicosis
orgánicas y tóxicas. Se caracteriza por la incomprensibilidad (la pérdida del sentido
de la frase) consecutiva a la ruptura de la unidad estructural de cada idea. No se asocian
los conceptos a sus habituales complementos, estableciéndose asociaciones remotas y
absurdas. Se entiende fragmentariamente, pero no en su sentido final. Wyrsch(17)
dice que sólo merced a un conocimiento exacto de la personalidad del enfermo, de su
biografía, de sus conflictos, de sus ideas directrices y de sus ideas delirantes
particulares, es posible reconocer un cierto sentido en la disgregación. El
esquizofrénico defectuado no es conciente de su propia disgregación. Hay que diferenciar
este síntoma de la incoherencia, donde hay una pérdida total de la sintaxis, y de la
fuga de ideas.
"No me dice nada ni me dio ninguna todavía porque yo hago
bien. Yo cuido mi puesto de soldado, legalmente voy bien. Viene información si yo hago
algo mal. Yo en combate voy diez a seis bien. Lo que yo hice caso fue órdenes de dos. El
me pidió que con mi derecho a pedirle a la señora Calegari, la Madre María, un aplique
de muerte, yo lo hice por pedido del ejército, pero también entre Argentina y Chile que
combatir y los judíos y me pidió un aplique de muerte y me pidió una señora inglesa y
por eso acepté antes de ganar seis a cero de muerte." Defecto esquizofrénico,
desgrabación de un fragmento de entrevista.
Incoherencia
Se produce una pérdida definitiva, irreversible, de la idea
directriz, por lo que el discurso no se entiende ni siquiera fragmentariamente. No cumple
con las leyes asociativas lógicas ni con las reglas de la sintaxis, no se identifica el
sujeto y el predicado.
Son ejemplo de esto la jergafasia y la ensalada de palabras. Se ve en
los esquizofrénicos muy defectuados, en la demencia terminal (desde el principio está
alterado el proceso intelectual) y en la obnubilación mental.
La fuga de ideas se diferencia de la incoherencia en que en la primera,
a pesar de que hay cambios constantes del tema central, se asocian correctamente las
partes del discurso. Y de la disgregación porque se entienden partes del discurso, aunque
fragmentariamente.
Alteración del contenido
Se refiere a la temática del discurso. De los contenidos
patológicos del pensamiento describiremos los siguientes: idea fija, pensamiento
sobrevalorado, fantasioso, fóbico, obsesivo, infantiloide, paranoide y delirante.
Idea fija
Siguiendo a Bonnet,(2) la idea fija proviene de una
vivencia placentera o displacentera y se caracteriza por los siguientes elementos:
1) Guarda relación con la vivencia que atañe directamente a la
persona.
2) Se refiere, en consecuencia, a un hecho vivido por el sujeto, sea en
el orden familiar, laboral, cultural, científico, sociopolítico, etcétera. |
3) No perturba el resto del pensamiento.
4) Es voluntaria, por lo tanto, aceptada como real por el juicio
crítico.
5) El "Yo conciente" no lucha contra la idea fija, no la
rechaza, y en consecuencia no suscita angustia.
6) La idea fija es rectificable por la sana lógica en razón de que el
juicio crítico permanece indemne.
7) No condiciona la conducta del sujeto.
8) La carga emocional propia de la vivencia generadora tiende a
atenuarse o a disiparse con el tiempo, sea por la desaparición de la idea fija o por la
solución del hecho que la puso en marcha.
Se da en personas normales y anormales.
Para Bumke las ideas fijas normales activas son las que caracterizan,
por ejemplo, al científico que va detrás de la solución de un problema, o el artista
que busca plasmar en la tela o en el mármol un motivo definido. Vemos las ideas fijas
normales pasivas en la madre que permanentemente tiene presente al hijo ausente, o en la
persona cuyas penurias económicas le impiden realizar sus proyectos.
Pensamiento sobrevalorado
Fue descripto inicialmente por Wernicke como ideas sobrevaloradas.
Este autor da el siguiente concepto:(5)
"Las ideas sobrevaloradas se diferencian nítidamente de las ideas
autóctonas porque no son consideradas por el enfermo como intrusos extraños en la
conciencia: por el contrario, los enfermos ven en ellas la expresión de su ser más
íntimo y al luchar por ellas emprenden en realidad una lucha por la propia personalidad.
A pesar de eso, a menudo se la encuentra martirizante, y los enfermos se quejan con
frecuencia de que no pueden pensar en otra cosa. Sin embargo, están muy separadas de las
ideas forzadas, porque se las considera normales y justificadas, completamente explicadas
por su modo de surgimiento, mientras que las ideas forzadas se consideran injustificadas y
a menudo directamente insensatas. Con respecto al mecanismo de surgimiento, que aún no
tiene explicación, podemos observar que en general derivan de recuerdos de alguna
experiencia particularmente afectiva".
Da como ejemplo de esto último el ser perjudicado en la distribución
de una herencia, el suicidio de una persona amiga, una sentencia judicial injusta,
etcétera.
Para Jaspers, las ideas sobrevaloradas son convicciones acentuadas por
un estado afectivo muy fuerte, comprensible por la personalidad del individuo y por su
vida, y que, a causa de esa fuerte acentuación que identifica la personalidad con la
idea, son tenidas falsamente por verdaderas.
Störring las define como "un grupo de ideas que en razón de su
carga afectiva predominan sobre las restantes y determinan un descenso del juicio crítico
en relación con ellas; de ahí que el fanatismo de cualquier naturaleza no puede ser
explicado sino mediante las ideas sobrevaloradas".
Bonnet(2) describe los siguientes componentes del
pensamiento sobrevalorado:
1) Puede ser tanto normal como anormal, según Störring. Bonnet lo
considera siempre anormal, ya que está implicando una falla del juicio crítico.
2) Integra siempre un desarrollo de la personalidad, psicopático o
psicógeno, ante un determinado evento vivido.
3) El evento vivido puede ser placentero, pero en la gran mayoría de
los casos es psicotraumático.
4) No es compulsivo ni coercitivo del Yo, el que, por el contrario, lo
asimila íntimamente.
5) Perturba el juicio crítico de realidad.
6) Es difícilmente accesible a la persuasión y de ahí su carácter
"pasional o fanático".
7) No es experimentado como extraño, inversamente a lo que ocurre con
el pensamiento obsesivo.
Este tipo de pensamiento se da en los fanáticos, sectarios,
idealistas, depresivos, paranoides, pendencieros, necesitados de estimación.
Algunos autores lo consideran como un paso anterior al pensamiento
delirante. Schneider lo designa como paradelirante, deliroso o deliroide.
El diagnóstico diferencial con la idea obsesiva se realiza de la
siguiente manera:
El pensamiento sobrevalorado se instala por voluntad del sujeto, no
interfiere con el resto del pensamiento, no es considerado como extraño y por lo tanto no
suscita la lucha del Yo contra él. La motivación proviene de vivencias psicotraumáticas
y se atenúan o apagan con éstas; el juicio crítico se halla comprometido
catatímicamente en relación con el núcleo pensante sobrevalorado. Es considerado por la
persona como normal o lógico. No es penoso ni angustiante. Teórica y prácticamente
puede llegar al delirio. Raramente llega al suicidio.
Por el contrario, el pensamiento obsesivo sorprende al sujeto cuando
aparece. Interfiere con el resto del pensamiento. Es considerado como parásito y suscita
una lucha del Yo contra él. La motivación proviene del inconciente, por lo que no se
atenúa y puede acentuarse con el tiempo. El juicio crítico no se halla comprometido, es
penoso y angustiante. Pueden llegar al suicidio como forma de evadirse de su pensamiento
angustiante.
Contenido fantástico o fantasía
El pensamiento fantástico, dice Bonnet,(2) es el
pensamiento creador o la aptitud para crear imágenes; su forma máxima es la inspiración
creadora.
Habitualmente se describen los siguientes tipos de fantasías:
1) Ensueño, es el libre divagar de las imágenes generalmente
consecuentes a un deseo.
2) Mentira, es la negación de la verdad de modo conciente, voluntario,
episódico; es siempre utilitaria (Dupré). Generalmente por temor, vanidad, necesidad de
estima, la malignidad, el odio, el espíritu de venganza, el resentimiento, etcétera.
3) Fabulación: Dupré llama así a la creación espontánea,
imaginativa, seguida del correspondiente relato de acontecimientos efectuados con natural
aplomo, sin finalidad utilitaria y por exclusiva vanidad.
4) Fabulación patológica o mitomanía, según Dupré. Es la tendencia
a la reiterada deformación o negación de la verdad, a la mentira, a la fabulación y a
la simulación con fines de malignidad en primer término, y de provecho o lucro, en
segundo término. Para Dupré es una verdadera "arma de guerra", tanto más
peligrosa cuanto más inteligente su portador.
"A los 17 años salí Miss Mundo. Me acompañó mi tía
médica. A pesar de haber sido elegida, mis padres me ocultaron esto. Yo era muy parecida
a Marilyn Monroe, casi me confundían. Gané el concurso por un voto, que fue el que puso
mi marido."
Contenido fóbico
"Fobia" deriva del griego phobos, temor. Se habla
de fobia cuando la persona manifiesta un miedo intenso, repugnancia o aversión hacia algo
(por lo general siempre lo mismo): un ser, un objeto, una situación; ese miedo es
evaluado como exagerado o inadecuado por un observador normal, y genera una conducta
franca de evitación. Produce cierto grado de incapacitación en el desempeño del
individuo.
"Ataca a los enfermos de un modo increíble una angustia espantosa
ante situaciones y realizaciones del todo naturales", dice Jaspers.(1) El
DSM-IV(4) lo define como:
"Miedo persistente e irracional hacia un objeto, situación o
actividad específica (el estímulo fóbico) que da lugar a un deseo incoercible de
evitarlo. Esto suele conducir a evitar el estímulo fóbico o a afrontarlo con
terror". Lo fóbico se relaciona siempre con algo: "Tengo miedo a (perros,
ascensores, espacios abiertos, etcétera)". En la fobia el temor está objetivado
(miedo), es distinto de la llamada "angustia flotante", donde se tiene temor,
pero no se puede precisar el objeto al cual se teme.
La conducta evitativa conlleva distintos grados de pérdida de la
libertad de acción, que van desde la pérdida de tiempo en realizar maniobras para no
confrontarse con el objeto fobígeno hasta el enclaustramiento en la agorafobia intensa.
El estado emocional varía desde el miedo controlado a la pérdida
total del control emocional. En la fobia, estímulos de baja peligrosidad pueden activar
mecanismos de respuesta propios de la reacción ante grandes peligros o catástrofes,
llegando al pánico. Por eso el fóbico desarrolla un particular sistema de alerta que
consiste en anticipar el quantun de angustia que le puede significar llevar adelante una
acción; de la conclusión depende si la realizará o no. Crea grados importantes de
dependencia hacia determinadas personas que le dan la "seguridad" que le falta
(contrafóbicos), ya sean éstos familiares o amigos. |
Para Marks(12) cuatro son las características que permiten definir un temor
concreto como fóbico:
1) Es desproporcionado a la situación que lo crea.
2) No puede ser explicado o razonado.
3) Se encuentra fuera del control voluntario.
4) Conduce a la evitación de la situación temida.
Contenido obsesivo: la duda y el presagio
Dice Ferrater Mora(13) que "el término «duda»
significa primariamente «vacilación», «irresolución», «perplejidad». Estas
significaciones se encuentran ya en el vocablo latino dubitatio. En la dubitatio
hay siempre (por lo menos) dos proposiciones o tesis entre las cuales la mente se siente
fluctuante; va, en efecto, de una a otra sin detenerse. Por este motivo la duda no
significa falta de creencia, sino indecisión respecto de las creencias. En la duda
hay un estado de suspensión del juicio."
El estado de duda llevaría a la persona a la paralización, al no
poder optar. Sin embargo, este elemento, muy importante por cierto, no es suficiente para
explicar la conducta obsesiva. Es preciso otro partícipe necesario que impulse
hacia una decisión por el estado de tensión que genera, y éste es el presagio. El
diccionario define "presagio" como "señal que indica, previene y anuncia
un suceso favorable o contrario. Especie de adivinación o conocimiento de las cosas
futuras por las señales que se han visto o por movimiento interior del ánimo que las
previene".
El presagio, producto del pensamiento mágico, y la duda, lo más
excelso del pensamiento lógico, coactúan para dar esta resultante que llamamos
"obsesión".
Preferimos utilizar el término "presagio" por su
connotación mágica en vez de los términos "anticipación" o
"planificación", que designan pensamientos que se orientan a las posibilidades
futuras pero analizando lógicamente las variables presentes.
Lo que deviene de la magia se neutraliza mágicamente. Por eso la
tensión displacentera que genera el presagio se neutraliza con el rito. En el rito no se
pronuncia cualquier palabra ni se realizan movimientos al azar, sino que estos últimos
responden a una ceremonia establecida.
"Antes de salir debo besar a todas las estampitas y crucifijos.
No por mí, sino para proteger a los que no están en ese momento en casa. Si no lo hago
les puede pasar algo a mis parientes. Beso a un ángel, que está vestido de celeste, para
los varones, al vestido de rosa para las mujeres y a la virgen grande para las personas
mayores. Me molesta hacer eso, es algo absurdo. A todo esto lo veo como un ritual, pero no
puedo dejar de hacerlo. Es como si tuviera el cerebro divido en dos: uno razona y el otro
no. El que no razona lo domina. Me digo, «no lo voy a hacer», pero al final lo
hago".
Absurdo y parásito
El pensamiento obsesivo tiene la particularidad de que el contenido
le resulta absurdo al propio generador de este pensamiento. Es la característica básica
que lo distingue de la idea delirante. Otra característica es que la persona no cree que
le sea impuesto ese pensamiento absurdo. O sea que deviene de su propio Yo, lo reconoce
como parte de sí misma, para diferenciarlo del pensamiento delirante de los
esquizofrénicos que muchas veces lo ven como un pensamiento impuesto desde afuera.
El obsesivo hace la autocrítica, dice: "Es una tontería, yo
lucho pero no puedo dejar de hacer tal rito".
Para Jaspers en la obsesión "el Yo se sitúa frente a un
contenido que quiere expulsar, pero no puede expulsar en pie de lucha. Los límites de la
obsesión posible están allí donde están los límites de mi voluntad. El individuo
está convencido de lo infundado de la angustia, de lo absurdo del impulso, de la
imposibilidad de la idea".
Para J. Vallejo(12) "la obsesión es un tipo de
cognición intrusa, parásita, repetitiva, pasiva y egodistónica que genera rechazo por
parte del sujeto que la padece, mientras que la compulsión es un fenómeno activo, ya que
supone una pugna entre la tendencia a la acción (motora o verbal), y la resistencia a
ésta (hacer-no hacer, decir-no decir, etcétera), de forma que no siempre el acto llega a
realizarse." La resistencia es la lucha interna del paciente contra el impulso o el
pensamiento intruso.
"Las ideas obsesivas constituyen el núcleo de la patología
obsesiva. Su carácter intruso y repetitivo, la vivencia angustiosa que el paciente
experimenta y que emana de sí mismo (a diferencia de lo que ocurre con el delirante) y la
imposibilidad de controlarlas eficazmente, si no es de forma transitoria a través de
rituales, constituyen las características básicas de estas ideas".(12)
Para Pujol y Savy (1983),(12) las características
esenciales de las obsesiones son:
1) Carácter insólito y parásito. El sujeto las reconoce como
patológicas procedentes de sí mismo, aunque se oponga a ellas. El origen endógeno de
las obsesiones configura su carácter fatalista, que el paciente experimenta con profunda
desazón, ya que escapan al control voluntario e invaden progresivamente su actividad
cognitiva de forma agobiante.
2) Carácter repetitivo y punzante.
3) Lucha ansiosa del psiquismo. El agobio psíquico que crean las
obsesiones origina una intensa ansiedad, que el paciente intenta conjurar a través de
defensas de diversa índole (rituales), que configuran y complican la sintomatología
inicial.
4) Atmósfera de duda.
Contenido infantiloide
Proponemos llamar contenido infantiloide del pensamiento, en una
persona adulta, cuando se infiere, por su discurso o su conducta, que se vale de algunos
parámetros propios de los niños: animismo, pensamiento mágico, concretismo, pensamiento
lúdico, egocentrismo, actitud irresponsable y despreocupada. Esto le conferirá una
particular desadaptación en relación con los individuos de su misma edad, que la
valorarán generalmente como "inmadura".
Este tipo de pensamiento disminuye en relación inversamente
proporcional al grado de madurez, aunque siempre queda un quantum en el adulto, que no le
impide un desempeño normal ni su ajuste adaptativo al medio. Lo vemos de manera acentuada
en las personalidades histriónicas, dependientes, evitativas, narcisistas,
obsesivo-compulsivos y borderline, según la clasificación del DSM-IV, pero
particularmente en los cuadros neuróticos histéricos, fóbicos y obsesivos. Encontramos
también algunos rasgos de este tipo de pensamiento en los adultos con defectos
esquizofrénicos, deterioro demencial, delirantes y oligofrénicos.
Características del pensamiento infantil
Recurrimos a Piaget(19) para describir el pensamiento
infantil, el cual tiene estas características:
1) Precausalidad: el niño no logra discriminar plenamente lo que
corresponde al sujeto o al objeto. Se expresa como si siempre hubiera una respuesta
posible. Los niños fabulan con extrema facilidad y deforman las relaciones lógicas y
causales.
2) Sincretismo, es decir, pasan de las premisas a las conclusiones de
un salto sin emplear ninguna regla de deducción, sino imágenes y analogías. Además lo
acompañan de un sentimiento de seguridad y creencia que prescinde de todo ensayo de
demostración.
3) Transducción: construyen conceptos sólo por el uso. El niño está
ligado a lo individual, concreto, y pasa de lo singular a lo singular concretamente: la
contradicción no lo perturba. |
4) Realismo: hasta los 8 años el niño tiende a conferir un estado físico, exterior, a
lo que es un proceso íntimo, psicológico.
5) Animismo: como contrapartida, el niño otorga a la cosa física
propiedades vitales, concientes y morales.
6) Artificialismo: de esta confusión entre el mundo interior y
exterior, el niño cree que los objetos del mundo exterior han sido creados por el hombre
y giran alrededor de las necesidades humanas.
7) Realismo nominal: otorga a los nombres un valor intrínseco en lugar
de conferirle una significación convencional.
8) Lógica egocéntrica: falsea las perspectivas de las relaciones
lógicas porque supone que los demás lo entienden y están de acuerdo con él desde el
comienzo, y que las cosas giran alrededor suyo con el único propósito de servirlo y de
asemejarse a él.
9) Autismo puro: pensamiento análogo a los sueños y ensueños, donde
la verdad se confunde con el deseo. A cada deseo corresponde inmediatamente una imagen,
una ilusión, que transforma el deseo en realidad gracias a una pseudoalucinación o
juego.
10) Causalidad psicológica: magia. Creencia en que un deseo cualquiera
puede influir en los objetos, y en la obediencia de las cosas externas.
Reacciones infantiles al estrés
Agregamos a esto los conceptos de A. Brenner(20) sobre
las reacciones de los niños al estrés, para completar la noción de pensamiento
infantiloide.
Los niños utilizan algunas de las siguientes maniobras básicas de
evitación del estrés, aunque actúan sin pensar que se hallan bajo su efecto. A ellos
les parecen buenas soluciones para sus propios problemas, sin importar cuán estúpidas,
ilógicas o autodestructivas puedan parecerle a los demás (adultos):
1) Negación: se comporta como si el estrés no existiera. Por ejemplo,
continúa jugando con su muñeca mientras le dicen que su padre murió.
Pueden negar usando la fantasía para ignorar la realidad, evocar
amigos imaginarios para que les hagan compañía o abandonarse a mágicas fantasías que
los protejan a ellos y a los que aman.
2) Regresión: la vemos cuando los niños actúan como si tuvieran
menos edad y se acoplan a comportamientos pasados. Se convierten en dependientes y
exigentes, con lo cual reciben más afecto y consuelo que los habituales y alivian el
estrés existente.
3) La renuncia: abandonan física y mentalmente la escena. Escapan del
medio portador del estrés o permanecen quietos y casi invisibles. Concentran su atención
en animalitos domésticos y objetos inanimados o se entregan a ensueños para huir
mentalmente, ya que no lo pueden hacer físicamente. Sus esfuerzos les permiten descansar
de la tensión durante un tiempo.
4) El acto impulsivo: los niños actúan impulsivamente y a veces de
manera espectacular para evitar pensar en el pasado o en las consecuencias de sus actos
habituales. Ocultan su sufrimiento haciendo que los demás se enojen con ellos. Persiguen
procedimientos rápidos y fáciles para detener su dolor.
5) El disimulo: permite dejar de lado temporariamente las
preocupaciones.
Por espacio de algunas horas se olvidan de sus preocupaciones y luego
vuelven a ellas.
6) La sublimación: tratan de vencer sus temores o expresar sus
tristezas dejándose absorber por juegos, deportes u hobbies.
7) El humor: toman en broma dificultades y emplean el humor para
expresar ira o dolor.
8) Altruismo: ayudan a los demás en las circunstancias estresantes
para sentirse útiles.
Narcisismo
En la personalidad narcisística podemos encontrar un ejemplo de
pensamiento infantiloide. Al narcisista le parece natural que los demás estén a su
servicio, que lo rodeen de atenciones y suplan inmediatamente sus necesidades, sin pedirle
nada a cambio. Refunfuña ante la postergación de sus deseos y cree firmemente que le
basta desplegar sus gracias innatas para vencer las resistencias externas. Es un fanático
de la empatía unidireccional, todos deben comprenderlo, anticiparse a lo que quiere y
solucionarle sus problemas, pero él avanza despreocupadamente ante las angustias y
carencias de los otros; no es retributivo. Es intolerante, pero sus berrinches e impulsos
tienen que ser soportados sin quejas. Es un príncipe (un rey tiene muchas
responsabilidades) y obra en consecuencia: como en un eterno juego, siempre está "en
pose". Todo lo aparente es muy tenido en cuenta: la ropa, los gestos, el vocabulario,
el lugar. Y no entiende ni lo entenderá jamás, porque su fantasiosa grandiosidad no se
refleja palmo a palmo en ese extraño espejo que es el mundo de los otros.
Criterios de madurez emocional
Como contraste damos los criterios de madurez emocional de R. Vispo(14):
"Recorriendo los trabajos que varios autores realizaron sobre el
concepto de madurez humana, encontramos una serie de cualidades que debe reunir la persona
madura y en la que la gran mayoría coinciden. Aclaramos que no se considerarán los
conceptos de salud mental o de normalidad con los que suele confundirse el concepto de
madurez. Las cualidades a que nos referíamos pueden agruparse desde el punto de vista de
la conducta externa o social y desde el punto de vista interno o intrapsíquico".
Cualidades externas
Una persona madura necesita ser capaz de aceptar la realidad tal
como es, tener una percepción objetiva de ésta, distinguirla del pensamiento que es
expresión de deseos, ser capaz de evaluarla y apreciarla.
También necesita cierta armonía y adaptación al ambiente que la
rodea, ya sea el trabajo, la familia o los amigos.
El término "independencia" se refiere a ser capaz de llegar
a nuestras propias conclusiones, de ser capaces de dar y recibir, cuya mayor expresión es
la capacidad de amar en un verdadero nivel genital heterosexual.
La tolerancia debe mostrarse en dos aspectos: por un lado poder tolerar
frustraciones, tensiones y fracasos; por otro ser tolerante con los demás.
Para ser maduro es necesario aceptar la responsabilidad por nuestras
acciones, nuestras decisiones y por las personas que están bajo nuestro cuidado.
"Autoexpresión" significa la capacidad para comunicar los
propios sentimientos e ideas y expresarse totalmente como ser humano.
En cuanto a la creatividad, ser creativo en este caso apunta a ser
capaz de explorar diferentes caminos del pensamiento y la acción, fuera de los caminos
usuales, sin sentirse amenazado. Es permitirse el asombro.
Cualidades internas
El insight es considerado fundamental por todos los autores.
Es la capacidad de enfrentarse consigo mismo, con nuestras limitaciones, motivaciones y
posibilidades.
También es necesario un mínimo de ansiedad flotante y de agresión;
esta última, sublimada en la dirección correcta, es la máquina generadora de todas
nuestras actividades y producciones.
La madurez implica que la persona está en paz consigo misma, que se
acepta tal como es y que no trata de proyectar una falsa imagen de sí misma en el mundo
circundante. Desde esta paz se desarrolla un sentimiento de satisfacción con la vida, de
aceptación de las cosas buenas y malas que deben encararse diariamente.
Estas cualidades internas permitirán una continuidad o consistencia de
la personalidad, lo que no quiere decir que no se tendrá momentos de conductas regresivas
(curiosidad infantil, juegos, fantasías).
Finalmente, una persona madura debe ser capaz de estar sola, que no es
lo mismo que el sentimiento de soledad. Implica aceptar el hecho de que el diálogo con
nuestros semejantes es relativo, y que nuestra fuerza proviene esencialmente del interior
de cada uno.
Las cualidades sociales e intrapsíquicas se unen para expresar el
sistema de objetivos y valores que darán forma y razón a la existencia.
Contenido paranoide
El sufijo "oide" significa semejante, por
eso se designa como paranoide a la persona que presenta rasgos atenuados que hacen
recordar a la psicosis delirante paranoica.
Desconfianza
El rasgo paranoide se caracteriza por girar alrededor de un núcleo
que es la desconfianza. La falta de confianza, en última instancia, es un problema de fe.
En la fe, que es el fundamento de la creencia, no hay lugar para la duda o el
análisis, es creer sin que importe entender. Si bien tiene su máxima expresión en lo
místico y religioso, la fe se enseñorea en todos los terrenos de lo mental. Somos
personas confiadas, confiamos en nuestro entorno, confiamos en que la rutina que tuvimos a
lo largo de nuestra vida se va a repetir en el día de hoy, y luego en el día de mañana
y así sucesivamente. |
Hay una confianza básica,
ingenua, en el sistema y en el medio que vivimos. También tenemos confianza en el resto
de la gente; más allá de la crítica que podemos hacer, básicamente confiamos en
nuestra comunidad, en nuestros familiares. De no existir esa confianza, esa fe, el grupo
se disgregaría. Es una confianza ingenua, porque si nos ponemos a analizar, sólo se basa
en la repetición, en la costumbre, y eso es lo que descubre el paranoide. Es un hombre o
una mujer que se planta frente al consenso y se pregunta el por qué de las bases de ese
consenso y obtiene una conclusión negativa: que no estamos asentados en una comunidad que
pueda darle tranquilidad absoluta y que las personas que lo rodean pueden ser
potencialmente sus enemigos, no son leales o fieles. Aquí falta entonces la adhesión al
sistema de creencias común, a lo consensuado.
Abuso del razonamiento deductivo
Si alguien desconfía de un sistema de creencias consensuado,
evidentemente debe formar, si no se desmorona como persona, su propio sistema de
creencias. Éste se va a basar en un uso abusivo del razonamiento, de la interpretación,
que formará una posición muy particular en relación con el resto de las personas.
Utiliza básicamente un tipo de razonamiento deductivo que parte de un prejuicio,
por ejemplo: "Me quieren perjudicar", que los hechos particulares sólo
confirman o no. Es este prejuicio el origen de muchos de sus juicios falsos, y hace que
interprete las acciones de los demás como rebajantes, amenazantes y hostiles; en
consecuencia, siempre son obstinados, rígidos y están a la defensiva.
"El pensar razonado es el juez infalible sobre el ser o el no
ser. Ninguna cosa inmediata debe aceptarse de por sí como real: todo debe
«fundamentarse». Sólo es real lo que puede explicarse. Lo que no puede explicarse
mediante axiomas libres de contradicción no existe."(21)
Búsqueda de las claves
Los paranoides tratan de buscar las claves que revelan las
intenciones de los demás, buscan la segunda intención, la prueba que
demuestre que estaban en lo cierto. Dividen a las personas entre los que están con ellos
y los que están en contra, no hay términos medios.
Evitación de la intimidad
Se mantienen firmes en su postura; evitan la intimidad por temor a
dar información que pueda ser utilizada como arma por sus enemigos. "Evito la
intimidad, el contacto, mantengo un tipo de relación superficial, y por supuesto que voy
a ser susceptible, voy a estar alerta ante las actividades de los demás. Detalles que
para otros pueden ser cosas triviales, banales, para mí encajan perfectamente en un
patrón concatenador de hechos, que pueden llegar a ser indicios de un complot o algo que
están tramando en mi contra."
Estado de alerta
Por eso están muy alertas. Se nota en el paranoide, cuando se lo
observa, el estado de alerta, de tensión. Es una persona que está en lucha:
"olfatea" el ataque, el complot y la infidelidad donde los otros nada ven.
Rencorosos
Son rencorosos, recuerdan los agravios, las humillaciones y los
insultos por siempre, y están a la espera del retrueque y la venganza. La
sobrevaloración, la intolerancia a la crítica, la autojustificación de los errores, el
humor irónico y la necesidad del contrincante (siempre están peleando con
alguien), completan los rasgos de esta personalidad.
Desde el punto de vista clásico se caracteriza a estas personalidades
por los siguientes ítems: desconfianza, susceptibilidad, proyección, autorreferencia,
grandiosidad. En este caso, proyección es atribuirle a los demás intenciones que
coinciden con los prejuicios del paranoide.
Grandiosidad
Decimos "grandiosidad" porque tienen su propia manera de
ver el mundo y le dan un alto grado de validez respecto de la forma en que lo evalúan los
demás. "La diferencia entre los otros y yo es que pienso; lo que digo lo razono
en todos los detalles y las otras personas no. En consecuencia las conclusiones que saco
son mejores y verdaderas, lo he comprobado muchas veces. Es así. Mi mujer, por ejemplo,
tiene dos neuronas: una para controlar los esfinteres y la otra para mantener el
equilibrio. Si usa una de ellas la otra se descontrola, o se hace pis o se cae al piso.
Así que opta por no usarlas, no pensar."
El porte
Si lo describimos, observamos que es muy detallista, puntilloso; es
una persona de porte prolijo, no es un desaliñado o un bohemio: es atildado y conserva
una postura erecta, desafiante; la mirada es hacia los ojos, de estudio. Mira a los ojos o
de costado. Los rasgos suelen ser duros, el entrecejo ceñido. Inspira respeto. Cuando
está frente a nosotros nos estudia, sentimos la sensación de estar rindiendo examen.
Sopesa constantemente lo que decimos, cómo lo decimos, y sobre todo cómo nos dirigimos a
él. Se considera una persona respetable y de valor. No es conveniente tutear a un
paranoide, hacerlo esperar o no mantener ciertas reglas mínimas de cortesía.
Un hombre de dos caras
Si tenemos oportunidad de hablar con un familiar, vamos a encontrar
un rasgo cuya descripción aún no he hallado en la literatura: el paranoide tiene una
conducta bifronte: tiene un tipo de conducta para los allegados y otra muy distinta para
los otros. "En casa siempre está malhumorado, poco comunicativo, pero con sus amigos
o en el trabajo es otra persona: hace bromas, charla con todos, se hace querer."
"Hay algo que me da mucha bronca de mi padre, en casa lee el
diario, mira televisión, siempre con mala cara. Si cualquiera lo llama por teléfono, se
convierte en otra persona, es parlanchín, chistoso. Cuelga el tubo y vuelve a tener mala
cara."
Respeto por la jerarquía
Otro rasgo es el respeto por la jerarquía. A pesar de la
desconfianza, el paranoide valoriza mucho la jerarquía. Es éste un elemento muy
importante para ser tenido en cuenta por el psicoterapeuta. Tienen un sistema de
jerarquías, respetan a unos y desvalorizan a otros. Y así en todos los ítems de la
vida. En la familia o en el trabajo, por ejemplo, respetan sólo a las personas a las que
les atribuyen cualidades suficientemente valiosas. Al resto los descalifican. Sólo
consiguiendo el respeto de un paciente paranoide podemos realizar un tratamiento eficaz. Y
esto depende, amén de nuestra personalidad y conocimientos, de una actitud franca y
coherente, sin ocultamientos (es un experto en captarlos), y del trato que le dispensemos.
"Respeto, decía Baruch Espinosa, es lo que hay que tener para conseguir."
Contenido delirante
Pensamos que el pensamiento delirante es siempre secundario a un
proceso morboso cerebral que da primariamente la psicosis. "Cuando el delirio
aparece, la psicosis es vieja", decía Clerambault. Apoyamos esta tesis y no estamos
de acuerdo con el concepto de idea delirante primaria en cuanto a que genera por sí la
psicosis: la aparición súbita de un pensamiento delirante debe ser subsecuente a un
proceso morboso también agudo.
Otra realidad
El neurótico significa de la misma manera que el común la
realidad, pero la sufre. El psicópata también, pero su manera de valorar algunos
aspectos de la realidad es distinta. El psicótico significa la realidad de manera tal,
que parece tener "otra" realidad, si la comparamos con el común de la gente. La
realidad del psicótico no es la realidad. Llamamos "delirio" a este
aferrarse a tal manera de significar la realidad.
El pensamiento delirante es ininfluenciable y sería, entonces, el
resultado de un pensar morboso, derivado de alteraciones cerebrales, que genera una
particular y no consensuada manera de significar la realidad.
Definiciones clásicas
Para Bonnet el pensamiento delirante es "un error patológico
y persistente del juicio de realidad, dotado de gran poder de autoconvicción, y por lo
tanto irreductible a los argumentos más convincentes de la lógica.
Bumke lo define como una alteración del juicio crítico que da un
error incorregible originado patológicamente.
Jaspers señala las siguientes características:
1) Juicio de realidad erróneamente patológico;
2) Firme convicción subjetiva;
3) Impermeabilidad, ininfluenciabilidad e incorregibilidad de la idea a
las refutaciones y objeciones de la sana lógica;
4) Inverosimilitud del contenido;
5) Comprensibilidad o incomprensibilidad del delirio según tenga un
origen vivencial o endógeno.
En cuanto al pensamiento delirante, dice Jaspers, deriva de juicios
falseados. El otro elemento que caracteriza al delirio es la certeza.
Incomparable evidencia de certeza, dice Jaspers, no es una certeza
común; el delirante tiene absoluta certeza de lo que está pasando o lo que va a pasar.
Una certeza incomparable que condiciona la conducta, dice H. Grühle, idea retomada luego
por Jaspers. Y es, al decir de Jaspers usando ya la tesis comprensiva de
Dilthey, psicológicamente incomprensible. |
Error patológico
La certeza nos va a llevar a que el delirio no pueda ser reducido
ni por el razonamiento ni por la experiencia, es decir es ininfluenciable. A un delirante
podemos hablarle cuatro o cinco días seguidos si queremos, pero no va a cambiar su
certeza. Podemos hacer variar el argumento de cualquier persona si ese argumento es débil
y generamos duda. En la certeza no hay margen para la duda.
Error simple
A cualquier persona le pueden ocurrir cosas que a otra persona la
llevaría a pensar que está en un error. Porque estamos reconfirmando constantemente
nuestra conducta, directa o indirectamente, con los otros: un amigo dice: "Mirá,
estás equivocado, esto es así", entonces lo pensamos y modificamos. O bien por
experiencia, se comete un error, algo sale mal y se piensa: "Este método que usé no
es adecuado, no es correcto".
Nada de eso es posible en el delirio.
Si un delirio ha sido aparentemente modificado o reducido sólo por
medio del razonamiento y el delirante dice: "Sabe que usted tenía razón",
pueden haber pasado dos cosas:
1) No era un delirio o
2) El paciente no quiere seguir hablando de ese asunto y está
mintiendo.
El delirio tiene certeza incomparable, no cede, no hace la autocrítica
en el período de estado.
Delirio y creencia
Veamos algunas diferencias entre el delirio y la creencia.
No concensuado
Otro elemento del delirio es que no es consensuado. Esta es la
característica que lo diferencia de las creencias. Es individual.
El delirante es un individuo que delira, no hay un grupo que
delira, no hay delirios compartidos.
Intransferible
El delirio es individual, intransferible. La psicosis no es
contagiosa. A esto se opone la idea de que hay gente que delira de a dos o en conjunto;
por ejemplo: las sectas, como el caso de los japoneses que echan gases en los
subterráneos, o bien los musulmanes que ponen coches bombas, etcétera.
Insisto en que el delirio es intransferible y no consensuado. ¿Por
qué? Porque puede haber un delirante que sea el líder, y los otros son los que le creen.
En toda secta hay un consenso, hay un grupo de fanáticos. El fanatismo es propio de los
grupos estables, en mayor o menor medida; cuando el fanatismo es intenso tenemos estos
grupos de fundamentalistas o las sectas, pero son consensuados, "Yo creo lo mismo que
vos o que ella, todo nuestro grupo cree en tal cosa". Es lo que pasa en las
religiones o en las supersticiones.
Lo cultural
En el litoral, por ejemplo, hay un pájaro que se llama caburé,
que tiene una mirada muy particular que hace que los otros pajaritos queden
"hipnotizados", "fascinados" sería la palabra correcta, circunstancia
que aprovecha el caburé para comérselos. Entonces, por el pensamiento mágico que
describimos antes, por el principio de proximidad, los lugareños toman una plumita de
caburé y la envuelven en una tela, roja por lo general, y a eso le llaman
"payé" o "amuleto", y lo usan los muchachos para fascinar a las
chicas. ¿Se entiende cómo es el pensamiento mágico? "Si yo tengo esto que
pertenece a aquél que tiene tal poder, me lo puede transmitir." Y andan con eso, y a
lo mejor les da seguridad y terminan fascinando en serio.
Apresuradamente podemos decir que se trata de un delirante que toma una
pluma y cree que gracias a esa pluma tiene el poder de fascinar a las mujeres. Pero eso es
propio de una región, es una creencia, es consensuado, lo cree desde el cura hasta el
profesor que da filosofía allí, es propio del lugar. En cambio el delirio no es
consensuado, es intransferible.
Psicológicamente incomprensible
El delirio es psicológicamente incomprensible y cuando decimos
así no hablamos del entendimiento. Por ejemplo, un delirante puede decir, como decía uno
en un pabellón del Hospital "José T. Borda": "Yo soy vegetariano y estoy
en contra de todos los que consumen carne y de los carniceros", y había hecho una
campaña entre todos sus vecinos para que sean vegetarianos, aludiendo a ciertos
perjuicios que implicaba el consumo de carne.
Empatía
Hasta ahí, desde el punto de vista del entendimiento, es
entendible: la persona tiene una teoría, está bastante sustentada, en consecuencia es
razonable. Yo, puesto en su lugar, puedo razonar así. Pero el terapeuta debe ser
paciente. El delirante pone muchas vallas, muchas paredes mentales que uno tiene que ir
derrumbando despacio con la paciencia.
Un delirante por lo general tiene un delirio de persecución; en el
trasfondo del delirio siempre hay algo de persecución, siempre hay una idea de perjuicio
de base.
Desconfianza
Otro de los elementos básicos en este tipo de delirio es la
desconfianza.
Hasta que los delirantes no capten que el terapeuta no pertenece a los
"otros", a los perseguidores, no ceden sus barreras. Y eso se obtiene con
paciencia, escuchándolos, mostrándoles cierta actitud de comprensión, no estando
apurado, no mostrándose ansioso, siendo flexible con el horario; a veces hay que escuchar
horas a un delirante hasta que manifieste su delirio.
Hay un elemento que es propio de la fisiología del cerebro, que es la
fatigabilidad: el paciente puede mostrar cierto vigor psíquico para mantener su valla de
no transmitir el delirio. Pero llega un momento en que si se lo escucha, se relaja y
empieza a expresar algunas ideas delirantes, entonces el psiquiatra engancha eso y
paulatinamente va desplegando el delirio. Puede pasar una hora o dos, o a lo mejor no se
da en la primera entrevista, sino en la segunda o en la tercera.
Un delirante, desde ya, es un psicótico, eso es obvio.
Un delirante es un psicótico
No es un neurótico que delira ni un psicópata que delira: es un
psicótico, en ese momento está en un estado psicótico.
Incomprensibilidad
Retomamos ahora la característica de que el delirio es
psicológicamente incomprensible: cuando nosotros ahondamos, una vez que pasamos estas
vallas, ganamos la confianza y aparece el delirio, ya no podemos hacer la empatía. Por
ejemplo, el enfermo del que hablamos decía: "Cuando paso frente al carnicero me mira
raro, y a veces sale a la puerta y está con una cuchilla".
Se puede razonar: "Si este hombre está alborotando el barrio y le
está arruinando el negocio, es evidente que el carnicero puede tener cierta actitud
amenazante". Hasta ahí está todo bien, pero después el delirante continuaba
diciendo que había un auto frente a su casa, que en realidad pertenecía al gremio de
carniceros que lo estaba vigilando, y que muchas veces se daba cuenta que había autos que
lo seguían y que eran de los carniceros que lo querían atrapar. Ahí ya resulta
absolutamente incomprensible. Un carnicero puede ser, pero todo el gremio de carniceros
detrás de él, no. Uno ya no puede compartir esa idea, por eso es psicológicamente
incomprensible; si bien se entendió todo el resto, llega un punto en que se pierde la
empatía. |
Falsa noción de enfermedad
Hay que tener en cuenta que muchas veces los pacientes del hospital
están muy trabajados porque los ve un psicólogo, después un psiquiatra, después otro
psicólogo y al final terminan aprendiendo qué es lo que tienen que decir. Pueden
responder a la pregunta de por qué están en el hospital diciendo: "Y... yo estoy
acá porque estoy loco", pero en realidad es simplemente una expresión, porque
piensan que eso es lo que hay que decir para no ser molestados.
Condiciona la conducta
Recordamos las características del delirio: certeza, juicio
falseado, no consensuado, irreductible. Al tener una certeza, lo hace irreductible, y al
ser irreductible, ¿qué pasa con la corrección del error? No se realiza porque es
impermeable al razonamiento y a la experiencia.
Nos movemos en función de lo que creemos, tenemos un patrón de
creencias y en función de eso nos conducimos. Si el patrón de creencias es un delirio,
el delirante se va a mover en función de éste, es decir que el delirio condiciona la
conducta, como decían los clásicos.
La confianza básica
¿Por qué un delirante se aferra tanto a su creencia? Por
ejemplo:(18) Veo que pasa un gato negro, entonces hago el comentario en voz
alta porque me parece insólito que en el aula del Borda aparezca un gato negro. Entonces
pregunto: "¿Vieron el gato negro?, ¿lo viste?" "¡Sí!"
"¿Vos?" "¡Sí!" ¿Qué estoy haciendo?. Estoy cotejando con los
otros si lo que pensé o lo que vi es real, es decir, les tengo confianza a ustedes, hay
una confianza en los otros. Yo pienso: vi un gato negro (no voy a dudar de mí), pero,
¿lo habrán visto los otros? Necesito la confirmación. Hay una reciprocidad en cuanto a
la confianza. La confianza en los otros es lo que está deteriorado en el delirante. Un
delirante pensaría: "Yo veo un gato negro y si ustedes me dicen que no lo ven, es
que a ustedes algo les pasa. O están complotados para hacerme creer que no lo ven, o no
tienen la «facultad» de verlo".
Confianza viene de tener fe (con-fiar, con-fe), y la
fe, como vimos, es absolutamente irracional: uno tiene fe, no se argumenta por qué se
tiene fe, simplemente se cree.
El hábito, la costumbre, la reiteración, hace que bajemos las
defensas en cuanto a su sentido preventivo y no hagamos un análisis constante de las
cosas.
La pérdida del azar
El delirante perdió la confianza básica; en el delirante no
existe el azar, la casualidad. Todo es causal: si pasan las cosas es porque hay una causa,
y esa causa por lo general es autorreferencial, se relaciona con él.
Por lo tanto, si esta persona pierde la fe en los demás, pierde la fe
en los hábitos y en las costumbres. Evidentemente, para él, todo lo que sea producido
por los otros, en cuanto a contraargumentación, va a ser minimizado o no tenido en
cuenta. Todo lo que le ocurre, dado que no existe la casualidad sino la causalidad, va a
ser resignificado en función de la temática delirante. Entonces vemos en el delirante
una postura firme, irreductible, una condición de vida que ha adquirido, una visión del
mundo nueva e intransferible: por eso decíamos que el delirio es algo individual.
La pérdida de la empatía
De acuerdo con esto se va a entender el otro axioma del delirio.
Grühle dice que el delirio es psicológicamente incomprensible. Lo retoma Jaspers en su Psicopatología
General.
Es decir, si yo me pongo en lugar del delirante, jamás voy a poder
pensar igual. ¿Por qué? Porque tengo una estructuración, un plano del mundo distinto, y
por lo tanto no puedo encajar en su sistema de pensamiento.
Yo, puesto en el lugar del otro, no puedo generar un pensamiento
similar.
Luego, lo que dice esta persona, el discurso, la temática, nos parece
extranjera, alienus, alienada, fuera de nuestro territorio mental. De ahí viene
"alienado" y "delirar" (de delirare, fuera de surco).
Hasta aquí nos hemos referido a la forma del delirio y a los elementos
a tener en cuenta para detectarlo.
La temática delirante
Otra cosa es la temática, el contenido del delirio, o sea el
discurso del delirante que va a depender de su biografía. El delirante lo llena con lo
que sabe, con los datos que tiene almacenados.
Decimos que una temática es verosímil; si el discurso que tiene el
delirante es creíble, es decir, tiene posibilidades de ser cierto, genera una duda en el
interlocutor. Como es el caso, por ejemplo, de un delirio celotípico.
Decimos inverosímil cuando la argumentación o la temática que estuvo
utilizando, "la novela" delirante, como decían los franceses, no encaja para
nada con lo que consideramos la realidad, como el que dice que es el representante de
Júpiter en la Tierra.
Otra cosa que nos hace parecer verosímil una temática delirante, por
ejemplo en el caso de los paranoicos, es que por lo general son hiperrazonantes, son
personas que trabajan constantemente su delirio, su tema delirante, con argumentaciones y
contraargumentaciones. Si alguien que escucha por primera vez el delirio, intenta
refutarlo, como el delirante tiene tan trabajadas sus argumentaciones, puede contestar
rápidamente con una buena fundamentación, convenciendo al interlocutor de que no lo ha
pensado lo suficiente. Es por eso que hay que ejercer una de las cualidades básicas del
terapeuta, que es la paciencia. Hay temáticas que son tan verosímiles que es muy
difícil descubrir el delirio.
La estructura
Clásicamente, de acuerdo con su estructura, el delirio se
clasifica en bien sistematizados, mal sistematizados y polimorfos.
Si la temática está bien armada, si tiene una estructura
"lógica" bastante bien trabajada, si tiene un núcleo, decimos que es de estructura
bien sistematizada, como es el caso del delirio de los paranoicos.
Si son varios núcleos y hay ciertas fallas en cuanto a la
presentación de su delirio, decimos que es poco sistematizado o mal sistematizado,
como en los cuadros parafrénicos.
Si tiene muchos núcleos, decimos que es polimorfo, como en el
caso de los delirios en los esquizofrénicos y algunos parafrénicos muy deteriorados.
La paranoia habitualmente comienza en los adultos, más allá de los 25
años; es un solo tema delirante, son hiperrazonantes por lo general, de buen vigor
psíquico y pueden funcionar socialmente bien, en el resto de las cosas que no se
relacionen con su núcleo delirante.
Los parafrénicos a veces pueden tener una vida bastante aceptable.
Como dice H. Ey, cabalgan entre dos mundos, se manejan bien, aceptable o relativamente
bien, en el mundo real, el de todos, y a su vez tienen su mundo delirante.
La temática delirante puede ser reforzada por estímulos externos
comunes o patológicos como las alucinaciones, ilusiones, sugestión, mecanismos
oníricos, etcétera, que no desencadenan el delirio como se pensaba antes, sino que
"alimentan" la temática.
El delirio mal sistematizado es aquel que tiene varios núcleos
delirantes. Por ejemplo: por un lado tiene ideas de persecución que la policía lo
persigue por determinados motivos y por otro lado cree que es el Príncipe de
Australia.
Lo nuclear no es la temática: debe buscarse la forma. La temática
debe usarse para configurar la forma y no al revés. Si se presta atención a la temática
simplemente se encontrarán aspectos biográficos o cosas distorsionadas de la realidad.
La percepción con interpretación delirante
La mal llamada percepción delirante (la percepción no delira, se
significa anómalamente lo percibido) es un fenómeno frecuente en algunos cuadros
delirantes, sobre todo en la esquizofrenia. La percepción con interpretación delirante
es bimembre. Involucra dos pasos: lo percibido y la significación de lo percibido.
Constantemente percibimos y significamos lo percibido, vamos
estructurando lo percibido en función de lo almacenado. Por ejemplo, percibo un gato
negro que entra, y ¿qué significado le doy a eso? Creo que es casualidad, es un gato
negro que encontró un lugar y se metió.
En la percepción con interpretación delirante, lo percibido se
percibe de la misma manera: entra un gato negro. No hay una distorsión perceptiva,
pero se le da una significación anómala, en sentido de señal, mensaje, y siempre
autorreferencial: entró el gato negro, eso significa una señal, un aviso, un
mensaje, "Te van a matar", y es autorreferencial, lo mandaron para él.
Habitualmente nadie piensa que le van a mandar un gato negro para
comunicarle algún mensaje. Para producir la percepción con interpretación delirante se
utiliza lo externo más lo interno.
Por ejemplo, una paciente decía: "Yo iba por la calle tal, y de
pronto había un cartel que decía «clausurado», no pasar por esta calle, entonces ahí
me di cuenta que fulanito de tal me estaba diciendo que lo llame". Se le pregunta:
"¿El cartel decía algo, tenía una notita?" "No, no, ¿no se da cuenta?
Estaba el cartel que decía no pasar, eso quiere decir que si no puedo seguir, tengo que
llamarlo a fulano". Este relato es psicológicamente incomprensible, no tiene sentido
para el que lo escucha.
"Mis «vecinitas» entran a preguntarme cosas. Me hacen reír.
¡Son tan tontas para vigilarme! El diariero que está frente a mi casa también me
vigila."
"¡Es terrible! Voy en colectivo y hay varias mujeres
policías, chicos con guardapolvo, todos me vigilan. Creo que en la Iglesia también me
vigilan."
"«Ellos» me cortaron el agua. Suelen hacer eso. Le pregunté al
encargado y me quiso hacer creer que se había roto la bomba de agua."
"Otra consigna que vi en el camino: Gamuza Azul (un negocio de
zapatos)."
¡Ah!, y otra señal: había un tipo moviendo una hoja.
¿Y eso qué significa?
Que iba a tener que ir a ese lugar.
¿Qué lugar?
A Gamuza Azul.
¿Para qué?
Porque iba a recibir un mensaje, eso es lo que interpreté.
La ocurrencia delirante
En cambio en la ocurrencia delirante se trabaja siempre con
representaciones, con datos internos derivados de la imaginación o la memoria. No sale de
lo interno, es unimembre; ejemplo de ella son los casos de creerse enviado de Cristo,
descendiente de tal rey, etcétera.
A esto también se le llama en la literatura "intuición
delirante" u "ocurrencia delirante".
"La diosa Juno se había reencarnado en mí, tenía la
sensación de que todos los seres vivientes eran mis hijos. Yo era la madre de la
humanidad, el primer protozoario que había dado origen a todos los seres vivos."
Bibliografía
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General, Buenos Aires, Beta, 1963.
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(Debo expresar aquí mi reconocimiento al doctor Daniel Vidal por sus clases en el Curso
Superior para Médicos Psiquiatras de la UBA sobre los conceptos clásicos en el tema
"Pensamiento", y especialmente en la diferenciación entre pensamiento mágico y
lógico.)
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18. Fragmento de clase del Curso de Semiología del Hospital
"José T. Borda", 1995. (Efectivamente, un gato buscó refugio en el aula del
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